Aprovechando un parón liguero, Iñaki Ániz ha visitado recientemente su Pamplona natal. El navarro ha regresado esta temporada a Qatar, donde ya estuvo anteriormente en la selección como ayudante de Valero Rivera, si bien esta vez se ha puesto a los mandos del Qatar SC, uno de los equipos que compite en la liga del país árabe. A sus 56 años, continúa teniendo la energía suficiente para coger la maleta y seguir haciendo lo que más le gusta, que es entrenar a balonmano. Sigue siendo su pasión, reconoce, pero ante todo es “un trabajo” y lo importante es “hacerlo lo mejor posible”. “¿Que esto dura? Bien. ¿Que no dura? También”, se sincera el técnico que, hace diez años, firmó la temporada más exitosa de Anaitasuna, clasificándolo por primera vez para Europa, y sin embargo decidió no seguir en su banquillo.
Siempre reconforta venir a casa, ¿no?
Sí. A mí me gusta mucho ir y volver. Ahora tenía unos días libres debido a un parón en la Liga, tres semanas por la selección, y aprovechando un poco todo, me he venido una semana a Pamplona.
¿Qué tal por Qatar? ¿Cómo es su vida allí?
Me dedico sobre todo a entrenar. Mi vida tampoco es muy diferente a la que podría hacer en España en cualquier club. Me levanto, voy a entrenar, vuelvo, como, hago alguna compra o lo que sea y a la tarde regreso a entrenar. Es una vida dedicada al trabajo, con alguna parte de vida social. Los días festivos allí son viernes y sábado. Pero, sobre todo, me dedico a entrenar.
Ya conocía el país de una etapa anterior. ¿Cómo es?
Cada uno se formará una idea de lo que vea. Lo más importante para ello es visitar un país y conocerlo. Dentro de los países del Golfo hay unos más abiertos y otros más cerrados. En Qatar hay mucho turismo y mucha gente de fuera que va a trabajar. Es un sitio con sus peculiaridades, donde se puede vivir trabajando aceptablemente bien.
También ha tenido algún susto por allí. Me refiero al ataque de Israel contra líderes de Hamas en Doha, en el mes de septiembre. ¿Cómo lo vivió?
Estaba en el hotel y escuché una ráfaga. Me asomé al cristal y, a lo lejos, había una nube de humo que iba creciendo. Desde ahí empecé a escuchar coches de policía, alarmas... Fue increíble. Pero es verdad que a los 15 minutos volví a mirar y ya no había nada. Es un país que, parece, está mediando en las negociaciones para llegar a un acuerdo. Fue un susto. Antes, además, creo que habían atacado la base naval de Estados Unidos, aunque fue más selectivo y avisaron el día anterior. Pero esto ya fue otra cosa.
Un susto más que miedo, ¿no?
Sí. No sé si transfiere mucho a la gente de allí. Yo tengo a policías jugando en el equipo y decían que están en alerta. Tuvimos un viaje a Kuwait para disputar el Campeonato Árabe en pretemporada y no sabían si iban a poder ir porque estaban en un grado más de alerta.
Lo que está claro es Qatar es un país que le gusta. Estuvo una vez y ha vuelto.
Yo esto lo veo como un trabajo. Ha sido mi pasión toda mi vida, pero es un trabajo y hay que tomárselo así. Estoy en un equipo que va mejorando y que la temporada pasada quedó el último en la clasificación. Yo soy un tipo de entrenador con bastantes años ya y en esta última etapa de entrenamiento de mi vida estoy todavía abierto a poder viajar. Surgió esta posibilidad, yo ya había estado allí, y siempre es mejor ir a un sitio conocido, más teniendo en cuenta que está muy lejos. Son siete horas de avión. Tenía el contacto de Ricard Franch, el segundo entrenador de la selección, que ha vuelto ahora con Valero Rivera, y mediante él se pudo concretar esto. He estado en Baréin, en Italia... ¿Me gustaría estar más cerca? Seguro. Pero todos los años, cuando van a empezar las temporadas, es cuando te empiezan a llamar. Todavía considero que estoy en disposición de salir y por eso salí.
¿Y cómo es la liga catarí, para hacernos una idea?
Hay como tres equipos que son los que aspiran al campeonato: Duhail, Al Rayyan y Al Arabi, que tienen jugadores extranjeros, con sueldos más altos, profesionales a todos los niveles y su objetivo es ganar las competiciones que hay en Qatar. Luego hay otro grupo de clubes, experimentados, que llevan toda la vida. Y, finalmente, está un equipo como el nuestro con gente más joven, con más proyección, que lo que intenta es mejorar posiciones en esa liga. Es un campeonato que se juega todo en laFederación, en el pabellón donde se disputó el Mundial de 2015. Son partidos que se televisan y no hay mucho público. Pero es una liga difícil, hay que conocerla y yo lo estoy haciendo. Estoy en ese proceso de conocimiento y, con seguridad, estaremos mejor conforme pase el tiempo.
¿Y están abiertos al tipo de balonmano que a usted le gusta? ¿Cómo van adquiriendo todo ello?
Sí, sí. Aunque no sólo es el que me gusta, sino el que se puede hacer. Tengo que afinar el modo de juego. Están abiertos, sí, y también a su manera. Hay un aprendizaje de lo que es el mundo profesionalizado y, en ese sentido, se pueden dar pasos hacia adelante. Porque sobre todo son jugadores jóvenes y la mayoría vienen de Túnez o de Egipto. Ellos tienen una idea de profesionalismo que, seguramente, puede avanzar mucho. Ese es uno de los retos. Me refiero al entrenamiento invisible, al descanso, a la actitud en la preparación... Hay un camino en el que ahondar y en el que vamos mejorando.
Ahora está en Qatar, pero también ha pisado Baréin, Chile, Italia... Ser entrenador, y más en un deporte como el balonmano, requiere estar dispuesto a viajar. A moverse.
En la primera etapa de profesional como entrenador yo hice Chile-Anaita-Chile-Anaita. Es decir, que tan mal no lo debí hacer cuando me volvieron a llamar. Me hubiera gustado, por otro lado, estar más tiempo. Hace diez años sí que tenía una ilusión por entrenar, cómo decirlo, en unos niveles más altos. Otras expectativas. Pero ahora lo veo de otra manera. Sigue siendo una pasión, pero es un trabajo. Se trata de hacerlo lo mejor posible. ¿Que esto dura? Bien. ¿Que no dura? También. Me hubiera gustado a lo mejor construir la carrera de otra manera, pero lo que tengo bueno es que sigo abierto. Este año, por ejemplo, falleció mi madre en febrero y era una buena oportunidad para salir de nuevo. No me cuesta. Hay que estar preparado. No tengo familia y eso lo facilita cien por cien. Y, además de todo ello, siempre me ha gustado conocer gente, países y culturas. A eso ayuda que económicamente es mejor, porque ya sabemos cómo está el balonmano en España. Para mí es lo mismo estar a 500 kilómetros que a 7.000. Es una experiencia de vida, más allá del balonmano.
EL PROTAGONISTA
Lugar y fecha de nacimiento. Pamplona, 17 de febrero de 1969.
Equipo actual. Qatar SC, con el que disputó en septiembre el Campeonato Árabe de Clubles en Kuwait, finalizando sexto.
Trayectoria. Entrenó al TID San Antonio en las temporadas 2007/2008 y 2008/2009. Posteriormente dirigió al Villa de Aranda en Plata, de 2009 a 2011. Ha sido seleccionador femenino de Chile en dos etapas: 2012/2013 y 2017/2018. Su debut en la Liga Asobal se produjo de la mano del por entonces Helvetia Anaitasuna, en el curso 2014/2015, consiguiendo la mejor clasificación de la historia para el equipo, una cuarta posición que le llevó a disputar por primera vez competición europea. En 2018, previo paso por Chile, regresó a Anaitasuna, hasta 2020. En 2022 dirigió a la selección júnior de Baréin; de julio de ese año a febrero de 2023 fue ayudante de Valero Rivera en la selección de Qatar; en la 2023/2024 entrenó al Rocasa Gran Canaria, aunque no terminó la temporada, lo mismo que con el Erice HB de Italia en 2024. Con Javi Gracia y Marta Casado llevó a los infantiles del BM Noáin a ser quintos de España este año.
¿Le gustaría volver alguna vez?
Sí, claro. Me gustaría volver a casa. Pero a veces no es posible. Los proyectos que hay aquí están muy bien dirigidos, a la vista está, y el tiempo dirá. No sé cuánto estaré en Qatar. De momento están contentos, más allá de los resultados deportivos, y esto va para adelante. Pero no se sabe.
En su primera experiencia en Anaitasuna consiguió clasificar al equipo por primera vez para Europa en una temporada histórica. Pero lo dejó. ¿Por qué?
Porque la temporada fue muy dura, a pesar de lograr algo increíble. Dura en cuanto a resultados, entrenamientos, relaciones... En la segunda vuelta, si no recuerdo mal, no perdimos un solo partido desde finales de febrero. Había un equipazo, con Costoya, Juan Castro, Lorger, Ricard Reig, Chocarro, Goñi, Nadoveza, Jorge Silva... Aunque yo quizá no estaba tan ducho en lo que era la alta competición. Fue mi debut en la Asobal. Y así lo percibí. Estaba muy cansado, también muy agradecido, pero yo me veía y estaba vacío completamente, a pesar de que la segunda vuelta era ganar, ganar y ganar. Esa decisión la tomé muy consciente y no me arrepiento. En todo trabajo hay que estar bien y no tener dudas.
“Dejé Anaitasuna en la primera temporada porque estaba muy cansado. También agradecido, pero yo me veía y estaba vacío completamente”
¿Cómo ve ahora al equipo en esta nueva etapa en la Plata?
La verdad es que no he visto ningún partido entero. Sigo los resultados, por supuesto. Hay un muy buen entrenador (Nacho Moyano), algo constatado. Y, cuando se baja, entiendo que hay que tener paciencia. A lo largo de la temporada va a ver resultados buenos y malos que a veces se encadenan. Ojalá no. Hay que tener tranquilidad. Parece que es un equipo muy joven y se debe tener calma. Si la cosa va bien se puede luchar por ascender, visto desde fuera parece ser el objetivo. Pero hay que tener en cuenta que es una categoría muy difícil, en la que puedes perder en cualquier sitio. No basta sólo con saberlo, sino que hay que aceptarlo.
¿Y al Replasa Beti Onak le sigue?
Sí. Ahora quizás sigo más la Liga femenina. He visto también partidos del Rocasa. El del Beti parece que es un proyecto ya consolidado, que va mejorando piezas poco a poco. Está teniendo un inicio de Liga muy bueno, también en Europa, y ojalá siga así. Parte de una defensa extraordinaria y, a partir de ahí, está la calidad de las jugadoras, en especial de la primera línea. Es un equipo muy bien dirigido a todos los niveles y, si no se genera una expectativa demasiado alta, irá consiguiendo cosas como el subcampeonato de Copa de la pasada temporada. Lo veo muy encauzado desde fuera.
Más allá de esos niveles, también se están produciendo grandes resultados en la base del balonmano navarro. Se está haciendo un buen trabajo.
Sí, sí. Hay muchos clubes que están muy bien entrenados, trabajados y organizados. Y la Federación tiene también su apoyo a todo esto, que se refleja en los CESA. Más allá de ser campeón de España, que es algo muy difícil, es estar entre los cuatro o los ocho primeros. Eso es muy importante, porque se genera una cultura de entrenamiento y los chicos y las chicas confían, como está pasando ahora, que pueden jugar en los equipos de arriba. El balonmano base es el futuro y el presente.
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