Todos y cada uno de nosotros tenemos nuestras particulares preferencias a la hora de valorar el atractivo físico de una persona. En ello hay una parte subjetiva, que puede estar relacionada con las facciones, el color de ojos o de pelo, la estatura o la forma física, pero también hay una parte más objetiva que puede tener algo que ver con la simetría del rostro.

Pues bien, cuando consumimos alcohol, las personas que vemos a nuestro alrededor nos parecen más atractivas. Así lo sostienen diversos estudios, uno de ellos elaborado por la Universidad de Bristol (Reino Unido), que además señala que no hace falta mucho alcohol para que se produzca esta percepción. La investigación asegura que con un consumo moderado (dos cervezas) ya vemos a los demás un 10% más atractivos.

Según otro estudio de las universidades británicas de St. Andrews y Glasgow, este sex appeal no es la consecuencia de que el consumo de alcohol aumente nuestra líbido ni de que nos volvamos menos selectivos o menos exigentes al juzgar la belleza. En realidad, se trata de un fenómeno que se llama gafas de cerveza (beer googles, en inglés), unas lentes inexistentes que cuentan con una peculiar graduación para percibir la estética.

El psicólogo Bertrand Regader apunta que, cuando bebemos, el alcohol elimina las inhibiciones sociales, es decir, nos cuesta relacionarnos menos que si estuviéramos sobrios. Así, cuanto mayor sea nuestra predisposición romántico-afectiva, más atractivas nos parecerán las demás personas. 

Cuatro jóvenes beben chupitos en la barra de un bar. Freepik

Cambio de percepción

Pese a que existen distintas teorías sobre este fenómeno, la más aceptada es la que se extrae de un estudio elaborado por la Universidad Roehampton de Londres y tiene que ver con la simetría bilateral: vemos más atractivas a aquellas personas cuya mitad se parece más a la otra como si fuera un espejo. Así, la investigación concluye que cuando bebemos se altera nuestra capacidad para percibir la asimetría en el rostro y en el cuerpo de otras personas. De esta forma, pueden parecernos atractivas personas a las que en otro momento no prestaríamos ninguna atención. 

Otro punto interesante es que este efecto gafas de cerveza funciona en ambos sentidos. Es decir, científicos de la Universidad Pierre Mendez-France de París han concluido que el alcohol no solo hace que veas a los demás más atractivos de lo que son, sino que también propicia que nos veamos más atractivos a nosotros mismos

Los participantes en el estudio que se puntuaron más alto fueron curiosamente los que más habían bebido. Eso sí, después, una mirada objetiva se encargó de valorar unos vídeos grabados por los participantes y a su juicio la gente ebria fue la que salió peor parada.

Ahora ya lo sabes, si sales de fiesta y la cosa se te va de las manos lo más seguro es que solo consigas ligar con alguien que haya bebido tanto como tú, es decir, que también lleve puestas unas gafas de cerveza.