- ¿Por qué han anulado el toque de queda? ¿Por qué la argumentación del Gobierno de Navarra no les sirve para justificar dicha medida?

-Lo primero es que nosotros reconocemos la competencia del Gobierno foral para adoptar medidas sanitarias restrictivas de derechos fundamentales. Esa es la pieza clave del auto. Una vez reconocida la competencia, otros tribunales como el del País Vasco no reconocen ninguna competencia a su Ejecutivo autonómico, hay que dar un paso más en el control judicial y es el control de la necesidad y proporcionalidad de la medida. Si es necesaria quiere decir si no hay otra alternativa menos lesiva para los derechos fundamentales. La Orden Foral fundamentaba el toque de queda en la necesidad de controlar el botellón. Y, para ello, se amparaba en tres piezas clave: el toque de queda, las terrazas que cerrasen a las 22.00 horas y las restricciones en los domicilios privados. Decían que estaban necesariamente unidas, como así es. Lo que decimos es que no pasa el canon de constitucionalidad de la proporcionalidad el toque de queda. ¿Por qué? Porque para controlar el botellón tenemos la legislación ordinaria. Es una práctica no permitida.

Entrevista a Javier Pueyo

Entrevista a Javier Pueyo

De hecho existe un decreto ley de 17 de agosto que hace mención expresa a su prohibición.

-Está prohibida y sancionada por la Ley de Seguridad Ciudadana, hay un decreto de agosto que también lo prohíbe, hay legislación autonómica e incluso ordenanzas municipales, por tanto con la legislación ordinaria se puede combatir y sancionar la práctica del botellón. Por lo tanto, entendemos que no es necesario para controlar el botellón restringir a toda la población de Navarra con carácter general la libre circulación. Y por eso anulamos el toque de queda. Correlativamente al toque de queda, porque la propia Orden Foral reconocía que va unido, se anula la limitación horaria de las terrazas a las 22.00 horas. Solo tiene sentido ese horario de cierre si hay toque de queda. Se cerraba a las 22.00 horas, incluido desalojo, porque la gente y los trabajadores se tenían que ir a casa. Es absurdo tomarse una cerveza en una terraza a las 22.00 y se vaya a un banco del parque de enfrente simplemente a estar ahí porque no tiene obligación de irse a casa. No tiene ningún sentido.

Hay que decir que nosotros no ratificamos el toque de queda, pero el grueso de medidas de la Orden Foral sí se ratifican, como las restricciones para reuniones en domicilios, a seis personas y dos unidades convivenciales. Hay restricciones para espacios públicos a seis personas. Por lo tanto nadie puede reunirse por esta Orden Foral a hacer botellón.

Habla de un plus de intensidad en la justificación para el toque de queda. Si desapareciera de esa orden foral la palabra botellón, y apareciera algún criterio o dato epidemiológico que vinculara contagios con reuniones nocturnas, ¿estaríamos ante otro escenario?

-Le voy a contestar muy claramente. El Poder Judicial no cogobierna con los Ejecutivos. Al Gobierno foral no puedo ni debo decirle qué medidas debe adoptar y con qué fundamento. Eso es cuestión del Gobierno foral, que hasta ahora ha realizado de manera diligente todas las órdenes forales. A mí me corresponde un control estrictamente jurídico de la proporcionalidad y necesidad de la medida.

¿Han hecho ustedes más de legisladores que de jueces?

-No, lo que sucede es que nos limitamos al control jurídico. Existen dos tesis jurídicas sobre si hay paraguas normativo en esta situación entre los TSJ. Pero estamos de acuerdo todos en que es necesaria una actualización y puesta al día de una normativa de 1986. Así como el auto de Navarra cree firmemente que las Comunidades pueden restringir derechos fundamentales fuera del estado de alarma, hay otros como el País Vasco que, con un buen fundamento, opinan lo contrario. Por lo tanto, sería bueno esa actualización para solventar esas discrepancias judiciales que están debidamente fundamentadas.

Esa discrepancia le deja a los ciudadanos en una situación de inseguridad jurídica o tal vez hubiera sido necesaria una legislación específica sobre la pandemia.

-Entiendo que al ciudadano le cueste entenderlo. Intentaré explicarlo. Los jueces no cogobernamos, controlamos judicialmente la proporcionalidad de las medidas para que se respeten los derechos fundamentales de los ciudadanos sopesando la protección de la salud pública individual. Esa es nuestra misión. Lo que haga por tanto el Legislativo y el Ejecutivo no es cuestión mía. Pero a los tribunales no se nos puede pedir una uniformidad, porque los distintos Ejecutivos autonómicos han pedido a los respectivos TSJ muy distintas medidas. Solo cinco han pedido toque de queda, solo una ha pedido confinamiento perimetral, algunas como Cantabria y La Rioja no han pedido nada, es difícil que los Tribunales Superiores de Justicia demos respuestas uniformes cuando no se nos están pidiendo las mismas medidas. Sobre las reuniones en domicilios, ha habido peticiones de diez personas, de seis, con una unidad convivencial, dos y tres burbujas... Pedirnos a los TSJ que demos una respuesta uniforme cuando lo que se nos pide no lo es no tiene sentido. Es verdad que cuando se nos pide algo igual, como el toque de queda, en cinco comunidades, puede haber criterios distintos. Eso se debe a una distinta interpretación de la Ley de salud pública de 1986. Quizás en mayo de 2021, sin prisa pero sin pausa, de una manera ágil, habría que comenzar un estudio sosegado para que estas discrepancias que hay en la doctrina jurídica se solventen.

En el auto dan un pequeño tirón de orejas por no aportar datos relativos al índice de vacunación y advierten de que, a futuro, si se piden más prórrogas de medidas restrictivas se deberán justificar más aún.

-Lo primero que quiero dejar claro es que este TSJN no da tirones de oreja ni ahora, ni nunca, al Gobierno foral. Nuestra misión no es en absuluto censurar, ni alabar, ni tirar de las orejas. Es un control jurídico de legalidad, que realizamos habitualmente, nos dedicamos a controlar a la Administración. En relación a los informes a futuro, decimos que las medidas son proporcionadas porque son hasta el 20 de mayo, lo que sucede es que ya llevamos desde octubre con confinamiento perimetral y estado de alarma, y el carácter temporal de las medidas se va agotando y, si sumamos 15 días, 15 días y 15 días, el estado es cuasi permanente. Por lo tanto, conforme avanza la situación epidemiológica, el conocimiento del virus, el índice de inmunizados y vacunación, la situación no es la misma ahora que en octubre de 2020, ni dentro de dos meses serán las mismas que ahora. No tendría sentido si dentro de un mes hay un 50% de vacunados que las medidas sean igual que en octubre de 2020. Por lo tanto, se tendrán que aportar todos esos datos para saber si son proporcionadas esas medidas. Hay que hacer una mayor intensidad en la justificación a medida que va pasando la pandemia y se conoce más.

¿Cómo vive desde el punto de vista personal esta crisis después de que pasen decisiones tan importantes encima de su mesa?

-La pandemia la vivo como usted, exactamente igual. Desde el punto de vista de mi cargo, nos dedicamos a esto. Con igual presión que pueden tener los médicos y las enfermeras, están acostumbrados a ello. Llevo 21 años en esta Sala resolviendo asuntos que han podido ser muy mediáticos, como la plusvalía municipal o el decreto del euskera. Nos dedicamos a eso y la presión ha sido la misma. Somos conscientes de la responsabilidad y la ejercemos diariamente. Lo hacemos hoy con la pandemia y antes cuando resolvíamos sobre cosas que parecían igual de importantes en 2018 y 2019 como Skolae o el euskera.