enys, de 12 años, es uno dos de los ocho niños de Chernóbil que llegaron el lunes acogidos por familias navarras, por medio de la asociación Chernobil Elkartea, para pasar estas Navidades. Lo hizo dos año y medio después de la última vez que vino, ya que durante este tiempo no ha podido hacerlo por la pandemia -las anteriores visitas fueron en verano-. Javier y Pili, junto a sus hijos Amaia, Ismael y Luis son su familia de acogida en estos periodos, su familia en Zizur Mayor.

La asociación Chernobil Elkartea ha traído en esta ocasión a Navarra y la CAV a 83 niños que viven en la zona afectada por el accidente nuclear. Familias navarras acogen a 8 de ellos, mientras que 45 están en Guipúzcoa, 25 más en Vizcaya y los 5 restantes en Álava. Llegaron el pasado lunes con cuatro monitoras, después de volar hasta Barcelona, y volverán a Ucrania el próximo 19 de enero. 69 de ellos repiten experiencia, entre ellos Denys, mientras que los 14 restantes vienen por primera vez.

Javier y Pili se enteraron de la existencia de Chernobil Elkartea porque en Zizur Mayor había varias personas que acogían a niños ucranianos durante una época del año. Se interesaron y pensaron que podía ser una experiencia interesante para sus hijos.

"Además de ayudar al niño que viniera, queríamos generar un suceso inesperado entre los hijos, para que abrieran más la mente y vieran que hay personas de otras partes del mundo, con otras situaciones que no se parecen en nada a las suyas", explica Javier.

Tanto Denys como su familia de acogida están muy contentos de volver a verse, ya que no lo hacían desde verano de 2019. A pesar de ello, mantienen el contacto de forma regular, tanto con Denys como con su familia, un contacto que naturalmente se mantiene durante el tiempo que el chico está en Navarra. "Con sus padres tenemos que hablar con el traductor, aunque también nos solemos mandar fotos", explica Javier, que asegura que, aunque Denys "entiende y habla castellano muy bien, ahora lo tiene un poco oxidado, después de tanto tiempo".

La primera vez que vino a Navarra fue hace seis años. "Nunca se nos van a olvidar esos primeros momentos de difícil comunicación", admite Javier, que asegura que en ese primer momento las herramientas de traducción les vinieron "muy bien". En cualquier caso, Denys se adaptó muy bien y después de esos dos primeros meses volvió a Ucrania sabiendo defenderse en español. "Es un chico que aprende deprisa".

Denys vive en un pueblo a unos 40 kilómetros de Chernóbil. A pesar de que su familia se vio obligada a marcharse tras el accidente en la central nuclear, tuvieron que volver, como muchísimas otras, al no tener otro sitio al que ir ni en el que hacer su vida.

El objetivo de la Chernobil Elkartea al traer a todos estos niños es que puedan estar unos meses al año alejados de una zona que todavía hoy puede tener un nivel de radiación nada desdeñable, y que por lo tanto puede ser a la larga perjudicial para su salud. "Se nota mucho que vuelven más sanos. En verano por ejemplo el cambio es radical. Vienen con una piel blanca, blanca, y delgados y se va con unos kilos y mejor en general". En ello no solo tiene parte el cambiar de aires y salir de la zona en la que viven, sino que el Gobierno foral también colabora en ello. Por ejemplo, Osasunbidea les incluye en el Programa de Asistencia Dental Infantil.

Javier explica que, como Denys solía venir para los meses de julio y agosto, y al no haber podido hacerlo durante estos dos últimos años, desde la asociación les ofrecieron que lo hiciera en Navidad. Aunque el hecho de cambiar de época influye en la cantidad o tipo de planes que pueden hacer, asegura que no se van a quedar cortos para estas vacaciones de Navidad. "Ahora de momento Denys está haciendo muchas videollamadas con su familia, porque todavía no estamos de vacaciones y así ellos también ven qué tal está. También solemos ir a algún pueblo en el que viva algún familiar, porque él es de una zona que es agrícola y le gusta. También nos juntaremos algún día con las otros siete chicos que han venido y que están con otras familias de aquí". Denys se marchará el 19 de enero, pero, si las circunstancias lo permiten, volverá a Zizur este verano.

"Solemos ir a algún pueblo y también nos juntaremos algún día con los otros siete chicos que están con otras familias de aquí"

"Nunca se nos van a olvidar los primeros momentos en los que la comunicación era muy difícil, pero Denys es un chico que aprende deprisa"