El intervalo de tiempo comprendido entre hace tres y dos millones de años es un período crítico en la evolución humana: aparecen dos nuevos géneros, Paranthropus y Homo, y desaparece un posible antepasado de ambos, el Australopithecus afarensis, el de la famosa 'Lucy'.
Conocer bien el complejo entramado de la evolución humana en este periodo de tiempo es una tarea extremadamente difícil debido a la escasez de restos fósiles pero hoy un nuevo estudio aporta un relevante dato: hace entre 2,6 y 2,8 millones de años, el Australopithecus y los primeros especímenes del género Homo coexistieron en el mismo lugar del África oriental.
El hallazgo ha sido posible tras el descubrimiento de nuevos fósiles (13 dientes) excavados en el yacimiento de Ledi-Geraru, en la región de Afar, Etiopía, donde la Universidad de Arizona dirige desde 2002 el Proyecto de Investigación Ledi-Geraru.
Este yacimiento ya era famoso por sus hallazgos anteriores entre los que se cuentan las primeras herramientas de piedra olduvayenses del planeta, de hace unos 2,6 millones de años, y el fósil de Homo más antiguo encontrado hasta la fecha, una mandíbula de 2,8 millones de años.
En esta misma región, en 1974, un equipo de paleontólogos formado por el estadounidense Donald Johanson y los franceses Yves Copoens y Maurice Taieb, encontraron los restos de 'Lucy', la primera Australopithecus afarensis descubierta en la historia que fue bautizada como la canción de The Beatles que sonaba en la radio aquel verano, "Lucy in the Sky with Diamonds".
Los restos de Lucy, que tenía unos veinte años de edad cuando falleció, tienen entre 3,5 y 3,2 millones de años.
Ahora, en un artículo publicado en la revista Nature, el equipo apunta que los trece dientes son de Australopithecus (de unos 2,63 millones de años) y de Homo (de hace entre 2,78 y 2,59 millones de años), lo que demuestra que hace más de 2,5 millones años ambos linajes coexistieron en la región de Afar.
Una nueva especie sin nombrar
Pero eso no es todo, el estudio precisa que estos restos pertenecen a una nueva especie de Australopithecus que debido a la insuficiente cantidad de fósiles hallados no se ha podido nombrar.
El equipo está seguro de que por su morfología los restos difieren del género Australopithecus garhi y a los de A. afarensis, lo que demuestra dos cosas, que el registro fósil de homínidos es más diverso de lo que se conocía hasta ahora, y que sigue sin haber pruebas de que la especie de Lucy sea más reciente de hace 2,95 millones de años.
Además, el hallazgo de estos dientes de Homo en sedimentos de entre 2,6 y 2,8 millones de años de antigüedad, "confirman la antigüedad de nuestro linaje", subraya Brian Villmoare, investigador del Departamento de Antropología de la Universidad de Nevada, en Las Vegas, y autor principal del estudio.
"Esta nueva investigación demuestra que la imagen que muchos tenemos en nuestra mente de un simio, pasando por un neandertal, hasta llegar al ser humano moderno, no es correcta: la evolución no funciona así", explica la paleoecóloga y profesora emérita de la Facultad de Evolución Humana de la Universidad Estatal de Arizona, Kaye Reed.
"Aquí tenemos dos especies de homínidos que están juntas. Y la evolución humana no es lineal, es un árbol frondoso, hay formas de vida que se extinguen", insiste la codirectora del yacimiento de Ledi-Geraru.
Región de Afar
Encontrar fósiles y datar el paisaje no solo ayuda a los científicos a comprender las especies, sino que también les ayuda a recrear el entorno de hace millones de años.
Las ahora tierras baldías de Ledi-Geraru donde se encontraron los fósiles contrastan radicalmente con el paisaje que atravesaron estos homínidos hace entre 2,6 y 2,8 millones de años, cuando los ríos fluían por un paisaje de frondosa vegetación hacia lagos poco profundos que se expandían y contraían con el tiempo.
Actualmente el equipo de Reed está examinando el esmalte dental para averiguar qué comían estas especies y tratar de desvelar cómo era su existencia, si luchaban por los recursos o los compartían, y quiénes fueron sus antepasados.
"Cuando se produce un descubrimiento emocionante, si eres paleontólogo, siempre sabes que necesitas más información", comenta Reed, pero para eso se necesitan más fósiles. "Por eso es importante formar a personas en este campo y que salgan a buscar sus propios yacimientos y encuentren lugares en los que aún no hemos encontrado fósiles", añade.
Encontrar nuevos fósiles "nos ayudará a contar la historia de lo que les sucedió a nuestros antepasados hace mucho tiempo, pero como somos los supervivientes, sabemos que nos sucedió a nosotros", concluye Reed.