alo largo del tiempo, el ejercicio del periodismo ha sido calificado de diversas maneras que no hacen sino reflejar concepciones teóricas divergentes sobre la esencia del quehacer periodístico y que tienen mucho que ver con el tipo de sociedad y los valores que los ciudadanos y el poder establecido de la misma defiende, ampara, persigue o practica. Se habla de periodismo crítico, democrático, objetivo, honesto, neutral o equidistante y podríamos continuar con otra retahíla de calificaciones de sencillo ejercicio de contar la realidad en su actualidad, protagonistas y circunstancias. Se trata de presentar el relato de la actualidad en sus comprobados términos factuales, describiendo las relaciones causales de los mismos para entender la realidad de lo que ocurre a nuestro alrededor. Es el ejercicio del periodista como espejo y notario de la actualidad que cuenta lo que ocurre, a través de sus fuentes o con su presencia real en el escenario de los hechos y se limita a narrarlos. Jaume Barberá es un presentador de la tele autonómica catalana que presenta un programa de entrevistas con personajes fuera del discurso oficial y que acaba de manifestar que el periodismo tiene que dejar de ser neutral y equidistante e implicarse en la explicación de lo que ocurre. Entiende el citado periodista que la situación crítica de emergencia por la que atravesamos exige un esfuerzo en los profesionales que no pueden ni deben ver los toros de la barrera, porque terminarán arrollándolos. El periodista debe de ponerse del lado de los que sufren y presentar la actualidad con esta toma de posición que implica una postura activa y combativa. Es una arriesgada forma de atravesar las líneas rojas del quehacer periodístico. Es una propuesta atractiva pero hay que repensarla porque el periodismo misionero se aleja del periodismo a secas.