Tiene una larga experiencia como gestor sanitario, pero para Gregorio Achutegui Basagoiti enfrentarse a esta pandemia ha sido "un reto". Actualmente, gran parte de su trabajo se centra en colaborar en la toma de decisiones relativas a la covid-19, pero su principal función es "trabajar por mejorar las capacidades de la organización para dar respuesta a los retos que se nos echan encima", como son el envejecimiento de la población, pero también "las nuevas oportunidades de diagnóstico y de tratamiento". Al respecto, señala que "ahí hay que afinar muy bien, saber dónde estamos y buscar también colaboradores, porque claro, no debemos olvidarnos que somos una comunidad un poco pequeña y, por lo tanto, para hacer que algunas cosas sean asequibles hay que hacer alianzas para mejorar nuestras capacidades". Reconoce que existe fatiga pandémica en la población y en los profesionales, pero "la luz al final del túnel está más cerca. Estamos prácticamente convencidos de que va a estar la población vacunada este año".

Llegó en la segunda ola de la covid-19, hace algo más de seis meses. ¿Cómo se encontró el Servicio Navarro de Salud-Osasunbidea (SNS-O)?

-Como todas las organizaciones tiene fortalezas y debilidades. Entonces, yo me encontré con algunas fortalezas, como que tiene un sistema sanitario bastante consolidado, con buenos profesionales, con una historia clínica bastante desarrollada, con buenas bases de datos, con la población que valora bastante bien su servicio, pero también tiene sus debilidades, sobre todo de cara a irse adaptando a las exigencias de los tiempos modernos y a las posibilidades que ofrece hoy, por un lado, la tecnología y, por otro lado, las costumbres sociales, que van cambiando; entonces tenemos que adaptarnos. Ahí quizá tenemos todavía poca cintura.

¿Cómo se podría subsanar eso?

-Trabajando en la organización y dotándonos de herramientas que nos permitan esa flexibilidad de manera más ágil.

El 30 de abril finalizan las contrataciones de 1.200 profesionales que forman parte del contingente covid. ¿Cuántos de esos contratos se van a renovar? ¿Qué áreas reforzarán?

-El tema hay que verlo en la perspectiva en la que estamos. Nuestra perspectiva es que la pandemia este año se irá poco a poco dominando, ahora estamos en una cuarta ola pero, teniendo en cuenta la solución prácticamente fundamental y única contra la pandemia, que es la vacunación, y las perspectivas que hay, nuestra idea es ir desescalando el contingente especial para convertirlo en una plantilla ordinaria de refuerzo de la plantilla habitual de Osasunbidea. Este es el proceso y hasta ahora ha sido solo de escalada, hemos llegado a la cumbre, y ahora hay que ir bajando con cuidado, muy despacio, con precaución. Nosotros hemos hecho unas previsiones, que como todas en esta pandemia se pueden ir flexibilizando y modificando, pero nuestra previsión la hemos hecho hasta octubre para atender el reto de la pandemia en estos meses y permitir que nuestro personal tenga sus vacaciones y su descanso, que afortunadamente hemos podido conseguirlo tanto en Navidades como en Semana Santa. En este proceso de desescalada hemos previsto ahora una contratación aproximada de entre 900 y 1.000 profesionales -más cerca a este último dato-, pero no puedo dar una cifra exacta, porque vamos variando en función de las necesidades. Lo que ocurre es que en la desescalada se ha producido una cosa muy importante, y es la que quizá ha generado más dificultades y es difícil de entender.

¿A qué se refiere?

-Hasta ahora se ha contratado todo por listas cortas, muy rápido y tal, y ahora ya hay que hacer el proceso de desescalada de una forma más ordenada, un poco más tranquila, y esto se llama pasar a listas largas. Se trata de que fundamentalmente tengan su oportunidad las personas que han estado en las OPES, han sacado sus puntuaciones y nosotros tenemos que respetar los derechos de esa gente a poder acceder al SNS-O. La combinación de esas cosas, el descenso y el cambio de listas, ha generado en algunos la creencia de que poco menos que íbamos a poner a gente sin experiencia. Primero hay que decirlo que en las categorías fundamentales eso es casi imposible, porque es que no hay tampoco mucho en el mercado. Entonces, a pesar de eso, si se producen desajustes por este proceso de contratación tenemos un arma en nuestra mano, que es modificar la situación de la persona contratada para que si no está en el sitio que la necesitamos se pueda trasladar, con lo cual en ningún caso va a haber problemas ni de falta de gente con experiencia en la UCI, ni de nada que sea fundamental; eso con toda seguridad.

Este cambio de la contratación de las listas cortas (menos de 6 meses) a las largas ha generando malestar porque dicen que llevan un año enfrentándose al bicho y no siempre en las condiciones adecuadas.

-Llevan ya muchos meses en las condiciones adecuadas. Al principio quizá no.

¿Por qué este cambio de criterio? ¿Hubo un error al inicio?

-Creo que no, no lo sé. Tú en emergencia no actúas exactamente igual que en una situación ordinaria, actúas con métodos extraordinarios, ha habido muchísimos métodos de contratación de emergencia de muchas cosas: de suministros, de personal... Lo mismo la ocupación de Refena. Multitud de cosas se hicieron al principio por emergencia, pero ahora ya no estamos en esa situación sino que tenemos reforzado bastante el sistema y, por lo tanto, tenemos que ir desescalando de manera ordenada, por un procedimiento ordinario, que es el de contratar a la gente por las listas de contratación, con excepciones.

¿Ese relevo o extinción de contratos puede perjudicar a la atención?

-No, en nuestra opinión no va a perjudicar en absoluto, porque si se produce algún desajuste, insisto, a la gente se le moverá. Por un lado, vamos a tener siempre todo el personal que necesitemos. Nosotros hemos previsto uno, pero si viésemos que la situación de la pandemia nos obliga a contratar algo más de lo que habíamos previsto lo haremos. Y, desde luego, si después del 30 de abril, cuando estemos en una situación un poco diferente, tenemos que mover a gente para que ocupe sitios que nos parezcan esenciales y que no estén debidamente cubiertos, lo haremos, porque tenemos instrumentos legales ahora mismo en la pandemia. No va a haber ninguna dificultad, pero entiendo que para la gente genera cierta inquietud.

De esta reducción hasta 900-1.000 profesionales, ¿en qué áreas se va a recortar? ¿De qué profesionales?

-No tengo las cifras exactas. Este mes, como estamos en la transición y una de las cosas que vamos a reforzar y que estamos reforzando por necesidad es la vacunación, nos estamos adelantando un poco a eso. Como resultado, este mes ya no estamos en 1.200, sino en más de 1.300. Es un proceso de ajuste que no se puede hacer en un día. No es que estén un día 1.200 y al día siguiente, 900; va un poco progresivamente. Ahora mismo no le puedo decir cuántos, pero básicamente en las categorías importantes no se va a producir una reducción sustancial. Quizá en administrativos sí que haya una reducción relativamente importante y lo demás será un poco proporcional, pero desde luego no en las categorías de cuidados. En la Atención Primaria baja bastante menos o casi nada, pero sí en Hospitalaria.

¿El cambio de sede del dispositivo de Refena a Forem a qué responde? ¿No cree que la logística es peor?

-Al comienzo de la pandemia, se vio Refena como la mejor oportunidad y se entró allá. Entonces, nosotros necesitábamos regularizar eso. Lo evaluamos y vimos lo que necesitaba para adaptarse aquello correctamente a la situación actual, evaluamos otras alternativas y nos salió la de Forem. La verdad es que no hemos tenido muchos alternativas, pero lo evaluamos y nos pareció que debidamente retocado y adaptado Forem podía cumplir la función perfectamente y era un sitio más organizado y, en definitiva, una solución mejor que la que era Refena, donde no dejamos de estar de inquilinos en un sitio en el cual hay otra persona que tiene la concesión de la zona para eventos, etc. Ahí había un cierto choque de intereses y nosotros, en realidad, queremos un sitio tranquilo, que sea nuestro, vimos ahí esa oportunidad de alquilar y lo hicimos. Vamos a estar ahí un tiempo y luego decidiremos si nos quedamos ahí o nos vamos a una sede definitiva; eso no está decidido.

¿Se han solventado los problemas con el concesionario de Refena?

-Por lo que respecta a nosotros sí, por lo que respecta a él no estoy tan seguro. Nosotros hemos liquidado todo lo que entendíamos que le debíamos y que, según la Ley, le podíamos pagar.

En la presentación del plan de acción de la Atención Primaria, la consejera dijo que la covid-19 había hecho aflorar las fortalezas, pero también las debilidades del sistema, como son la carencia de los profesionales y la obsoleta tecnología. ¿Cómo pretenden subsanarlas?

-Estamos haciendo inversiones. Las debilidades se fortalecen en gran parte con inversiones correctas. Nosotros habíamos observado que la ejecución presupuestaria de las inversiones no era la óptima. Entonces, este año estamos decididos y volcados a invertir todo lo que tenemos de acuerdo a las prioridades que tenemos marcadas y hay muchas necesidades esperando, unas detrás de otras.

¿Cuáles son las principales inversiones que van a hacer?

-Por un lado, estamos trabajando principalmente en renovación de equipos de alta tecnología. Le hemos dado la prioridad al tema de renovar los aceleradores lineales para el tratamiento de los pacientes oncológicos, fundamentalmente. Ahí estábamos en una situación de cierta debilidad, puesto que teníamos uno muy operativo y muy bueno, pero otros tres un poco ya obsoletos y nos hemos lanzado a un concurso un poco arriesgado, pero que creo que es importante, de renovar los tres en tres años sucesivos. Luego estamos avanzando mucho en el control del circuito quirúrgico, en la seguridad de los pacientes en el área quirúrgica, estamos avanzando con los centros de salud, estamos forzando ya los proyectos, el que estaba ya en construcción, como Lezkairu, sigue adelante, el de Tudela, que llevaba varios años dando vueltas lo hemos puesto en marcha, renovando la hemodiálisis de Tudela... En fin, estamos con muchas necesidades delante, pero las estamos intentando acometer todas. Detectamos una debilidad en la UCI de Tudela y la vamos a abordar y proyectos ambiciosos, que también nos vamos a meter con ellos, como el laboratorio unificado, que nos parece una opción esencial aunque tenemos una triste historia detrás, pero a nosotros no nos asusta eso y vamos a ir adelante con él. Hemos estado esperando a ver qué nos financiaban de los fondos europeos. Bueno, ahí parece que van unos cuantos centros de salud, la renovación de las cubiertas de Ubarmin, aparte de darnos un poco más de dinero de gasto para este año, aunque no mucho.

Usted señaló que Osasunbidea necesita "un nivel de autonomía mayor en materia de gestión presupuestaria y personal". ¿Qué le permitiría hacer que ahora no puede?

-Agilidad en la gestión. Aquí los procesos son demasiado lentos. Eso en cualquier empresa es mortal y esto no deja de ser una empresa, aunque sea un organismo público autónomo. Entonces, necesitamos, por un lado, adaptarnos un poco a la situación que hay en el mercado de profesionales, cosa que nos está costando cada vez más retener profesionales buenos. Por otro lado, a la hora de adaptar y flexibilizar nuestra estructura siempre tenemos los procesos muy lentos que pasan por Función Pública y Hacienda. Nosotros creemos que un servicio como éste no está en un traje adecuado ya; las costuras le revientan. Necesitamos un traje jurídico mucho mejor y, por ejemplo, en intervención necesitaríamos un sistema auditor normal y corriente, como el de cualquier empresa, todo lo reforzado que se quiera, pero no un sistema de control previo, porque no puedes estar frenando decisiones diarias, que ves claras, por diferencias que a veces no se entienden muy bien en otros ámbitos que no sean el de tu empresa.

El Sindicato Médico denunció que "Navarra no es atractiva" para los facultativos, porque cobran "unos 1.000 € menos al mes que los de las comunidades mejor retribuidas". ¿Es cierto? ¿Van a adoptar alguna medida para atraer profesionales?

-Ese tema lo estamos estudiando. Nuestra gran limitación ahora son las referencias que marca Función Pública en esta materia. Estamos estudiando y somos conscientes de que los primeros años de la trayectoria profesional estamos pagando menos que la mayoría de los servicios, eso es verdad, y queremos corregirlo. No va a ser un proceso fácil pero estamos en ello y sí lo vamos a abordar. Estamos en periodo de reflexión sobre qué tipo de actuaciones podríamos intentar acometer para ello. No tengo todavía las soluciones en la mano, pero sí somos conscientes de ese problema.

Uno de los grandes retos del sistema sanitario que se ha agravado con la pandemia son las listas de espera. ¿Cómo van a hacer frente a este problema después de la pandemia?

-Estamos ya haciéndole frente. Estamos con planes aprobados desde el principio de año. Sobre todo el Complejo, pero también Tudela y en menor medida Estella, que anda muy justa de profesionales de algunas áreas. Por otro lado, hemos empezado a analizar las listas de espera. Las cosas indemorables van normalmente por una vía preferente, y hasta ahora no hemos detectado ahí problemas y las cosas normales queremos separarlas de las que son menos urgentes y esas intentar darles un tratamiento específico vía concertación, vía distintos acuerdos con otros agentes... ahí estamos valorando algunas posibilidades pero primero tenemos que depurarlas y estamos en ese proceso de depuración de las listas a través de herramientas informáticas.