"La alergia más frecuente es la del polen", afirma la jefa del servicio de Alergología del Hospital Universitario de Navarra (HUN), Ana Tabar Purroy. No obstante, afecta a más de 82.000 personas en la Comunidad Foral, teniendo en cuenta que "el 25% de la población navarra -que tiene 660.000 habitantes- es alérgica y, de esos, la mitad lo son al polen". No obstante, precisa la especialista, estos pacientes, "salvo casos excepcionales, no son tan graves como los alérgicos a ácaros", pero "una cosa es la frecuencia de manifestación y otra son los pacientes que llegan a nuestra consulta" y, en ese caso, considera que "el ácaro del polvo es nuestro rey".

De hecho, indica que en la consulta tienen "más pacientes acarosos porque son más graves, tienen impacto tanto en otoño como en primavera y la frecuencia de asma es muy alta".

Por su parte, los alérgicos al polen tendrán una primavera "leve" en Navarra, como ya anunció la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica, si bien "siempre tenemos entre leve y moderada comparado con otras regiones", matiza la doctora Tabar. En este sentido, explica que, al estar en el Norte, "nuestra primavera tiene impacto pero si lo comparas con una zona centro, con un clima diferente y una ciudad como Madrid, por ejemplo, siempre es leve porque juegan otros dos factores, no sólo la concentración de polen, sino luego las partículas de diesel y la contaminación". De este modo, prosigue, "el mismo número de pólenes en una gran ciudad altamente contaminada es mucho más agresivo que en una ciudad como la nuestra y ya no te cuento nada en el ambiente rural, que siempre es mucho menor el impacto aunque haya más concentración".

Además, la especialista expone que en esta alergia puedes hacer un diagnóstico por fuentes (gramíneas, cupresáceas, platanero...), pero lo habitual "es que no sea así. Lo normal es que tengamos un paciente con capacidad de ser alérgico y lo más frecuente es que sea multialérgico". Estas personas, que presentan una alergia "mucho más general al mundo vegetal", son "más difíciles de tratar, de curar, de poner una vacuna y muchísimas veces son más graves", afirma.

Síntomas y tratamientos

En relación a los síntomas de la polinosis, señala que empieza en los ojos con una conjuntivitis y en la nariz, con rinitis. "¿Qué hacen los pacientes? Estornudan como en ataques, tienen mucha rinorrea, que suele ser líquida, y en los casos más intensos se les tapona totalmente la nariz, obligándoles a respirar por la boca". Asimismo, si evoluciona a un asma leve pueden hacer ruidos sibilantes, que "en una fase de inicio normalmente se manifiestan con el ejercicio o de manera nocturna y, luego, pueden llegar a tener ataque con agobio, disnea, fatiga, sibilantes, pitos...".

En cuanto al tratamiento, tienen tres tipos distintos. El primero: la prevención y, para ello, hay que tener un diagnóstico exacto de la causa de la alergia. Así, si la provoca una mascota y "puedes retirar el animal es fantástico, porque los síntomas cambian muchísimo, disminuyen e, incluso en algún momento, podemos curar. Eso en pólenes es más complicado, porque es una alergia ambiental y en ácaros todavía es más difícil, pero las medidas de prevención de alto impacto, conocer cuál es tu polen, cuándo está alto, evitar los sitios de polinización alta..., esas cosas funcionan y también la protección. Lo mismo las gafas de sol, como la mascarilla".

En segundo lugar, está el tratamiento de síntomas con fármacos -colirios, espráis, inhaladores, antihistamínicos...-, que "el médico de cabecera lo hace muy bien", asegura la especialista. Y, finalmente, una vez están diagnosticados, como comenta la doctora Tabar, "les podemos poner una vacuna". Al respecto, explica que estas terapias "han cambiado mucho y, de hecho, de ser unos fármacos hace unos años un poco individualizados, se han regulado bastante y ahora tenemos al menos un par con registro farmacéutico para polínicos".