FRANCIA 31

NORUEGA 28


Francia (20+11) Glauser; Toublanc (2), Flippes (2), Foppa (1), Horacek (5, 3p), Nze Minko (3) y Valentini (4) –siete inicial–; Sako (ps), Nocandy (1), Coralie Lassource, Zaadi, Kanor (4) , Deborah Lassource, Granier (1), Bouktit (3, 2p) y Grandveau (5).

Noruega (17+11) Solberg; Skogrand, Mork (8, 7p), Oftedal (6), Reistad (5), Herrem (4) y Aardahl (1) –siete inicial–; Lunde (ps), Brattset, Breistol, Ingstad, Bakkerud (2), Novak, Solberg-Isaksen, Hovden (2) y Deila.

Marcador cada cinco minutos 3-3, 6-7, 9-10, 14-13, 17-15 y 20-17 (descanso); 22-19, 24-21, 26-23, 27-25, 29-27 y 31-28 (final).

Árbitros Lah y Sok (Eslovenia). Excluyeron por dos minutos a Foppa, Coralie Lassource, Nze Minko y Kanor por Francia; y a Bakkerud (2) y Deila por Noruega.

Pabellón Jyske Bank Boxen de Herning (Dinamarca).


La selección francesa femenina de balonmano se tomó la revancha de la derrota encajada hace dos años ante Noruega en la final del Mundial de España y se ciñó su tercera corona universal, tras imponerse este domingo por 31-28 al conjunto noruego en la final del Mundial de Dinamarca, Noruega y Suecia.

Encuentro en el que las vigentes campeonas olímpicas hicieron valer su mayor profundidad de banquillo, gracias a la actuación de jugadoras como la lateral Lena Grandveau, autora de cinco dianas, o la portera Hatadou Sako que fueron determinantes en la segunda mitad.

Una plantilla sin fisuras que ha permitido a las de Olivier Krumbholz cerrar el campeonato con pleno de victorias, tras derrotar hasta en dos ocasiones al todopoderoso conjunto noruego, al que ya venció por 24-23 en la jornada final de la segunda fase.

Derrota que no pareció afectar al equipo nórdico que aferrado a los goles de Henny Reistad, que arrancó el encuentro con la misma eficacia que le permitió firmar quince tantos ante Dinamarca en las semifinales, se situó con una renta de dos goles (6-8) a los doce minutos de juego.

Un tiempo en el que el seleccionador francés ya había rotado a toda su primera línea, consciente de que el factor físico podría ser un factor fundamental, máxime tras la prórroga que Noruega tuvo que jugar el viernes para acceder a la final.

Cambios que no afectaron, sin embargo, al rendimiento del conjunto galo, que no sólo no vio mermado su juego, sino que dio un paso adelante, sobre todo, en ataque con la presencia de jugadoras como Meline Nocandy y Orlane Kanor, que hizo gala de su poderoso brazo.

Todo lo contrario que Noruega, que en el momento que tuvo que dar respiro a jugadoras como la central Stine Oftedal, que dejó patente en cada una de sus acciones el inmenso talento que atesora, o Henny Reistad vio notablemente reducida su eficacia.

Una circunstancia que permitió a Francia dar la vuelta al marcador con un parcial de 9-5 que situó a las galas con una renta de dos goles (15-13) a nueve minutos para la conclusión de la primera parte.

Tiempo en el que la selección francesa, que siguió moviendo constantemente su banquillo, dio un nuevo paso adelante, en esta ocasión en defensa, donde las de Krumbholz, lideradas por una imponente Pauletta Foppa, obligaron a Noruega a cometer cada vez más y más errores.

Fallos que el conjunto galo no tardó en convertir en fulgurantes transiciones que permitieron a Francia escaparse en el marcador, tras adquirir unos más que interesantes cuatro goles (20-16) de ventaja.

Pero si hay un equipo al que nunca se puede dar por muerto es a Noruega, como bien sabe la selección francesa que hace dos años vio como las nórdicas les arrebataron la medalla de oro en una final en la que llegaron a perder hasta por seis goles de diferencia en el primer tiempo.

Una remontada que las noruegas trataron de volver a repetir este domingo en Herning de la mano de la veterana portera Katrine Lunde, de 43 años, que con sus siete paradas en el segundo tiempo permitió a Noruega mantenerse siempre vivas (23-21) en el marcador.

Pero Lunde no encontró en ataque el apoyo de sus compañeras, especialmente de la cañonera Henny Reistad, que pareció acusar en la segunda mitad el esfuerzo realizado en las semifinales, como atestiguó el único gol que la noruega firmó en el segundo tiempo.

Tampoco mostró su mejor versión Nora Mork, que volvió a mostrar la misma discreta línea que ha mantenido durante todo el campeonato, y sólo anotó un gol de jugada en todo el partido, tras no errar, eso sí, ninguno de los siete lanzamientos de penalti que intentó.

Hecho que hizo recaer toda la responsabilidad ofensiva en la central Stine Oftedal, que pese a sus seis tantos, no pudo ella sola derribar el cada vez más sólido muro defensivo del conjunto francés.

Problemas y más problemas que no impidieron que Noruega, que dio una nueva muestra de su competitividad y capacidad de resistencia, llegar a los últimos once minutos de juego con opciones de pelear por el título (26-25).

Algo que no estaban dispuestas ni Lena Grandveau, que tuvo que jugar prácticamente toda la segunda parte por el golpe recibido en la nariz por Laura Flippes, la teórica titular, ni la portera Hatadou Sako, que sustituyó a Laura Glauser tras el descanso.

Dos habituales suplentes que demostraron poseer la calidad y, sobre todo, el carácter para asumir la responsabilidad y conducir con sus goles y paradas a Francia a la victoria (31-28) y a su tercer título mundial.

Dinamarca, tercera

La selección danesa de balonmano revalidó, por su parte, la medalla de bronce que se colgó hace dos años en el Mundial de España, al imponerse este domingo por 27-28 a Suecia, en un partido que fue dirigido por el árbitro de la Federación Navarra Yon Bustamante y por su compañero, el vizcaíno Javier Álvarez.

Jesper Jensen, seleccionador danés, en la lucha por el bronce. En primer término, difuminado, el árbitro navarro Yon Bustamante. Claus Fisker