Calor, bicis y acampadas
gran ambiente muchos aficionados pasaron la noche previa a la etapa en san miguel, donde pegó el sol
san miguel de aralar - Por primera vez en su historia, la Vuelta finalizaba en el alto de San Miguel de Aralar, un bello paraje, coronado por su milenario santuario, que ayer respiró ciclismo por los cuatro costados. Y no solo, como es obvio, por los corredores participantes en la carrera, ampliamente jaleados por los asistentes, sino también por el gran número de aficionados a la bici que optó por este medio para disfrutar de un gran final de etapa.
Bien por la carretera de Lekunberri o incluso por la propia pista desde Uharte, fueron muchos los ciclistas aficionados que literalmente tomaron San Miguel. Cuadrillas de amigos o integrantes de clubes ciclistas aficionados no se quisieron perder este gran acontecimiento deportivo y vivir, en primera persona, la dureza de un ascenso tan exigente.
Pero, sobre todo, fueron a disfrutar. Al igual que los miles de aficionados que se acercaron a Aralar no solo de Navarra, sino de también de otras provincias e, incluso, de otros países como Holanda, Francia y Colombia. No importó el asfixiante calor. El sol pegó con fuerza, pero las gorras, los paraguas o las sombras de las hayas y demás árboles contribuyeron a soportar mejor las altas temperaturas.
Quienes se acercaron ayer hasta San Miguel, además, quisieron vivir la carrera lo más cerca posible. Sentir el esfuerzo de los ciclistas subiendo por la exigente pista. Para ello buscaron la mejor ubicación y para conseguirla muchos aficionados optaron por acampar desde el día anterior en Aralar con tiendas de campaña, asegurándose así un buen sitio. Las autocaravanas también fueron un medio muy utilizado.
Por contra, quienes optaron por el vehículo para subir hasta San Miguel encontraron más dificultades. Ya en Baraibar, la Guardia Civil informaba a los conductores de la imposibilidad de acceder hasta arriba y que deberían estacionar antes. Como mucho, pudieron llegar hasta el aparcamiento de la explanada previa a la antigua casa forestal, abarrotado de coches. Luego tocó andar.
Una vez se llegaba a la cima, el bar del refugio fue parada obligatoria, máxime con el fuerte calor que apretaba y que llevaba a cientos de personas hasta su barra -se colocó una en el interior de refuerzo- para poder refrescarse a costa de una buena bebida.
Conforme se acercaba la hora de llegada, el ambiente iba creciendo. Los aficionados se agolparon frente al podio, ubicado en el exterior del refugio, con San Donato de testigo al fondo. Querían ver a sus ídolos. Entre los más aplaudidos los navarros: Mikel Nieve, Imanol Erviti y Javier Aramendía. Sin olvidar al líder, Alberto Contador, muy perseguido por la chavalería; y el ciclista Alejandro Valverde, que también recibió gritos de apoyo del público asistente.
Para comer, paella. Bajo una sombra bien apañada, un grupo de amigos disfrutó en San Miguel de una paella para comer: Campi Lasterra, de Galar; el alcalde de esta Cendea, Cecilio Lusarreta; Vicente Atiega (Vitoria); Pablo Bujanda (Moreda de Álava); Javier Brieva (Noáin); Nicolás Sagüés (Belascoáin); Ricardo Goikoetxea (Uharte), Iosu Ducar (Arbizu); Patxi González (Berriosuso); Martín Arraztoa, Miguel Erro y Juan Arraztola (Belascoáin); Íñigo Mitxelena, Josetxo Ducar y Miguel Astiz (Ihabar).
Clubes de la Sakana. El Club Ciclista Burunda y el Club Ciclista Aralar fueron reconocidos.