"Podemos desempeñar un papel de liderazgo en Europa, pero si ese liderazgo no se presenta, Europa se desarrollará sin Gran Bretaña", comentó Margaret Tatcher, allá en 1975 cuando ataviada con un jersey plagado de banderas europeas defendía el yes to Europe. Sí, resulta que el Reino Unido ya había celebrado en 1975 un referéndum sobre su posible salida de las entonces Comunidades Europeas. La historia del Reino Unido con la UE ha estado llena de contratiempos. En un principio, allá por los años 50 del siglo pasado, el Reino Unido decidió adoptar una postura de apadrinamiento, sin incluirse entre los miembros fundadores. La cosa cambia en la década de los sesenta, con el proceso de descolonización casi completado, o lo que es lo mismo, con la extinción del Imperio. Entonces, tras un intento fallido de crear un espacio económico con países nórdicos, llama a la puerta de las Comunidades Europeas ? y se encuentran con el general De Gaulle en Francia bloqueándoles la entrada. Hubo que esperar a 1973 para que Reino Unido pudiera ser miembro del club europeo.

No fue pacífico. El partido laborista promovió dos años más tarde un referéndum sobre la posible salida de Gran Bretaña de las Comunidades Europeas, y ahí nos encontramos a una Margaret Tatcher europeísta. El recuerdo que tenemos de la premier británica se acerca más a aquel "quiero mi dinero de vuelta" que espetó en Bruselas en 1979. La imagen que tenemos del Reino Unido está ligada al bloqueo de políticas europeas, la no participación de grandes iniciativas como Schengen o el euro o, por desgracia, a líderes como Nigel Farague, paladín del brexit.

Los hechos demuestran lo contrario. La construcción europea debe mucho al Reino Unido. Fue la ya mencionada Margaret Tatcher la que impulsó la consecución del mercado único, basado en gran medida en el libro blanco sobre el mercado interior presentado en 1985, y redactado por lord Cockfield. Ello supuso la adopción del Acta Única Europea en 1986, primera gran reforma de los Tratados. El Reino Unido apoyó también otra gran reforma, el Tratado de Maastricht apenas seis años más tarde. Y más. La Comisión Europea publica anualmente un informe sobre las infracciones del derecho europeo, y sorpresa, el ránking de "malos" alumnos está liderado por estados de discursos marcadamente europeístas como el español (93 casos en 2017), francés (65), Italia (62) e incluso Alemania (74 infracciones abiertas). Los británicos se alejan de esta cifra con un total de 49 infracciones, incluso por debajo de Bélgica y Austria.

Europa representa apenas el 6% de la población mundial. Sin el Reino Unido, dejamos de ser el mercado interior más grande del mundo, en un contexto que ya de por si estamos a la baja (en 1990 representábamos el un tercio del mercado global, ahora apenas superamos el 20%). Muy ejemplar es el caso de la política de innovación europea. El Reino Unido era en 2017 el Estado que más retorno estaba consiguiendo en programas de innovación europea, por encima del alemán (el español se situaba en tercera posición). Uno puede pensar que son los ingleses los que pierden, pero pensemos que estos proyectos son de excelencia europea, en resumen, todos perdemos sin ellos.

Europa es mucho más que el mercado interior. Somos el único continente que ha conseguido reducir el número de emisiones de efecto invernadero desde que se miden en 1990, somos el continente con mayor gasto en servicios sociales y el único continente dotado con un Tribunal Europeo de Derechos Humanos que está por encima de la justicia de sus estados. A pesar de nuestra fatigante autocrítica, somos el continente más solidario y el que más solicitudes de asilo aprueba anualmente. La Unión Europea fue galardonada con el Premio Nobel de la Paz "al transformar la mayor parte de Europa de un continente en guerra en un continente de paz? y por el éxito de su lucha en favor de la paz y la reconciliación, la democracia y los derechos humanos". Y los británicos deciden bajarse del tren. Un día triste.

No obstante todo lo anterior, bien es cierto que el Reino Unido seguirá ahí, y seguirá siendo un actor relevante para nuestro continente. Ahora queda un largo año de negociaciones para concretar un nuevo partenariado. Tal y como dijo la señora Tatcher en aquel discurso: "Somos inextricablemente parte de Europa .. nadie podrá sacarnos de Europa, porque Europa es donde estamos y donde siempre hemos estado".El autor es director general de Acción Exterior del Gobierno de Navarra, doctor en Derecho Europeo