n esta primera mitad del Giro, la del Blockhaus fue la primera batalla importante porque la del Etna seleccionó menos de lo esperado. La subida al Etna nos dejó el desfallecimiento de Dumoulin y Nibali, recuperado en el Blockhaus, pero poco más. Sin embargo, la etapa del domingo sirvió para aclararlo todo un poquito y saber quién no ganará el Giro. El hundimiento de Simon Yates fue inesperado. Kelderman tampoco rindió como esperábamos. Carapaz es el favorito, pero, de momento, no se desmarca. Está en su nivel, pero no establece diferencias.

En nuestro caso estamos dónde esperábamos después de superar el Blockhaus con nota a pesar de las caídas. Eso da moral. A Bardet estamos viéndole en una buena versión, renovada y mejor de lo que se podía intuir. Está en muy buena forma. Además cuenta con el apoyo de Arensman, un compañero de lujo. A Hindley también se le ve con otra chispa.

En lo que va de carrera, el Ineos ha demostrado que tiene el bloque más potente. Van a ser ellos los que van a marcar el Giro. En los días claves buscarán forzar el ritmo y romper. Para nosotros la retirada de Tratnik ha sido dura. No poder contar con un ciclista de su talla, probablemente, lo padeceremos. De momento, estamos siendo capaces de suplirlo bien. Más adelante ya se verá.

Nos enfrentamos a una semana que creo que nos dará alguna tregua, al menos hasta que lleguen las jornadas del fin de semana, que serán más potentes, sobre todo, la que nos espera el sábado, con el circuito alrededor de Torino, donde espera la subida a la Maddalena y Superga. Creo que va a ser una jornada súper exigente. La etapa del día siguiente, el domingo, con la ascensión final a Cogne, no creo que sea tan decisiva. De momento todo va por el buen camino y tenemos las esperanzas y las expectativas intactas. l