El Science City Jena conquistó una victoria de prestigio en la cancha del EWE Baskets Oldenburg (92-95), pero el nombre propio de la noche fue, sin discusión, Great Osobor. El ala-pívot tudelano firmó una actuación de pura autoridad: 28 puntos, 9 rebotes y 28 de valoración, números que lo coronaron como el alma y el motor del triunfo visitante. El tudelano sigue con su progresión que le ha puesto en el candelero para las próximas ventanas.
Desde el salto inicial, Osobor impuso su sello en ambos lados de la pista. En ataque, combinó potencia y lectura: atacó con decisión el aro (5/11 en tiros de dos), pero también castigó desde el perímetro con un sorprendente 3/4 en triples, demostrando una madurez técnica que amplía su impacto más allá del poste. Cada lanzamiento parecía medido; cada decisión, sostenida en confianza.
Pero donde verdaderamente marcó la diferencia fue en su capacidad para mantener a Jena en pie cuando el partido se envenenaba. Tras una primera parte arrolladora del conjunto visitante, Oldenburg reaccionó con furia en la segunda mitad. Fue entonces cuando Osobor emergió como líder silencioso: forzó faltas, atacó con determinación, y desde el tiro libre (9/13) sostuvo el pulso en los minutos más calientes.
Su actuación no se limitó al ataque. En defensa, su trabajo en el rebote fue tan intenso como eficaz: 9 capturas, varias de ellas en momentos críticos que evitaron segundas oportunidades del rival. Osobor mostró temple para cerrar posesiones y una presencia constante en la pintura, ganando duelos físicos ante jugadores más experimentados.
Más allá de los números, lo que deja esta noche es una sensación de crecimiento y madurez competitiva. Osobor jugó con energía, pero también con cabeza: no forzó tiros innecesarios, se mostró participativo en las rotaciones defensivas y, sobre todo, transmitió liderazgo en un equipo joven que busca afirmarse en la Bundesliga alemana.
Su 28 de valoración no solo refleja eficacia, sino impacto real en la victoria. Cada punto suyo tuvo peso específico; cada rebote, una consecuencia directa en el ritmo del partido. En una liga tan exigente como la BBL, actuaciones así consolidan su candidatura como una de las revelaciones del curso y un talento en ascenso dentro del panorama europeo.