Alfonso Nuin volvió hace 11 años al pueblo de su familia, Hiriberri, a raíz de otra crisis, financiera entonces. La empresa donde trabajaba cerró y pensó en habilitar una casa rural en la casona del siglo XVIII que estaba arreglando en este concejo de Arakil. Así, dio un giro a su vida, decisión de la que no se ha arrepentido. “Quería vivir de esto y hasta ahora ha sido posible”, apunta. Lo cierto es que desde un principio Martinberika funcionó bien, sobre todo a partir de habilitar la ganbara con dos habitaciones más para contar con una capacidad de 12 personas. “El año pasado estuvo ocupada todos los fines de semana salvo 2-3”, observa.

Pero la covid-19 lo ha cambiado todo. Si bien después del confinamiento se trabajó bien, con los nuevos rebrotes comenzaron las cancelaciones . “Septiembre suele ser un mes muy bueno y este año fue flojo”, observa. Octubre no está siendo mejor, sobre todo a partir del anuncio del cierre perimetral de Navarra, en plena temporada de hongos y con los montes de los alrededores teñidos de mil colores. La clientela de fin de semana procede sobre todo de Bizkaia, Gipuzkoa y en menor medida de Álava y de Navarra. En verano el perfil cambia, con grupos de Catalunya, Madrid y Levante principalmente y una semana de estancia. “Suelen ser familias y grupos de amigos con hijos pero este año se ha visto más grupos de jóvenes para hacer fiestas. Me ha pasado en tres ocasiones. Aunque dejaron la casa bien, había follón y no quiero. Ahora pregunto antes”, apunta.

Nuin es presidente de Bidelagun, una asociación creada en 2006 para impulsar el sector turístico en Sakana. Si bien en un principio solo aglutinaba a alojamientos rurales, en 2014, se abrió a todos aquellos agentes relacionados de alguna manera con el turismo como artesanos, ganaderos o empresas de actividades. En la actualidad son una treintena de socios. “La situación es mala y no pinta bien. Va a ser un año muy malo y además no se ve solución en un futuro inmediato. Con toda seguridad habrá alojamientos que echarán el cierre”, dice Nuin. “Ya existía el problema de continuidad en pequeños negocios del entorno rural cuando se van jubilando los mayores y esto lo va a empeorar”, sostiene. Por otro lado, Nuin destaca que él y otros muchos propietarios de casas rurales no han podido optar a las ayudas para autónomos. “Si se alquila por habitaciones se tiene derecho a esas ayudas pero cuando es la casa entera se considera alquiler. Estamos en un limbo”, lamenta. “En Turismo saben de esta problemática pero no se ha hecho nada”, incide.