Lo nunca visto de Pedro Salaberri
el pintor navarro expone 'abstractos' en el museo gustavo de maeztu La muestra, visitable hasta el 16 de octubre, acoge un juego de formas, colores y texturas desde la intuición y la reflexión
estella-lizarra. La necesidad de jugar sobre el lienzo nace en el momento en el que decidió utilizar las sobras de pintura que quedaban en su paleta, la cual limpiaba por costumbre todos los días. Este sobrante de colores le permitió volver a la inocencia y aceptar a los estímulos que sentía en cada momento.
Lejos de querer compartir lo cotidiano y lo vivido en composiciones representativas de diversos lugares, Salaberri da un giro en su carrera artística con unas obras esencialmente íntimas y libres. Estos trabajos le han aportado una actividad lúdica muy agradable ya que no ha sentido la obligación de cumplir las normas básicas de perspectiva o volumen. Si deseaba poner un color u otro lo podía hacer.
Sin embargo, existen otras obras que nacieron expuestas al servicio de un marco. Para él es la forma de no estar sometido a la imagen que se proyecta en los demás. Alega que en muchos casos hay cuadros magnificados al encontrarse dentro de marcos pomposos y que, a su vez, restan importancia a la obra. Por ello, presenta 14 marcos, que el autor considera "horteras" y que "fueron elegidos para pintar dentro de ellos algo que les pudiera quedar bien" explica.
El artista afirma tener un estrecho vínculo con cada obra que le orientaba en cuanto al momento en el que debía acabarlo: "Decidía que el cuadro estaba terminado cuando me pacificaba con él". Con esto confirma que no se trataba de obras espontáneas ya que pensaba mucho cada trazado y cada color, aunque estuviese guiado por la intuición. Algo muy destacable es su manera de representar en la misma composición la espiritualidad y la racionalidad a través de las transiciones entre colores de diferente gama. Unas más bruscas y otras más difuminadas.
En esta experiencia tan personal, Salaberri se da cuenta de que, sin ninguna intención, la influencia de diferentes artistas a los que admira se cuela en alguna de sus pinturas y por ello, las trata de homenajes. Además de la alusión que hace a la pintora Elena Goñi en una de sus obras y en la que ella misma se ha sentido reconocida, Josef Albers, Ben Nicholson, Hans Arp, Hans Hofmann, Segantini o los paisajes abstractos de Poussini son las inspiraciones que se pueden encontrar en esta exposición.
en familia Camino Paredes, directora del museo, afirmó en la presentacón de la muestra que el día que contempló una de estas obras abstractas no dudó en proponerle hacer esta exposición. Para ella es un proyecto muy especial ya que con motivo del vigésimo aniversario del museo veía que celebrarlos con Salaberri sería una manera de hacer un guiño al artista navarro. "Es un regalo poder acoger estas obras", insistió agradecida. Durante estos 20 años, el pintor, con una mirada respetuosa, atenta y crítica, ha visitado cada colección por lo que asegura sentirse como en familia entre las paredes del Museo Gustavo de Maeztu. Esta galería artística cuenta con un alto renombre dentro del panorama museístico nacional, y es que siempre se ha preocupado de acoger la mejor oferta expositiva de forma muy cuidada. Por ello, no es de extrañar que el 80% de los artistas navarros hayan colgado sus obras en sus muros.
Otra de las cualidades del museo que destacó Camino Paredes es la calidad de los catálogos que se les hace a los artistas. Las obras de arte publicadas en un catálogo aumentan en muchos casos su valor y facilitan su difusión. En este sentido, en la inauguración de Abstractos Pedro Salaberri felicitó a Andrés Alonso, que es quien se encarga de hacer estos libros, por haber realizado "un magnífico trabajo".