“El cáncer de próstata es el cáncer que tiene mayor incidencia en los hombres, pero no es el que provoca más muertes; ni mucho menos. Causan más fallecimientos el de pulmón y el colorrectal”, recalcó el jefe del servicio de Urología del Complejo Hospitalario de Navarra (CHN), Manuel Montesino Semper. Cada año en la Comunidad Foral se diagnostican alrededor de 450 casos nuevos y se estima que once de cada cien varones navarros desarrollarán este tumor a lo largo de su vida. No obstante, como afirmó el especialista, “en los últimos años se ha registrado un aumento progresivo de esta patología, pero parece que se está estabilizando, mientras que la mortalidad está bajando”, situándose el pasado año en 27 casos por 100.000 habitantes.

El cáncer prostático se origina por un crecimiento descontrolado de las células de esta glándula con forma de nuez que se ubica debajo de la vejiga y delante del recto en los hombres. Su función es producir el líquido seminal que nutre y transporta el esperma.

Como explicó el doctor Montesino, este cáncer es “distinto” a otros, ya que presenta “unas características un poco especiales”. Así, “está muy relacionado con la edad -a mayor edad, mayor incidencia-; se encuentra en un porcentaje altísimo en autopsias a varones a partir de los 50-60 años, o sea, que está latente en muchos hombres pero en una mayoría no se llega a desarrollar; y, además, en general crece de manera muy lenta y, por eso, no da tiempo en muchos casos a ser localizado, ni a que dé clínica -que se manifieste-”, porque, como aclaró, en esos casos “no produce ningún problema”.

La mitad de los nuevos casos, al programa de seguimiento

La mitad de los nuevos casos, al programa de seguimientoDe hecho, el especialista señaló que aproximadamente la mitad de los pacientes que diagnostican en este momento “ya no se les trata de inicio. Se considera que su tumor es poco agresivo, que puede no evolucionar o evolucionar muy despacio y entran en programas de vigilancia”. Al respecto, el jefe del servicio de Urología del Complejo Hospitalario indicó que “hace 15 años hubiesen sido a lo mejor operados o radiados, pero hoy en día lo que está recomendado en determinados pacientes es vigilar, controlar, porque de inicio tampoco sabemos exactamente cuáles de esos van a quedar estancados, por decirlo de alguna manera, y cuáles son los que, con el tiempo, pueden evolucionar” para, una vez identificados, “tratarlos a tiempo”. No obstante, el diagnóstico precoz de esta enfermedad resulta fundamental porque permitirá que el tratamiento sea menos invasivo.

El facultativo señaló, en este sentido, que “si el tratamiento, aparte de eficaz, no tuviese efectos secundarios, probablemente no tendríamos esta pauta, pero tanto la cirugía como la radioterapia tienen efectos secundarios importantes en la calidad de vida de los pacientes”, como son la disfunción eréctil, la pérdida de capacidad de erección, y los problemas de control de la orina. Así, con este protocolo pretenden “no someter a los pacientes a un tratamiento que no necesitan; evitar el sobretratamiento”, explicó el doctor Montesino, quien añadió, al respecto, que “con las herramientas que tenemos diagnosticamos pacientes que en algunos casos no hubiera sido necesario hacerlo porque su tumor no va a desarrollarse -aunque no se sabe a ciencia cierta cuáles son; de ahí el imprescindible seguimiento- y podrían vivir sin necesidad de tener en la cabeza que tienen un cáncer, sin esa sensación de qué va a pasar”.

De hecho, explicó que no hay un programa de cribado poblacional específico de este tumor, como sí ocurre con el de mama o el colorrectal, porque “las herramientas que existen hoy en día no son las mejores para hacer un cribado. Necesitamos test que nos digan este tiene un carcinoma de próstata que va a ser agresivo y este que decimos que no, no lo va a tener y, si lo tiene, no va a desarrollarse”.

Por ello, con motivo del Día Mundial de esta patología -que se celebró el viernes-, reclamó a las administraciones que “inviertan más en investigación, porque es un problema de salud importante, así como en buscar herramientas para poder hacer el screening”.

Relacionado con la edad y la genética

Relacionado con la edad y la genéticaEl cáncer de próstata está “directamente relacionado con la edad -la media de los diagnosticados ronda los 74-75 años- y el otro factor que es importante es el genético”, sostuvo el experto. Por ello, recomendó a aquellos hombres que tengan un familiar de primera línea (padre o hermanos) que haya sido diagnosticado antes de los 65 años o haya fallecido por esta causa que se haga una revisión a partir de los 45-50 años. Asimismo, apuntó que también “los varones de raza negra sufren cáncer de próstata a edades más tempranas y estos casos suelen ser también más agresivos”.

En cuanto a los síntomas, Manuel Montesino apuntó que este cáncer “no tiene unos síntomas específicos. Lo solemos detectar en varones que muestran clínicas de problemas miccionales, dificultad al orinar, chorro miccional adelgazado o fino, presencia de sangre en orina o, en alguna ocasión, sangre en el semen, pero síntomas específicos no hay”. No obstante, indicó que “cuando el cáncer ya se desarrolla, la clínica suele ser derivada de las metástasis, que se produce generalmente en el hueso”.

Por eso, si un varón tiene problemas para orinar o presenta alguno de estos signos, el urólogo aconsejó consultarlo con su médico de Atención Primaria para que, tras su valoración, decida remitirlo o no a un especialista. El diagnóstico, en su caso, se basará “en la biopsia de la próstata, un procedimiento relativamente sencillo”, relató. Además, en base a los resultados que se obtengan mediante la exploración de la próstata y la elevación del marcador de la próstata (PSA), constatarán si es necesario “hacer un estudio mayor para detectar o no metástasis. Con los resultados de todas las pruebas, decidimos cuál es la pauta a seguir, que puede ser desde la vigilancia activa hasta, en el caso de que haya metástasis, tratamientos hormonales y también quimioterapia, y entre medio tenemos tratamientos curativos, como la cirugía y la radioterapia”, concluyó.