Iñaki salió de casa a las 5.15 horas para acceder a su turno de trabajo de mañana en la empresa de cogeneración eléctrica Neoelectra Ecoenergía, donde ejerce como operario de mantenimiento. La planta, que se alimenta para su funcionamiento del tratamiento de una granja de purines vecina, se encuentra separada de la carretera, enclavada en mitad de un cruce de barrancos en los que no suele ocurrir nada. Hasta que llueve a mares como la noche del pasado miércoles, donde aquello se puede convertir en un descenso de cañones.

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A la vista de que cuando salió de su casa de Larraga caían litros de agua, Iñaki Nieto Orla, de 35 años, casado con Amaia y con un hijo, Hodei, de un año, decidió dejar la moto de monte en el garaje y conducir la Renault Scénic que le iba a comprar a su hermana Cristina. Apenas llevaba dos días con el vehículo y hoy viernes iba a hacer los cambios de titularidad en Tráfico porque su hermana ha adquirido otro vehículo y se lo vendía. Se puede anticipar de esta historia que el coche "me ha durado dos días", admite Iñaki sin perder la sonrisa.

El conductor emprendió la ruta por la carretera de Larraga a Tafalla con una tormenta increíble encima. Llevaba los limpiaparabrisas a toda velocidad y las luces largas y las antiniebla. Como es su costumbre, en lugar de llegar al cruce hacia Artajona para alcanzar su fábrica, Iñaki tomó un camino de concentración parcelaria anterior, que discurre paralelo a la carretera asfaltada. Se lo conoce como la palma de su mano. Pasó un primer pontarrón, un cambio de rasante en el terreno, sin dificultades. Pero recuerda que no veía apenas y que se cruzó con otro vehículo que ni siquiera le avisó de nada. "Creo que ese coche se había dado media vuelta en el propio camino, pero ni siquiera hizo ademán de pararse y no me dijo nada". Entonces sucedió lo increíble.

"Para llegar a mi planta apenas me quedaba pasar un segundo pontarrón, con un cauce que siempre va seco. Fue encarar la cuesta abajo, apagarse el coche y que comenzara a flotar. Fue incontrolable. No pude ni frenar. Gracias a los relámpagos, empecé a ver que la ola de agua del impacto subía por la ventanilla y que el coche se giraba hacia la izquierda. Entonces me quité el cinturón, abrí la puerta, que el agua llegaba a la mitad, y salté al agua. Lo hice por instinto, no se si porque me gusta ver muchos vídeos de todoterrenos cruzando ríos, pero no me lo pensé. No toqué ni el fondo del barranco. Entonces vi que la riada se llevaba el agua delante de mi cara, la rueda izquierda trasera me pasó rozando la mejilla. Y yo quedé a merced del agua. Mi primera reacción fue lanzarme a nadar, pero no podía, no servía de nada. Y luego intenté agarrarme a lo que podía. Me agarré unos juncos primero, y el agua me siguió tirando más lejos, y luego ya pude agarrarme más fuerte a otras ramas y salir trepando por la ladera de allí. Por los rayos que caían observé la verja de la fábrica, avisé entonces a un compañero de lo que había pasado y, sobre todo, dentro de todo el nerviosismo que tenía, lo que quería era avisar a Emergencias y a la Guardia Civil que en caso de que vieran un coche flotar por el cauce que supieran que era mío y que no había nadie dentro, que me encontraba bien".

Iñaki dice que tras la paliza del suceso durmió como un lirón, pero que sigue visionando flashes de imágenes de lo que podía haber ocurrido. Los agentes de la Guardia Civil de Artajona que acudieron a asistirle le felicitaron por su inmediata reacción. "Si tardo dos segundos más, acabo sin poder salir de dentro del coche y dando vueltas con el agua por el ribazo me dijeron los guardias". Los agentes localizaron en un arroyo el vehículo sobre las 19.00 horas de ayer y se requirió la necesidad de un camión-pluma para el rescate del turismo. Hasta tres grúas han aparecido por la zona sin que ninguna de ellas pudiera extraerlo. El coche apareció apalancado entre un árbol y unas piedras de gran tamaño. El agua lo desplazó 200 metros. Iñaki había podido salir a flote 100 metros del lugar donde cayó al agua. Lo recordará para toda la vida, pero por suerte esboza una sonrisa porque Iñaki es un hombre templado en las emergencias. Respondió como un titán y como recomiendan los especialistas de Emergencias. La Guardia Civil, a raíz de actuaciones como en la que se vio implicado Iñaki, lanzó una serie de recomendaciones. Así, recordó que "si se encuentra circulando y se ve sorprendido por la corriente salga del vehículo por la puerta. Si el coche está parcialmente sumergido no la podrás abrir hasta igualarse la presión con el exterior". Si le ha sorprendido la corriente y el caudal no le permite abrir la puerta utilice las ventanillas, si es necesario rompiéndola con un objeto punzante; salga por el lado contrario a la corriente. Si le es posible, nade a la orilla más cercana pero siempre a favor de la corriente". Iñaki puede contarlo y recordarlo. Lo hace sin un rasguño.