A Xabier Mikel Azparren le sienta fenomenal Portugal. Un traje hecho a medida. En el Algarve pespuntó y en el Alentejo, en su segunda incursión, remató. Cantó bingo Azparren, que no es precisamente un fado, aunque tiene su esencia, personal e intransferible. En el fado se expresan las experiencias de la vida a través del canto. Generalmente lo canta una sola persona. A solas con su bici, a Azparren le gustan más los trallazos del rock&roll y el brillo de las chaquetas de lentejuelas de las grandes estrellas.

Azparren, descarado, desvergonzado, es un ciclista que corre al asalto. Bandera pirata. Siempre al ataque el donostiarra, que posee determinación y seguridad en sí mismo. Jugó su carta. Ganadora. “He visto que la gente ha gastado lo que tenía y he jugado mi carta. He arrancado a falta de 12 kilómetros y he logrado la victoria que tanto llevábamos persiguiendo”, dijo Azparren.

Perteneciente a una estirpe de ciclistas, Xabier Mikel subrayó su nombre en la segunda jornada de la carrera portuguesa. La lidera el ciclista del Euskatel-Euskadi, que mudó el naranja por el amarillo. Rey sol. “El equipo ha estado de diez”, enfatizó el donostiarra.

Azparren se encrespó ante Tiago Machado en el vis a vis de Portel. En su memoria siempre recordará ese lugar y esa fecha: el 17 de marzo. Las primeras veces son inolvidables porque suponen un descubrimiento y a la vez, un comienzo, un viaje iniciático hacia el porvenir. “La única alegría en el mundo es comenzar. Es hermoso vivir porque vivir es comenzar, siempre, a cada instante”, reflexionó tiempo atrás el poeta Cesare Pavese.VORACIDAD

Azparren es pura vida, un canto al ciclismo audaz, al que no atiende al retrovisor porque lo importante pasa delante, cuando el futuro se hace presente. Azparren representa todo eso. Tiene apetito. Es voraz. “Esto le da la razón a correr como corremos, además de tener siempre a corredores dispuestos a darlo todo, como es el caso de Xabier Mikel. Seguro que no es la última victoria que consigue por la raza que tiene corriendo”, describió Jorge Azanza, director del Euskaltel-Euskadi.

En su segundo curso en el profesionalismo, Azparren demostró su madurez y su instinto competitivo para estrenar su palmarés y otorgar al Euskaltel-Euskadi su primer logro de la campaña.La victoria abraza al equipo naranja tres días después de conocer su incursión en la Vuelta. Azparren dio la razón a la organización de la carrera española. El Euskaltel-Euskadi gestionó la jornada de forma estupenda. Siempre presente, consciente de su jerarquía en una prueba donde se presupone uno de los equipos con más huella, apostó con Azparren, que posee el colmillo retorcido.

SIEMPRE AL ATAQUE

El guipuzcoano es atrevido. Hasta su bicicleta Orbea, tuneada, distinta a la del resto de sus compañeros, le define. Es expansivo. No se arruga nunca Azparren, que posee el convencimiento necesario. Cree en sí mismo. Por eso le gusta encararse al viento aunque le parta la cara. Tiene el carácter de los ganadores, tipos dispuestos a perder porque son capaces de levantarse de nuevo. Eso mide con exactiud la piel de los mejores.

Así que Azparren, que desde pequeño persiguió el sueño de correr con el maillot Euskaltel-Euskadi, no titubeó ni un instante. Le entusiasma la acción. Telegráfico, las dudas no están presentes en su libro de estilo, el donostiarra hizo palanca a 12 kilómetros de meta. Sansón. Tiago Machado, un nombre consolidado del ciclismo portugués, le acompañó. Compartieron sidecar. En el duelo definitivo, Azparren se agitó con fuerza. A todo o nada. Un ciclista a dos tintas. Blanco o negro. Burbujas y champán. Azparren descorcha al Euskaltel-Euskadi.