Los restos de cuatro personas, que según los indicios serían presos del Fuerte de San Cristóbal, han sido exhumados en el cementerio de Berriozar a lo largo de los tres últimos días. El lugar de la exhumación fue visitado este viernes por alumnado del IES Navarro Villoslada, que durante esta semana ha sido anfitrión de estudiantes de dos colegios de Oloron-Saint Marie (Francia) y de uno más de Lisboa, como parte del proyecto Totalitarismos y Memorias (Totem), dentro de los programas Erasmus+ y Escuelas con Memoria.

El alumnado de los cuatro centros ha participado en diferentes actividades relacionadas con la memoria histórica y concretamente con la dictadura franquista. Lo han hecho tanto en el centro como fuera de este, con excursiones a los búnkeres de Erratzu y al Fuerte de San Cristóbal, una charla de un familiar de uno de los fugados del Fuerte en mayo de 1938 o incluso la participación en la mencionada prospección de una fosa común en el cementerio de Berriozar.

También se han realizado distintas visitas a los lugares más emblemáticos de Pamplona, como la catedral, el recorrido del encierro, la Plaza del Castillo o el Monumento a los Fueros en el paseo Sarasate.

Intercambio simultáneo

El proyecto Totem ha contado con la participación de 30 estudiantes de 4º de la ESO de Navarro Villoslada y funciona como un intercambio simultáneo. La mitad de los participantes ha estado esta semana en Pamplona, junto a los alumnos extranjeros que han llegado de Francia y Portugal, mientras que la otra mitad ha estado en Oloron y Lisboa.

El proyecto Totem, que debía haber abarcado los dos últimos años, se ha tenido que desarrollar por completo este 2022. En mayo tendrá lugar una segunda Semana Europea, en la que los estudiantes de Navarro Villoslada que en esta ocasión han sido anfitriones de sus homólogos franceses y portugueses viajarán a Oloron y Lisboa, mientras que los que esta semana han estado fuera recibirán a la segunda tanda de alumnos extranjeros, según explica Adriana Rípodas, profesora del instituto pamplonés encargada de coordinar el proyecto.Una actividad impactante

La última actividad a la que asistieron los alumnos participantes en el programa fue la prospección en una fosa común en el cementerio de Berriozar, donde trabaja desde el pasado miércoles el equipo técnico de la Sociedad de Ciencias Aranzadi. En este cementerio fueron enterrados entre 1936 y 1942 un total de 47 presos procedentes del penal de San Cristóbal. Concretamente, los 21 presos que protagonizaron el primer intento de fuga del penal y que fueron ejecutados el 1 de noviembre de 1936, además de otros 26 que fallecieron en distintos momentos como consecuencia de las enfermedades y las precarias condiciones en las que vivían. Según explicó a los estudiantes Josemi Gastón, director del Instituto Navarro de la Memoria, que apuntó que la información para la localización de la fosa llegó al INM a través de la asociación Txinparta-Fuerte de San Cristóbal Red de Memoria Colectiva.

El alumnado del programa pudo conocer de la mano de Lourdes Herrasti, de Aranzadi -a la que asaltaron con un sinfín de preguntas-, cómo fue la investigación que condujo a la localización de los enterramientos, las técnicas con las que se llevan a cabo las exhumaciones y aspectos como de qué manera se puede conocer el sexo de las personas enterradas o el motivo por el que fallecieron. Incluso pudieron ver con sus propios ojos una bala encontrada en el cráneo de una de las personas o tres botones encontrados junto a los cuerpos. También se dio una explicación más breve en francés para facilitar la comprensión de los estudiantes venidos de Oloron.

Los alumnos de Navarro Villoslada en el programa llevan aproximadamente un mes trabajando sobre los temas que se han abordado esta semana. Todo lo que han ido viendo ha sido interesante, e incluso emotivo, como la charla de Pedro García, familiar de uno de los fugados, pero sin duda lo más impactante para todos llegó en esta última jornada.

“Estas cosas las solemos ver en películas y tampoco te impacta tanto, pero ver así de cerca los cadáveres de estas personas sobre las que hemos estado investigando choca mucho. En el colegio nos explican cosas que han pasado en la historia, pero no las solemos ver directamente”, explicaba Inés Casado, alumna de Navarro Villoslada.

Coincidía su compañero Unai Abara, que aseguraba sentirse un “privilegiado por poder estar viendo esto”. “Hemos estado viendo los búnkeres de Erratzu e impresiona ver todo eso, pero lo más impactante ha sido esta exhumación, porque al final, la historia te la pueden contar, pero cuando lo ves de cerca es otra cosa”, sentenció.