GURPEA BETI ONAK 28

BM PORRIÑO 32


Gurpea Beti Onak (17+11) Luzuriaga (portera), Mallo (1), Tchaptchet (7), Montilla, Garcia Locay, Lovera (9, 3p) y Zamora (2) –siete inicial–. También jugaron Encinas (portera), Ainhoa García (1), Retegi, Mari de Uriarte, Ayelén García, Eider Hernández (4), Sans (4) y Estitxu Rodríguez.

BM Porriño (14+18) Rosalez (portera), Vallés (3), Santomé (1), Samartín (1), Paulina Pérez (1), Prelchi (5, 2p) y Castro –siete inicial–. También jugaron Estela Carrera (portera), Bono (3), Casasola (12, 3p), Portillo (1), Barros (5) e Inés Hernández.

Marcador cada cinco minutos 4-2, 8-4, 10-6, 12-10, 15-11, 17-14 (descanso); 18-15, 21-17, 22-21, 22-25, 24-27 y 28-32 (final).

Árbitros Raúl Aylagas y Aritz Zaragüeta (Comité Navarro). Excluyeron dos minutos a las locales Estitxu Rodríguez y Ainhoa García (2); y a la visitante Inés Hernández.

Pabellón Hermanos Induráin. 950 espectadores.


Ocho minutos. Ocho fatídicos minutos fueron suficientes para que el Gurpea Beti Onak Azparren Gestión acabase perdiendo un partido que dominó desde el principio, tanto en el juego como en el marcador, pero que acabó echando por tierra de manera inexplicable en la segunda parte. El equipo navarro perdió este sábado en casa por 28-32 ante el Conservas Orbe Rubensa BM Porriño, su primer verdugo en la categoría, y cosechó una derrota dolorosa que frena la buena dinámica iniciada con el inicio de año, pero de la que seguro extrae un aprendizaje positivo.

Por ejemplo, que esta es una categoría en la que no vale relajarse. Que por muy de cara que se ponga un partido, cualquier detalle, cualquier traspié, puede hacerte perder dos valiosos puntos como eran los de este sábado.

Las de Villava salieron conscientes de lo que suponía la victoria. La permanencia pasa, en buena medida, por los puntos que se amarran en casa. Y desde el inicio hicieron frente a la defensa 5/1 planteada por Ismael Martínez –y que fue variando durante el choque– para ponerse inmediatamente cuatro arriba por medio de Lyndie Tchaptchet (7-3, m.7). 

La defensa local era capaz de frenar los amagos de un Porriño que tenía en Malena Vallés, Micaela Casasola y Carmen Prelchi a sus principales baluartes, pero que no terminaba de romper la confianza y la buena actitud con la que las navarras afrontaban el choque. De ahí que al descanso, el 17-14 fuese esperanzador

Los navarros Aritz Zaragüeta (i) y Raúl Oyarzun se encargaron de arbitrar el encuentro. Javier Bergasa

Pero las tornas cambiaron en el segundo tiempo. No de primeras, con un Gurpea Beti Onak recuperando balones en defensa, resolviendo en ataque y manteniendo las rentas de hasta cuatro goles. Sino a partir del minuto 43.

La exclusión de Ainhoa García dio alas a las gallegas, que supieron sacar beneficio de la superioridad. Eider Hernández anotó en ese m.43 un 22-19 que comenzó a diluirse. El Beti Onak se atascó, empezó a perder balones en ataque, se mostraba incapaz de parar a Maider Barros a la contra o de neutralizar la acción ofensiva de Casasola, que con sus 12 goles hizo mucho daño. La lateral de Porriño igualó la contienda en el m.47 y poco después puso por delante a su equipo. Aunque Miguel Etxeberria intentó recomponer la situación hasta en dos ocasiones, a su equipo le costó reaccionar. Ocho minutos después, Maca Sans desatascó a las navarras, pero el conjunto gallego estaba ya lanzado. Poco a poco fue abriendo la brecha y ahondando en la herida de un Gurpea Beti Onak que acabó por perder un partido que, a priori, tenía de lo más controlado.

Pese a la derrota, las navarras se mantienen una jornada más fuera de los puestos de play-down, los que se jugarán la permanencia en la Liga Guerreras Iberdrola.

ETXEBERRIA: "PORRIÑO NO HA PERDONADO"


Miguel Etxeberria analizaba la derrota ante el Porriño, “un rival que sabíamos que era durísimo y ante el que había que hacer todo prácticamente bien para tener opciones”. “Durante 40 minutos lo hemos hecho. Pero ellas, en cuanto te empiezan a salir las cosas, te comen en esta Liga. No sé explicar el motivo por el que se ha torcido todo. Por ganas y por intensidad no ha sido. Quizás el cansancio o las precipitaciones. Ellas no han perdonado cuando teníamos el momento malo”, decía. Para Eider Hernández, por su parte, la derrota dejaba una “sensación agridulce” y aseguraba que en esos ocho malos momentos “quizás no hemos tenido calma”.