La inclusión del baloncesto 3x3 en los Juegos de París 2024 ha sido la nota más positiva en el movimiento habitual cada cuatro años de disciplinas que entran y salen del programa olímpico. Trepidante, explosiva, sin tregua, es una modalidad llamada no solo a perdurar en los Juegos sino a crecer e ir independizándose de su hermana mayor 5x5. Por lo poco que necesita como deporte urbano que es –una canasta, un balón, una línea de triples y seis jugadores (si no hay quorum, funciona con cuatro)– y porque es adictivo para el espectador. Y quien se haya enganchado al baloncesto 3x3 en los recientes Juegos Olímpicos que le eche una ojeada al baloncesto en silla de ruedas de los Paralímpicos, que a lo mejor se lleva una sorpresa, no solo con la habilidad de jugadores y jugadoras sino con la cantidad y calidad de jugadas combinativas que se ven en cada partido. El baloncesto se reinventa y se adapta, como buen organismo vivo.