En ciencias de la computación, la disciplina que intenta replicar y desarrollar la inteligencia y sus procesos implícitos a través de computadoras. Esa es la definición de inteligencia artificial. Pero, ¿en qué ámbitos se puede aplicar o para qué se puede utilizar? Pues aunque parezca mentira, también sirve en temas relacionados con el amor.

Cupido (para los antiguos romanos) o Eros (para los griegos) era el dios que hacía que una persona se enamorara de otra lanzando sus flechas. Sin embargo, hay amores que no duran para siempre y la inteligencia artificial puede descubrir cuándo será el final. Una investigación publicada en la revista Plus One, cuya sede central se encuentra en San Francisco (Estados Unidos) indicaba que, según las conversaciones entre una pareja, se podía predecir si tenían o no futuro juntos. Durante dos años, un ordenador analizó las sesiones de terapia de 134 parejas y de esa manera, un algoritmo fue capaz de reconocer ciertos patrones en los diálogos, gracias a las características vocales de cada persona. Además, en el estudio también se establecía quién hablaba y durante cuánto tiempo lo hacía. Y, ¿cuál fue el resultado? Los expertos acertaron en un 75,6% de los casos, frente al 79,3% de la IA. Como conclusión, se destaca que en nuestra manera de hablar transmitimos información que las personas no somos capaces de interpretar.

También esta disciplina puede saber cuándo dejarás tu puesto de trabajo. De hecho, quizá lo sepan tus jefes ante que tú. Por ejemplo, la empresa IBM utiliza un sistema de retención de talentos y de anticipo a las posibles bajas a través de la inteligencia artificial. ¿Cómo? Con datos, millones de datos, por supuesto, y un aprendizaje computacional. Con esta solución, se beneficia tanto la empresa como el trabajador, ya que en muchas ocasiones la propia compañía prefiere recompensar económicamente o con un ascenso al empleado que buscar a otra persona para su puesto. Al final, de lo que se trata es de realizar una escucha por parte de los directivos, es decir, averiguar qué interesa a los trabajadores.

Comunicación

¿Te imaginas poder hablar con una persona fallecida? Ya hemos visto que gracias a la tecnología (en concreto a los denominados deepfakes) es posible ver de nuevo a personas que murieron como si siguiesen vivas. Es el caso del famoso anuncio de Lola Flores y la cerveza Cruzcampo. Pero Microsoft va más allá y ha patentado un chatbot para conversar con quienes ya no están entre nosotros. Y lo hace mediante imágenes, grabaciones de voz, publicaciones en redes sociales y mensajes de correo electrónico con los que se crea una especie de avatar. Con todo ello, la inteligencia artificial tratará de replicar la manera de hablar de una persona determinada.

Pero antes que el gigante tecnológico, el periodista James Vlahos ya montó una startup para ofrecer este servicio. Y todo a raíz de una experiencia personal. Tras enterarse del diagnóstico de su padre antes de que muriese, decidió grabar horas de conversaciones, y con la ayuda de su Dad-bot ha podido seguir hablando con su padre.

Tras ver el interés por este tipo de chatbot, James Vlahos decidió crear la empresa HereAfter para que otras personas pudieran experimentar lo mismo. Y lo pueden hacer con preguntas al asistente de voz Alexa o a través de un app en el móvil. De momento, la tecnología empleada solo sirve para conversaciones en inglés, pero su creador no descarta incluir el español en el futuro.

Sustituir a personas también se da en el mundo del cine. Un ejemplo es la tecnología de doblaje Plato, desarrollada por la empresa Adapt Entertainment, con sede en Tel Aviv. Esta herramienta, mediante un proceso de representación neuronal de IA, convierte series y películas a otro idioma con la ayuda de los actores. Tras grabar la película en el idioma original, los protagonistas vuelven a leer sus diálogos, esta vez con más cámaras a su alrededor que captan todos los movimientos de su boca, los tonos de voz, etc. para luego crear el patrón y hacer el doblaje.

En este sentido, la inteligencia artificial también podría ayudarnos a comunicarnos con los animales. Para ello, primero es preciso averiguar si otras especies utilizan elementos en su comunicación como los seres humanos. Por ejemplo, los elefantes africanos poseen el triple de neuronas que las personas, lo que podría suponer que sí utilizan elementos en sus pensamientos. Diferentes grupos de investigadores trabajan para averiguarlo. En concreto, científicos del proyecto CETI (Cetean Traslational Initiative) estudian el lenguaje de las ballenas. Y es que pretender entender a los cetáceos no es algo nuevo. La idea ya apareció en la serie de televisión de los años 90 seaQuest DSV. En ella, una máquina traducía en palabras los chasquidos y silbidos que emitía el delfín llamado Darwin.

El delfín Darwin, protagonista de la serie de televisión ‘90 seaQuest DSV’.

IA más sostenible

Sí, la preocupación por la sostenibilidad también se encuentra en el mundo de la inteligencia artificial. Y en España se prevé el desarrollo del Programa Nacional de Algoritmos Verdes. Por eso, el Gobierno lanzó hace unos meses una serie de soluciones para mitigar el impacto ambiental generado por el uso de la IA. Entre las propuestas de la Asociación Española para la Digitalización, DigitalES, se encuentran las siguientes: diseñar mecanismos en las empresas para garantizar una IA responsable; encontrar y formar al talento que vele por esta disciplina; ayudas e incentivos fiscales e inversión en plataformas españolas de supercomputación compartidas (para el entrenamiento de algoritmos verdes).

Por otro lado, España será el primer país a partir de junio en probar el funcionamiento efectivo del Reglamento Europeo de Inteligencia Artificial. Y será el primer estado en contar con una Agencia Estatal de Supervisión de la Inteligencia Artificial, seguramente antes de que termine 2022.