El campo conservador francés, que sigue fracturado desde la elección en 2017 del presidente Emmanuel Macron, se rearma con vistas a 2022, esperanzado por el patinazo de la fuerza ultraderechista de Marine Le Pen y los malos resultados del partido presidencial en las regionales.

Los descafeinados comicios del domingo, que contaron con casi tres cuartos de abstencionistas, han supuesto un pistoletazo de salida oficioso para las presidenciales, que se disputarán en menos de un año.

Mientras la izquierda clásica del Partido Socialista mostró su resistencia (sigue en el poder en cinco de las trece regiones metropolitanas a pesar de su larga crisis), el centro-derecha interpretó los resultados como un espaldarazo de cara a 2022. Esta corriente política había tocado fondo en las europeas de 2019, cuando quedaron cuartos en Francia, con el 8,5% de los sufragios.

Los conservadores mantuvieron los siete territorios que controlaban en 2015, aunque varios de sus candidatos lo lograsen desde fuera de la tradicional marca de Los Republicanos, y en cuanto vieron clara su victoria al cierre de las urnas empezó a perfilarse su batalla interna para intentar hacerse en un año con el poder.

Tres son los nombres que suenan con más fuerza: Xavier Bertrand, Valérie Pécresse y Laurent Wauquiez, todos ellos ganadores en sus respectivas regiones.

Bertrand, quien ejerció como ministro en Sanidad y Trabajo bajo la presidencia de Jacques Chirac (1995-2007) y Nicolas Sarkozy (2007-2012), conquistó Altos de Francia, dejando en la cuneta a la ultraderecha y a una coalición de izquierda.

En marzo ya anunció su candidatura al Elíseo y este lunes coincidió en una visita a una fábrica de baterías eléctricas con su potencial rival en 2022, Macron, cuya candidatura a la reelección se da por hecha y que le felicitó.

Bertrand destacó su capacidad para frenar a la ultraderecha, aunque lamentó la alta abstención (65,7%), y el actual presidente le respondió que hay que "extraer consecuencias de esa tasa tan alta". Él abandonó Los Republicanos en 2017 y, según sus últimas declaraciones, no tiene intención de regresar.

Pécresse, que fundó el movimiento Libres! tras haberse ido también esa formación, suena igualmente para las presidenciales. La dirigente resultó reelegida al frente de la región más poblada y rica de Francia, la parisina de Île de France, frente a una coalición progresista que incluía la izquierda radical, la moderada y los ecologistas.

"Voy a reflexionar durante este verano, haré consultas. Todo comienza hoy", dijo este lunes al canal BFMTV la exministra bajo el mandato de Sarkozy.

Wauquiez, por su parte, salió reelegido en su región de Auvernia-Ródano-Alpes, la segunda más poblada del país. Continúa en Los Republicanos, partido que presidió brevemente entre diciembre de 2017 y junio de 2019.

Según los sondeos, Bertrand sería el candidato de la derecha clásica que más cerca estaría de pasar en 2022 a la segunda ronda de las presidenciales, que, de momento, volverían a disputar Macron y Le Pen.

Del centro-derecha también ha salido reforzado Renaud Muselier, que se marchó de Los Republicanos poco antes de las regionales y batió en la segunda vuelta en Provenza-Alpes-Costa Azul al candidato de la ultraderecha Thierry Mariani, quien había logrado ventaja en la primera.

LAS HERIDAS DE MACRON Y LE PEN

El partido de Le Pen, Agrupación Nacional (RN), digiere la decepción de no haber podido gobernar en ninguna región, cuando algunos sondeos le daban la victoria en seis.

"Es la primera vez en una década, desde que Le Pen tomó el mando, que hay un descenso muy claro de resultados del RN. Para su estrategia presidencial, es un signo muy fuerte de debilidad", explica a EFE el politólogo Vincent Martigny.

Uno de los pesos pesados del partido, el alcalde de Perpiñán Louis Aliot, estimó este lunes que deben avanzar "hacia la normalización" del movimiento, más que hacia una radicalización, como algunas voces propugnan.

La imagen de la ultraderecha, que tiene un electorado que ronda entre el 20 y el 30%, ha resultado erosionada por algunas fracturas internas. El polémico escritor y ensayista Eric Zemmour -una de las voces ultraderechistas más conocidas- especuló recientemente en lanzar una candidatura en 2022 paralela a la de Le Pen.

Mientras, la República En Marcha (LREM), el partido que fundó Macron en 2017 para conquistar el Elíseo y la Asamblea Nacional, ha vuelto a demostrar su escasa implantación local. "Resulta duro implantarse localmente cuando eres un partido nuevo", justificó el portavoz gubernamental, Gabriel Attal, en la emisora France Info.

Desde su creación, la LREM se ha nutrido esencialmente de votantes moderados de la derecha (Los Republicanos) y de la izquierda (Partido Socialista), ambos desencantados con las formaciones tradicionales y atraídos por el carisma de Macron.