Ya son varios los años en los que se ha encadenado una tendencia creciente en la intervención psicológica de urgencia que se ofrece a las víctimas de violencia machista en Navarra, pero los números de esta anualidad van a dispara con creces las estadísticas. Y dicha tendencia no está próxima a revertirse. Si bien la violencia de género presenta unas cifras más o menos homogéneas en comparación con otros años -teniendo en cuenta que la pandemia también ha difuminado los resultados reales de 2020-, se observa una preocupación especial entre los profesionales que intervienen en este ámbito por las situaciones de mayor agresividad y por las conductas cada vez más violentas que se perciben en cada guardia. De cara al 25-N, las campañas activadas por las instituciones han remarcado la importancia de la denuncia y de activar los recursos cuanto antes para ayudar a estas mujeres, y a su vez han ofrecido datos que vienen a manifestar que la violencia está más presente y de una forma más radical. De hecho, a día de hoy en Navarra se encuentran cinco víctimas en riesgo extremo, lo que conlleva una protección policial continua, y otras 18 en riesgo alto, cuyo seguimiento por tanto también tiene que ser lo más cercano posible.

El perfil de la víctima sigue teniendo trazos gruesos, no tiene edad, ni condición, ni estatus social, pero dichas agresiones violentas se están cebando con mujeres cada vez más jóvenes. Los números así lo confirman. Las intervenciones psicológicas de urgencia realizadas por los especialistas que dependen de la Oficina de Atención a Víctimas del Delito han alcanzado en lo que va de año las 195 actuaciones. El año pasado, cuando se habían batido todas las cifras récord, se alcanzaron las 152 intervenciones, por lo que el crecimiento es ya del 28%. A dicho servicio se les activa desde cualquier comisaría o desde el juzgado porque las víctimas que allí se encuentran demandan, por su estado de shock, su excitación, su ansiedad, la intervención de un psicólogo/a, que se encuentran de guardia las 24 horas y los 365 días del años. Así, pueden acompañar a la mujer, valorar su estado inicial lo que será muy importante en el futuro del proceso judicial, y ayudarles a relatar una denuncia lo más precisa posible. Entre los factores preocupantes, como se citaba antes, figura el hecho de que el 51% de las víctimas con las que se ha actuado a lo largo del presente año tenían menos de 30 años. De hecho, 19 de ellas eran menores de 18 años y hasta 81 tenían entre 18 y 30 años. Dichos números arrojan un 40% más de atenciones en las víctimas que están por debajo de la treintena. Los apoyos psicológicos de guardia también han crecido en forma de pico en la franja de edad entre los 31 y los 50 años, donde han llegado a atender a 84 víctimas, por las 65 del pasado año. Entre los 51 y los 65 años se ha llegado a 6 víctimas y a otras 2 mayores de 66 años.

En el detalle de la estadística no solo se aprecia un incremento de la violencia machista, que alcanza un 19% más (de 130 intervenciones en 2020 se ha pasado a 154), sino que en violencia sexual las actuaciones se han doblado. Si en 2020 hubo que prestar ayuda psicológica a 16 víctimas, en 2021 se ha dispensado ya dicho apoyo a 33 mujeres.

En cuanto al origen de las víctimas, aquellas de origen español han llegado a 92 en 2021, un 18% más que el año anterior, mientras que las de origen extranjero se han situado en las 103, un 39% más que las 74 que se atendió en el año que empezó la pandemia. Del total de casi dos centenares de víctimas que han recibido ayuda psicológica, el 64% de ellas estaban solteras, el 18% estaban casadas o eran pareja de hecho y otro 18% estaba divorciada. El 57% de ellas tenían un hijo en común con el agresor denunciado.