“Siempre, siempre, siempre... Gora Anaita, carajo!”. Con estas palabras terminaba este jueves Quique Domínguez la comparecencia en la que el Helvetia Anaitasuna anunciaba que el técnico gallego no continuará como entrenador del equipo la próxima temporada tras un lustro en el cargo. Cinco años “preciosos, muy bonitos “, en los que se ha sentido “muy feliz y acogido”, si bien, a su pesar, llegarán a su fin al concluir la actual campaña. “Toca admitirlo, toca aceptarlo y toca seguir”, decía un Domínguez muy emocionado durante toda su alocución.

El conjunto navarro prescinde así del preparador pontevedrés, que llegó en el año 2020 a Pamplona, en plena pandemia, cogiendo el testigo en el banquillo de Iñaki Aniz y que durante todo este tiempo ha dotado a Anaitasuna de una identidad muy reconocible, apostando por un balonmano intenso, rápido, vistoso y alegre, y construyendo continuos equipos adaptados año tras año a los ajustes presupuestarios. Siempre, eso sí, apostando y creyendo en la talentosa cantera del club.

El presidente de la Sociedad, José Narvaiz, acompañaba al técnico gallego en la rueda de prensa y era el encargado de dar la noticia así: “Es un día difícil. Quique Domínguez no continuará como entrenador del equipo Helvetia Anaitasuna. Todo tiene un principio y un final. Hay finales que no queremos, pero a veces tienen que ser y este es uno de ellos”. El responsable del club ensalzaba a un Domínguez que profesionalmente “es un entrenador como la copa de un pino” y en el plano personal “eres coherente, vas de frente, y tienes el sentimiento Anaita dentro, la vena verde. Tenemos el escudo grabado en el corazón”, le decía dirigiéndose a él.

Un adiós roto por el llanto

Quique Domínguez ha sido uno de los pilares del proyecto verdiblanco de estos últimos cinco años. Amante de la palabra y siempre cuidadoso con el lenguaje, el gallego se explayó en una concurrida comparecencia en la que estuvo rodeado por jugadores, cuerpo técnico, amigos y por su mujer, Diana, a la que se dirigió en varias ocasiones. “Ella dice que soy de proyectos largos. Que me gusta estar tiempo en los sitios. Que me cuesta irme. Y también en eso tiene razón. Seguramente será porque me vacío, me vuelco, me entrego al máximo y doy lo que tengo. Esa es la educación que recibí de mis padres, no tengo mérito en eso. A ellos les debo tanto". Para entonces las lágrimas ya habían brotado. Y no sería la única vez. Al igual que ocurrió a finales de diciembre del pasado año, en la previa del último partido de la primera vuelta en Cangas. Un llanto que, ahora, cobra aún más sentido.

“Aquí me he encariñado mucho, porque han sido cinco años preciosos”, prosiguió. “Están siendo cinco años muy bonitos. Me cuesta hablar en pasado. Me he sentido muy feliz y muy bien acogido por todos los que estáis aquí y por muchos que no han podido venir, pero me han mandado mensajes muy bonitos”.

El aún entrenador del Helvetia Anaitasuna estuvo flanqueado en la mesa por el presidente José Narvaiz y también por Javier Angulo, preparador físico y nutricionista del equipo; y en los extremos por el actual capitán, Aitor García, y por otra de las leyendas de la entidad, Carlos Chocarro. Desde ahí, Quique Domínguez asumía una decisión, la de su no continuidad una vez finalice su contrato al terminar el curso, que parecía no compartir. “Alguien ahora decide que ya no es buena idea que yo siga siendo el entrenador de este equipo. Por mucha rabia que me dé y por mucha rabia que sienta es así, y siento que tengo que aportar aquí todavía. Es la ley del entrenador y de la vida. Toca admitirlo, toca aceptarlo y toca seguir”.

Antes de estas palabras, el preparador pontevedrés recordaba cómo fue su aterrizaje en el conjunto navarro. “Alguien, un día, pensó que era buena idea que yo fuese el entrenador de este equipo. Eso fue cuando el mundo estaba a punto de pararse. Me llamó por teléfono y después me mandó un correo, en el que me detallaba y explicaba qué era la Sociedad Anaitasuna. Me hablaba de los jugadores de la casa, de los de fuera, de los objetivos y de los valores de Anaita. Ese correo lo he leído muchas veces y lo guardo también con mucho cariño”, explicaba antes de emocionarse de nuevo. “La persona que pensó que era buena idea que viniese aquí fue Javi Gracia –exdirector deportivo de la sección y presente en el acto–. Nunca te voy a agradecer suficiente aquello. No sé si soy malo, regular, bueno o muy buen entrenador. No me toca a mí decirlo. Lo que sí es seguro es que me voy siendo muchísimo mejor entrenador y que mis cinco mejores años de entrenador los he dado aquí. Con mis defectos, muchos, pero con alguna virtud, he dado todo lo que tenía”, confesaba.

Orgullo por la cantera

Bajo la batuta de Quique Domínguez son varios los canteranos que han tenido la oportunidad de debutar en la Liga Asobal o de formar parte del primer equipo. “He tenido el orgullo y el privilegio de entrenar a Xavi, Martín, Itoiz, Marco, Imanol, Ibai, Mikel… Todos esos que me siguen recordando y enseñando lo que es ser jugador de club, jugador de cantera, y llevar esculpido el escudo de verdad en el corazón Anaita”. Y, especialmente, dirigió bonitas palabras a Iñaki Martínez, Kaki, portero de Anaitasuna hasta la pasada campaña. “Una de las razones por las que uno es entrenador es por entrenar a tipos como tú. Por aprender de tipos como tú. Da gusto tener jugadores tan entrenables, da gusto ver a gente de tan poca edad ser tan capaz y madura, y aprendiendo tanto”.

Según recalcó Domínguez, su idea de entrenador “es coger un grupo, convertirlo en un equipo, hacer que compita bien y enseñar a los que están contigo. Trabajar para que sean mejores jugadores y mejores seres humanos. Eso, en estos cinco años, se han cumplido todos. No saco pecho, no doy lecciones, pero hay algunas cosas de las que sí estoy cien por cien seguro: mis equipos han competido bien y mis jugadores y yo hemos crecido en estos cinco años”.

El anuncio de su marcha del equipo se produce en el parón por el Mundial de Croacia, Dinamarca y Noruega. Tras las vacaciones navideñas, Anaitasuna regresó esta semana al trabajo, con el objetivo de preparar una segunda vuelta que será exigente y en la que deberá trabajar al máximo para enmendar una difícil situación clasificatoria. 

“Queda una segunda vuelta por jugar. El otro día se lo decía a los jugadores. Tengo la certeza absoluta de que nuestra primera vuelta vale más que los ocho puntos que tenemos. Este equipo ha competido muy bien, ha jugado muy bien al balonmano y lo va a seguir haciendo”, recalcaba. “El camino está trazado y seguiremos por ahí. No tengo dudas de que la segunda vuelta será mejor. Creo que el trabajo que hacemos es el bueno y tanto esfuerzo que ponemos tiene que tener recompensa. Os quedan cinco meses por aguantarme”, sentenciaba.

"SIEMPRE TE LLEVAS A LAS PERSONAS"

Siempre atento, detallista, empático y afectuoso, Quique Domínguez aprovechó su despedida para agradecer a todas las personas que le han acompañado en su estancia en Pamplona. No escatimó elogios a su cuerpo técnico y a la “buena decisión” de acabar teniendo a Pablo Galech como ayudante. Tampoco a los fisioterapeutas como Pablo Inchauspe, Josetxo Retegi o Eli Arrechea, a los que deseó que “ojalá algún día os reconozcan y os valoren” la entrega. También tuvo palabras para su predecesor, Iñaki Aniz, presente en el anuncio de su despedida, “un enorme entrenador y una maravillosa persona”. Mencionó a Javi Gracia y también se dirigió al técnico de Osasuna Magna, Miguel Hernández, que quiso arropar a su compañero de pista. “Siempre disponible, siempre ofreciéndote, siempre tan cariñoso conmigo. Antes Imanol (Arregui) y después tú. Díselo a Imanol, por favor”. Valoró la presencia del director técnico de la Federación Navarra, Iñaki Muñoz, y le agradeció que “hayas contado conmigo”. No se olvidó de José Luis Gorria, de mantenimiento de Anaitasuna, ni tampoco del “enorme” Santos García, padre del capitán. Domínguez reconoció que él y su mujer echarán de menos las excursiones por Navarra o “los garroticos de Beatriz y los cafés en el Peregrino”, entre otras cosas. “Siempre te llevas a las personas”, decía.

Quique Domínguez, en el centro, durante la rueda de prensa Iñaki Porto