El apellido Casasola está muy ligado al deporte. Mica es, con 28 años, la mediana de tres hermanos y desde los 9 se ha dedicado al balonmano. La misma disciplina comparte con su hermana pequeña, Caterina, que a sus 24 años juega también de primera línea en el Lleida Handbal Club, que esta temporada se estrenará en la División de Honor Oro. Tiago, el hermano mayor que acaba de cumplir 30, es futbolista y acaba de fichar por el Catania FC de la Serie C de Italia, tras su paso por el Ternana.

En 2015, la ahora jugadora del Replasa Beti Onak partió de su Argentina natal para cruzar el charco y acompañar a Tiago en su aventura deportiva en Inglaterra, donde acabó vistiendo la camiseta del Thames Handball Club. “El club al que iba mi hermano tenía un convenio con un equipo de balonmano. Yo ya estaba en la selección y me dijeron si quería jugar allí para mantenerme. Fue una sorpresa, pero acabé teniendo una experiencia internacional con 18 años. Fueron dos o tres meses, pero para mí estuvo genial”, recuerda Casasola, quien además cuenta con orgullo cómo Tiago también pudo vivir la experiencia olímpica en Río de Janeiro’16, al ir como sparring –algo así como jugador para entrenar– con la selección albiceleste

Se reconoce, además, “muy familiar” y valora “tener cerca” a los suyos. “Mi hermano se fue pronto de casa y fue el que me impulsó a venirme aquí, lo mismo que hice yo con mi hermana. Aunque igualmente nos empujaron mi papá y mi mamá”.

Si bien no se reúnen todo lo que les gustaría, sí que procuran encontrarse y abrazarse en cuanto pueden. “Con mi hermano me veo menos, ya que tenemos calendarios muy distintos. Para irme a Italia necesito 3 o 4 días por lo menos, que es algo que no podemos tener. En las fiestas siempre estamos juntos, eso sí. Vamos a Italia o buscamos un punto en común, al que mi mamá viene también desde Argentina. Con mi hermana sí que puedo estar más tiempo. Si contamos con dos o tres días, viajamos. Este año, que tenemos menos distancia, espero verla más”.