Jóvenes extranjeros que llegaron a Navarra siendo menores de edad y que ahora reciben la ayuda de la Fundación Ilundáin y Navarra sin Fronteras para su plena integración social, han afirmado a Efe que tienen las cosas muy claras: solo quieren formarse y trabajar para tener una vida autónoma, como cualquier otro joven de su edad.

Navarra sin Fronteras realiza una labor de acompañamiento con jóvenes como Adderrahman Mouaihat, natural de Marruecos, quien ha asegurado que vino a España a: "cambiar mi futuro aquí, porque allí no hay mucho futuro".

"Estoy intentando tener los estudios que no he tenido allí en Marruecos, porque aquí, si estudio, puedo conseguir algo, pero allí estudiando mucho no voy a conseguir nada. Por eso he venido a España", ha explicado Adderrahman, que tampoco se olvida de sus seres queridos: "Quiero ayudar también a mis padres y mi familia, que son pobres y me gustaría ayudarles".

Este joven está estudiando Soldadura, "un trabajo como los demás", para tratar de salir adelante: "He venido para trabajar, cobrar y tener un futuro con mis hijos y mi familia". Para lograrlo, aunque le gusta Pamplona, está dispuesto a desplazarse a donde haga falta. "Yo no tengo problema de ir a ningún sitio para trabajar y buscarme la vida", ha afirmado con convencimiento.

Adderrahman ha subrayado que nunca ha cometido un delito, como los robos que se atribuyen a menores extranjeros no acompañados, aunque reconoce que en Marruecos "hay gente que roba porque necesita ayuda para su familia, y eso no es solución, estoy de acuerdo, pero es que la gente a veces no encuentra otra solución".

Navarra sin Fronteras, con 44 años de experiencia en el sector, trata de ayudar a chicos como Adderrahman con un equipo de atención compuesto por 155 personas. Cuenta con 23 plazas de acogimiento para menores de 12 a 18 años y 68 de "apoyo al proceso de autonomía" para edades de 16 a 21 años.

Ainara Arregui, de Navarra sin Fronteras, ha señalado que estos jóvenes "vienen con un objetivo bastante claro y el primero es encontrar trabajo y ayudar a su familia desde aquí. Son chicos que vienen con un proceso migratorio muy duro, que dejan a su familia en su país de origen y luego es el camino hasta llegar a España, que suele ser bastante duro. El equipo psicológico trabaja con ellos todo el tema del duelo migratorio. Se trabaja en equipo en todos los aspectos".

Respecto a la polémica sobre los delitos cometidos por menores, ha lamentado que "al final es lo de siempre, los malos son los migrantes". Para Arregui, "es política pura y dura y no se ve la realidad de los chavales" y "las ganas que tienen de tener un futuro". Puede haber alguno que delinca, "pero como los chavales de aquí", ha declarado.

Desde Marruecos también ha recalado en Pamplona el joven Mohamed Bahar. "Yo vine aquí para hacer muchas cosas, para trabajar y aprender muchas cosas", ha comentado este joven, que valora la ayuda que recibe en la Fundación Ilundáin para hacer trámites administrativos y recibir formación: "La ayuda es muy buena, me gusta".

Mohamed está aprendiendo castellano y estudiando un curso de Chapa y Pintura, porque le gustan mucho los coches. También le gusta la cuidad: "Me gusta mucho Pamplona, aquí hay mucha gente buena, me ayudan mucho".

El joven marroquí cree que hay menores que cometen robos porque "no tienen comida ni tienen nada". No comprende a las personas que rechazan a los inmigrantes como él: "Para mí es gente muy mala, nosotros solo queremos trabajar".

Fundación Ilundáin, que inició su andadura en 1984, ayuda a chicos como Mohamed con programas formativos, de formación y empleo (como las escuelas taller), de inserción laboral y residenciales, entre otros. Cuenta con dos centros de observación y acogida, cuatro residencias de acogimiento básico y una de acogimiento especializado, además de un programa de proceso de autonomía (diez pisos con 45 plazas) y otro denominado "Autono+", una vivienda para chicas de 18 a 24 años.

Enrique García, de Fundación Ilundain, ha señalado que, cuando los jóvenes entran en el programa, "lo más importante es crear un vínculo educativo que te permita acceder a ellos, saber las expectativas de futuro que traen. Desde un principio lo que hacemos es ayudarles con todos los papeles necesarios para que ellos puedan regularizar su situación en el país y que eso les pueda dar acceso a cursos formativos o bien a un empleo que les permita luego emanciparse y vivir independientemente".

"La respuesta es muy buena, muchos de ellos vienen con unos objetivos muy claros, dejan un país, una familia, emprenden un viaje a veces muy complicado", ha afirmado García, quien ha destacado que los jóvenes "tienen unos objetivos muy claros y luchan y pelean por ellos".

García tampoco comprende la polémica con estos chicos generada en Pamplona: "Creo que una persona que tiene un cargo público y que la opinión que tiene puede ser muy influyente para la comunidad, tiene que dar datos mucho más objetivos que no permitan una lectura sesgada que repercuta en la inserción de estos jóvenes".

En ese sentido, la psicóloga de Navarra sin Fronteras Leticia Secadas ha opinado que es "un poco desacertado hacer una generalización por casos puntuales, porque se ha dado a entender a la gente que estos chicos y chicas cuentan con cierta impunidad ante la comisión de delitos, cuando realmente no es así, porque el ordenamiento jurídico es el mismo para todos".