Que un medio de comunicación regional cumpla 30 años es digno de celebrar. Si además ese medio contribuye con sus páginas -en papel o digitales- a enfocar distintos puntos de vista sobre el bien común de una sociedad, no solo informa a su audiencia, contribuye de forma decidida a fomentar la cohesión social y la democracia, la discusión y la reflexión públicas y; de esa manera, de forma indirecta al no darle cabida en su selección informativa, reduce los discursos de odio, la desinformación y la polarización social. Evita, en definitiva, que las minorías radicales y ruidosas suman, en una suerte de espiral del silencio, a las mayorías tolerantes y, por ello, más respetuosas y menos dadas a la crispación.

La desinformación y su otra cara, la polarización social, son armas de destrucción masiva contra las democracias y las libertades. Ponen en peligro los consensos más básicos de los que nos hemos dotado. Esto es algo que no es casual, ni propio de algunos exaltados; es una estrategia política de la ultraderecha mundial, de la antipolítica, que está perfectamente coordinada y tiene aliados poderosos, especialmente en ciertos submundos de Internet y pseudogrupos de comunicación que tienen por objetivo socavar las democracias occidentales. 

Gracias por los últimos 30 años de información veraz, discusión pública y consensos

Las mentiras sobre los recuentos de papeletas en Estados Unidos, el asalto al Capitolio estadounidense, los insultos a los cargos públicos y personas relevantes en sus profesiones por parte de cuentas anónimas -o no tan anónimas- y de personas protegidas en la masa, son estrategias pergeñadas y articuladas por el ‘Tea Party’ que apoyó a Donald Trump en Estados Unidos y consiguió llevarlo a la Casa Blanca y casi evita que salga, por la fuerza. Un tiempo de infausto recuerdo del que no podemos descartar un segundo episodio.

Esos grupos tienen conexiones directas con ciertos sectores conservadores y ultras de España, que los aplican de la misma manera en nuestra tierra. Primero de forma más específica en Madrid, pero sus tentáculos viajan rápido a través de unas redes sociales controladas por multinacionales que solo piensan en el beneficio económico y a las que les importan poco los consensos. Antes al contrario, la lógica del algoritmo sugiere que a mayor nivel de conflicto, más nivel de respuesta; a más lío más tráfico y más dinero. Es el ultraliberalismo económico aplicado a la democracia: menos mediación de los medios de comunicación y más ‘libertad’ para elegir. ¿Nos suena de algo?

El ‘me gusta la fruta’ de Isabel Díaz Ayuso para insultar al presidente del Gobierno de España, los infundios sobre la calidad democrática de las instituciones españolas o, a escala más local, los insultos machistas a la Presidenta de Navarra o el intento de asalto al Parlamento –que algunos sectores políticos instigan, apoyan o, al menos, no condenan con la contundencia necesaria- son distintas caras de una misma moneda. 

Un discurso público peligroso para todos y todas que no debiéramos permitir los que defendemos una sociedad plenamente democrática donde el respeto y la convivencia entre diferentes son valores básicos. Pero no debemos responder de la misma manera no debemoscaer en sus provocaciones. Y aquí la prensa juega un papel fundamental. Necesitamos de una prensa libre, ética, sin interferencias por parte de instituciones estatales o de presiones corporativas. Que sea capaz de analizar la totalidad del entorno sociopolítico, que proporcione un debate inteligible y esclarecedor y que fomente el diálogo entre distintos puntos de vista, que estimule el pensamiento crítico. No vamos a pedir una actitud acrítica ante los gobiernos nunca, pero sí honestidad: que cuenten lo que hacemos mal, por supuesto, pues nos ayudará a mejorar; pero también lo que hacemos bien como sociedad. Y no es espacio este para aburrir con la retahíla de datos objetivos que sitúan a Navarra a la vanguardia de España en muchos aspectos.

En su libro Contra el odio, la periodista, filósofa y escritora alemana Carolin Emcke advirtió de forma premonitoria: ‘el mundo parece una olla a presión y el odio es uno de los ingredientes principales del caldo’. En una reciente entrevista, advierte de los peligros de dar como consolidados nuestros derechos y libertades frente a una intolerancia cada vez mejor organizada.

Hannah Arendt dijo que la realidad es lo que, en última instancia, tenemos en común. Hay gobiernos y empresas que tienen interés en que nos perdamos en discursos absurdos. Por eso, añade, Emcke, la confusión es un producto, se fabrica, igual que el odio.

La desinformación, los fenómenos meteorológicos extremos, la polarización social, la ciberseguridad y los conflictos armados serán los principales riesgos en los próximos dos años, según las conclusiones del Foro de Davos. Las principales amenazas para las democracias liberales que se basan en la libertad y en el acuerdo entre diferentes. Por eso en Davos y en otros muchos lugares, como el Parlamento Europeo, preocupa que un anónimo difunda insultos o información falsa sobre vacunas, sobre la coeducación en la escuela pública, sobre la autoría de un atentado o sobre los viajes de un Gobierno sin ningún tipo de consecuencia.

Por todas esas razones, gracias por los últimos 30 años de información veraz, discusión pública y consensos. Creo sinceramente que Navarra es un lugar mucho mejor para vivir que entonces y, sin duda, DIARIO DE NOTICIAS tiene parte de ese mérito.

Por muchos años más. Eskerrik asko