Fecha: Viernes, 9 de septiembre. Lugar: Recinto de la Ciudadela, Iruñea. Intérpretes: M-Clan, formación integrada en directo por Carlos Tarque, a la voz; Prisco Priscus y Ricardo Rupérez, a las guitarras; Iván González, al bajo; Alejandro Climent Boli, a los teclados; Frankie, Alex y Marcos, a los vientos; y Coki Giménez, a la batería. Como teloneros abrieron noche Mr. Fylyn. Incidencias: Tercer concierto del ciclo 'Ciudadela Sound'. Presentación de 'Para no ver el final', último cd de M-Clan. Hora y 50 minutos de duración, dos tandas de bises incluidas. Algo más de mil personas, público que se mostró participativo.

nORMALMENTE, una persona, un grupo de gente unido por una causa o interés común o una agrupación artística -como en el presente caso-, una vez alcanzado un punto en su camino (y principalmente si hablamos de largas trayectorias) puede llegar a no ver el final del mismo por dos razones: porque surjan problemas que se lo impidan (un disco flojo, un directo que no haga justicia a lo registrado en un estudio) o, como en el caso de M-Clan, en perfecto estado de forma artística tal y como el pasado viernes se mostraron, porque siga sin haber obstáculos en lontananza. Porque el cielo continúe despejado y todo vaya viento en popa. Sobre ruedas, como lo está haciendo la presentación del último CD de los murcianos, disco con el que han vuelto a recuperar protagonismo en las carteleras y puestos en el escalafón.

Ante escasas decenas de personas, la velada arrancó con la enérgica actuación de Mr Fylyn, quienes descerrajaron sin concesiones parte de los temas de su segundo CD, 1, 2, 3? Fuego!, pese al aspecto del recinto. Y es que, damos fe, al grueso del público le costó arribar a la Ciudadela, terminando de hacerlo a una con el inicio del concierto de M-Clan.

Disfrutando de uno de sus mejores años dentro de su ya dilatada carrera, de un más que buen momento artístico de manos de una concepción del hecho musical de usar y no tirar, los capitaneados por Tarque y Rupérez abrieron la espita a su rock de indisimulado regusto a madurez con tres temas del disco que les ha vuelto a propulsar hacia arriba. A no ver momentáneamente el final del potencial de la banda, Calle sin luz, Para no ver el final y Basta de blues, haciéndolo pronto otros igualmente de estreno como Me voy a dejar llevar y, con permiso de dos recuperados del disco Memorias de un espantapájaros, Se hizo de noche cuando te conocí (por las lindes del slow blues), Ahora y Carrusel: unas composiciones que, de claro sabor a rock americano, perfectamente coloreadas por la voz del vocalista (fuera de toda duda, uno de los hechos diferenciales del grupo), lucieron en clave de soul elegantemente trajeadas por los vientos, siempre que así lo requirieron: auténticos pulmones de la banda saxofonista, trombonista y trompetista, aportando el imprescindible oxígeno al corazón de blues y rock & roll de la misma. Al rock teñido de blues y soul bombeado desde las guitarras sobre la musculosa y siempre eficiente base rítmica. En suma, a la actuación, sacada adelante de forma incontestable por unos músicos que en todo momento carburaron a la perfección; ¿más buenos momentos con forma de canciones? Los deparados por Las calles están ardiendo (hacia el ecuador del show) y por imprescindibles hits como Maggie despierta, Llamando a la tierra, Hasta la vista rock & roll y Carolina y Quédate a dormir -ya en los bises-, con el que se marcharon definitivamente.

Concluyó el ciclo estival Ciudadela Sound, y lo hizo dejando un gran sabor de boca a los presentes; a un público que, a la tercera fue la vencida -desde el prisma meteorológico-, finalmente entregado, disfrutó de la bonanza de la noche por partida doble. Desde dicho prisma ya apuntado y desde el musical, gozando de la banda, de la noche y de la banda sonora de la noche: de la música de M-Clan. Sin ver ni avistar de momento el final.