- La quinta ola ya ha comenzado a repercutir en la actividad ordinaria de los hospitales navarros, donde se han visto obligados a cerrar la actividad no covid, desprogramando pruebas, consultas y cirugías con ingreso demorables.

Esta serie de suspensiones temporales son solo la punta de un iceberg que también incluye el cierre de camas no covid para abrir camas covid y la redistribución de pacientes en todos los puestos disponibles. Además, se ha recurrido a una "actividad extraordinaria" de los profesionales sanitarios para cubrir tanto las necesidades asistenciales derivadas del coronavirus como las que no lo son, todas ellas "originadas por la imperiosa necesidad de incrementar recursos para atender a pacientes con covid-19". Todas estas medidas son desveladas en el informe del Gerente del Complejo Hospitalario de Navarra, Alfredo Martínez, anexo a la solicitud para autorizar el toque de queda una semana más.

En el documento, Martínez explica que durante la presente ola "se ha hecho más evidente si cabe que los elementos fundamentales de respuesta a la pandemia no son los espacios físicos, ni el equipamiento sanitario", sino "los profesionales del sistema de salud". "Es imprescindible preservar su descanso. Una vez que pase la quinta ola deberemos continuar con la máxima dedicación atendiendo a la patología no covid y preparados ante el riesgo de una sexta ola en el periodo de otoño/invierno", adelanta el gerente del CHN, que recuerda que "las infecciones activas en sanitarios" van "acorde a las infecciones en la programación general", por lo que esto, añadido a una época estival en la que "la programación de los descansos de profesionales disminuye la capacidad de reacción de los hospitales", está haciendo que "ajustar el plan de contingencia a la demanda actual" sea "especialmente difícil". En la última línea, Martínez establece que las previsiones indican que habrá un incremento de la presión asistencial hasta el 11 de agosto, cuando comenzará a decrecer.