Fecha: sábado, 13 de marzo. Lugar: sala Tótem, Atarrabia. Intérpretes: Rubén D. Morodo Ruiz "Morodo" a la voz; secundado a las voces por dos coristas y por MC Dompa (ocasionalmente) y acompañado por los Ranking Soldiers, formación integrada por Jordi Minott Suñol, a las guitarras y a la dirección musical; Ramón Vagué, al bajo; Albert Tillo, a los teclados; Pau Checa, a la batería, y un percusionista adicional. Como teloneros se contó con Ganjahr Family. Incidencias: concierto de presentación de "Rebel Action", próximo nuevo disco de Morodo. Hora y media de duración, bises aparte. Buena entrada, cercana a los 2/3. Público mayoritariamente joven que se mostró desigualmente participativo.
MORODO materializó el pistoletazo de salida de su nueva gira en Tótem, mostrando viejos hits y unas cuántas de las nuevas canciones llamadas a integrar Rebel Action, su inminente nuevo CD, y protagonizando un concierto? correcto, para ser el primero del presente tour. Ante una asistencia que rezumó complicidad y expectación, la velada fue abierta por Ganjahr Family, trío con prometedor CD bajo el brazo, Karamawi, que, integrado por dos MC -con look a lo rastafari- y un DJ, sorprendió con su hecho musical: presentado como si fuese más bien propio de un sound system (con ambos rapeando sobre la música pinchada por el DJ) y en clave de hip hop -a la vista del formato en que se presentaron- pero, quedó clara la cosa, totalmente escorado hacia el reggae; discurriendo su puesta en escena todo el tiempo por los parámetros del reggae de este tercer milenio, eso sí: los del ragga. Y lo cierto es que, pura actitud, nos gustaron los citados, su forma de rapear? reggae; de contribuir con su concepción del legendario estilo jamaicano a conformar el ambiente dicha noche, un ambiente al que, a la vista de su similitud con el de las punky-reggae parties -que dirían los legendarios Potato-, no dudamos en calificar como propio de una ragga reggae party.
Pero a pesar de lo dicho, de que el trío tratara de encender la mecha con su ganja musicada, no terminó de lograrlo, ya que el honor de prender el esperado chupinazo estaba reservado a otro: a Morodo, artista de incontestable predicamento entre parte del sector más rebelde de los adolescentes desde que iniciara su carrera, en 1999. Derrochando cercanía, ganas de agradar y humildad a la vista de algunos de los hándicaps llamados a condicionar su actuación (como ya hemos señalado, su nuevo CD aún no ha visto la luz, con la consiguiente repercusión de ello en el show, y éste, además, venía a ser el primero de la gira, dando la sensación por momentos algunas de las nuevas canciones de estar cogidas con pinzas), Morodo, espectaculares rastas al aire, abrió fuego con Maz yama, tema de su primer álbum al que siguió el primero de los nuevos en sonar, Osama (con explicación adicional de su letra, de alto octanaje político social) y los igualmente antiguos Bad Bwoys y La yerba de el rey: con su timbre, de genuino regusto jamaicano, haciendo en todo momento de perfecta percha para el traje musical tejido por Ranking Soldiers, su backing band. Y así, dentro de esta tónica, discurrió su actuación: dejando caer entre didácticos y reflexivos speeches viejo temas, de corte más inclinado al raggamuffin o dancehall, los que más animaron el cotarro, entre nuevos más orientados hacia el reggae tradicional, como Así no se puede, ofrecido junto a Dompa, (vocalista que, por unas lindes ciertamente latin, nos recordó en parte al MC sonero de Orishas, no terminándonos de convencer su presencia) o Las pequeñas cosas, con el que acabó en primera instancia, brindado con la colaboración de Dompa y de los Ganjahr Family: quienes salieron al escenario una canción antes para ofrecer su tema Aquí y ahora, respaldados por Morodo y su banda. Y así, de esta guisa, transcurrió el concierto, la presente fiesta de exaltación del reggae, en ésta la nueva de contacto del raggamuffer madrileño con los escenarios. A ver cómo le va cuando vea la luz el disco.