Especialistas de la Clínica Universidad de Navarra han llevado a cabo una investigación para conocer la relación entre el hidrops endolinfático -aumento de líquido endolinfático en el oído interno- con el desarrollo de la enfermedad de Ménière en pacientes que todavía no presentan esta patología. El estudio, que ha contado con 170 pacientes, se ha basado en las imágenes obtenidas mediante la Resonancia Magnética.

Según explicó el especialista de Radiodiagnóstico Pablo Domínguez, “en este estudio nos hemos centrado en evaluar pacientes con hipoacusia fluctuante o vértigos, que no cumplen los criterios de enfermedad de Ménière, para ver en qué porcentaje encontrábamos hidrops y ver hasta qué punto nos puede ayudar en el futuro a predecir quién va a desarrollar la enfermedad de Ménière”.

En la actualidad, para que un paciente pueda ser diagnosticado debe presentar tanto vértigo como pérdida auditiva, pero en ocasiones pueden pasar años desde el debut de la enfermedad hasta que cumple los criterios diagnósticos.

Por el momento no se dispone de seguimiento a largo plazo para poder confirmar los hallazgos, pero de confirmarse tendría no solo implicaciones pronósticas, sino que podría incluso plantear la necesidad de actuar sobre el hidrops precozmente para intentar evitar su progresión.

Así, Domínguez aclara que “si un paciente tiene una hipoacusia fluctuante o vértigo e hidrops marcado, con los hallazgos de este estudio podemos sugerir que probablemente en el seguimiento evolucione a una enfermedad de Ménière”. “A futuro, siguiendo con la investigación, se podría llegar a ver si un tratamiento precoz puede evitar que progrese la enfermedad y quizá evitemos que quien solo tiene hipoacusia desarrolle vértigos, o al revés”, añade.

La enfermedad de Ménière se origina por la acumulación de líquido en el laberinto membranoso del oído interno. Una excesiva acumulación de líquido endolinfático, conocido como hidrops endolinfático, altera el funcionamiento del oído interno, provocando sordera, acúfenos y vértigo. La pérdida de audición suele ser fluctuante al inicio, para luego hacerse permanente.