pamplona. En 2009, el público del certamen olitense pudo ver de la mano de La Nave la obra El príncipe despeñado, en la que Lope de Vega recrea la muerte de Sancho IV en el barranco de Peñalén, en Funes. Este año, Teatro Defondo trae otro de los textos que el genial dramaturgo ubicó en Navarra, concretamente en Tudela. Se trata de El maestro de danzar, una comedia en la que el baile contiene gran carga de sensualidad. Vanessa Martínez ha obtenido numerosos reconocimientos por su labor en este montaje.
Traen 'El maestro de danzar' a Olite, ¿dónde mejor que en Navarra para representarla?
Eso es, dónde mejor. La historia se desarrolla en Tudela, así que estamos encantados de poder traerla a Navarra. Aunque como cualquier otra obra de Lope, ésta también se podría ubicar en cualquier lugar y en cualquier tiempo.
¿Por que esta obra de Lope se representa poco?
De entrada, porque exige de un elenco que sepa bailar, ya que en la obra hay muchas danzas. Nosotros no montamos la obra hasta que encontramos al elenco. Además, contamos con la asesoría de una experta en danzas de la época e hicimos un trabajo de investigación concienzudo. Fue duro, pero había que hacerlo, porque la danza es parte importante de lo que significa la función. Hay danzas que están colocadas en determinados momentos por el significado que tenían en la época. Por ejemplo, la Baja Danza es un baile más cortesano; la Alta Danza es más pícara; la Pavana tenía que ver con la muerte...
Para los actores será un reto añadido tener que bailar.
Claro. Para ellos no sólo ha sido un reto, sino también un aprendizaje, porque se ha realizado un trabajo de investigación bastante grande y creo que a ellos les ha servido para saber un poco más del mundo musical, vital y teatral que rodeaba a Lope.
¿Qué supone esta obra dentro del conjunto de la creación de Lope?
Lope la escribió en su exilio de Valencia y tuvo su repercusión, ya que la presentó cuando se acababan de prohibir las danzas en las representaciones teatrales. Los mosqueteros estaban muy pegados al tablado donde se bailaban las altas danzas y resulta que veían bastante más que las rodillas de la gente, así que se produjo el escándalo y el clero las prohibió. Justo en ese momento, Lope sacó El maestro de danzar y comenzó la polémica, porque en algunos teatros se seguía bailando y en otros, no, así hasta que se levantó la veda y se pudieron volver a representar.
En sentido, la obra también es muy sensual por el baile.
Sí, tiene mucha sensualidad desde la primera danza de Florela y Aldemaro. Constantemente buscan sitios para estar solos y cuando alguien les pilla simulan que están bailando.
¿Qué tiene esta obra que no tengan otros textos de Lope, y, a la vez, qué tiene ya del gran Lope?
Del gran Lope que todos conocemos tiene la habilidad para el enredo, el humor siempre pícaro y cercano al espectador; la trama es muy ágil, como si fuera un relojito en el que todas las piezas encajan perfectamente. Y de particular tiene, precisamente, esa relación con la música. Hay muchas alusiones a músicas y danzas de la época con las que Lope hacía un guiño a los espectadores de ese momento; un guiño que nosotros hemos tratado de rescatar y modernizar. En la compañía estamos tanto músicos como actores y es una obra que nos venía fenomenal.
Comenta que han tratado de modernizarla de alguna manera, ¿cómo es la puesta en escena?
Normalmente no solemos hacer traslados históricos, pero sí que solemos poner marcos escénicos. Queríamos hablar de la época de la magia, del surrealismo, de cómo la danza da alas a los pies de los personajes para que puedan expresar sus emociones y manifestarse cómo son realmente, ya que viven en un mundo muy encorsetado; así que nos hemos inspirado en los cuadros de Magritte, el pintor surrealista, y toda la estética de la obra, incluso los objetos, tiene un rollo de realismo mágico.
¿Qué temas de los que aborda la historia nos pueden resultar reconocibles hoy?
Sobre todo esa idea de estar sujeto a las reglas sociales a la hora de expresar lo que uno realmente siente. Y luego aporta un tema que en la época estaba muy candente que es el matrimonio de conveniencia. Uno de los personajes femeninos se casa con un hombre bastante mayor que ella en una unión en la que ella aporta la nobleza y él la dote; es un matrimonio apañado que a ella le hace tremendamente infeliz y que, además, es lo que origina la trama y la serie de enredos que se van produciendo.
El personaje del que habla es Feliciana, que junto a su hermana Florela conforman dos arquetipos de mujer muy distintos.
Así es. Por un lado, Feliciana adopta una postura dogmática por lo que le pasa con su matrimonio que le lleva a tomar medidas desesperadas que incluso perjudican a su propia hermana, con la que comparte pretendiente. Al principio, las dos están muy unidas, pero a lo largo de la obra se van separando y van creciendo tanto en lo malo como en lo bueno. En realidad, en esta obra todas las decisiones las toman ellas. Como siempre, Lope retrata muy bien a los personajes femeninos.
También parece que Lope planteó una especie de parodia sobre las comedias de capa y espada.
Sí, es que hay un personaje, Vandalina, que es el galán y tiene la métrica más compleja. Pero el pobrecito no da una, es muy torpe, le engaña Aldemaro, el otro protagonista; le engaña su novia... Al final, acaba siendo el personaje vilipendiado. Y es curioso, porque, normalmente, Lope utiliza como galanes a personajes graciosos, gente de estrato bajo, pero en este caso no y en ese sentido aprovecha para reírse de las formas tan rocambolescas que emplean estos personajes en este tipo de comedias.