PAMPLONA. "Esta ciudad para mí es emblemática. Dio a uno de los más grandes guitarristas de la historia..." Así habló de Sabicas su discípulo más aventajado, Paco de Lucía, en una entrevista que concedió a este periódico con motivo de un concierto que ofreció en Pamplona en 2010 dentro de un programa de homenaje al músico pamplonés. Sus palabras de admiración coinciden con las de cuantos hablan del arte de Agustín Castellano Campos, que propulsó el flamenco a un nivel superior, promocionándolo en todo el mundo.
Pero hizo más. "Tenía un sonido como yo no he escuchado en ningún otro guitarrista, espectacular", dijo Paco de Lucía en la misma conversación. Conoció a Sabicas a los 12 años, cuando viajó a Nueva York como parte de un conjunto flamenco. Y el maestro pamplonés se quedó prendado de aquel niño de Algeciras. Desde entonces, su relación fue constante, y muy estrecha. Tanto es así que cuando el guitarrista andaluz se enteró de la muerte de su mentor, viajó a la ciudad de los rascacielos para velar su cuerpo y ayudar a los suyos. "Al margen de ser un maestro, lo quería como si fuera un familiar. Le conocí siendo un niño y pasé muchas noches oyéndole tocar y tocando con él", contó de Lucía.
Otro grande del flamenco desaparecido, Enrique Morente, también confesó su devoción por Sabicas en estas páginas. No en vano, la última grabación que realizó el guitarrista fue para el disco Nueva York-Granada, en 1989, que el cantaor publicó al año siguiente. "Después de grabar, él se volvió a Nueva York y quedamos en que volveríamos a vernos para el bautizo de Estrella, porque iba a ser su padrino, pero cayó enfermo y ya no regresó", apuntó el granadino.
estilo propio Desde Pamplona, Carlos Itoiz, maestro de muchos de los guitarristas flamencos de Navarra, subraya que Sabicas "fue el primer guitarrista que manejó la mano izquierda en todo el diapasón del instrumento". Y se explica: "La guitarra tiene 16 trastes y los guitarristas de flamenco usaban solo los cinco primeros, hasta que empezamos a escuchar a Sabicas; entonces nos dimos cuenta de que era un virtuoso, hacía semicorcheas con una limpieza que nos asombraba". Para Itoiz, otra de sus características consistía en crear sus propios arreglos y "hacía armonías nuevas". Y es que, "como en flamenco no hay partituras, las opciones eran copiar a otro o hacer tu propias melodías, y él apostó por esto", señala este intérprete que, durante sus giras por el mundo, pudo comprobar lo conocidísimo que era Sabicas en todas partes.
"Como músico, revolucionó técnicamente y musicalmente el flamenco; prácticamente todos han mamado de él", señala el guitarrista navarro Javier Ruz. Y añade: "Aportó nuevas formas de hacer armonía. Además, le dio a la guitarra flamenca un papel protagonista del que carecía, la convirtió en guitarra de concierto". "Yo lo vi en el Teatro Gayarre cuando él ya tenía 71 años, y yo solo 18. Tengo el recuerdo de lo impresionante que era aquel sonidazo, el sustain de la mano izquierda y cómo aguantaba la nota", cuenta.
Luis José Chaves El Piti, guitarrista extremeño afincado en Navarra, coincide con Ruz en que, quizá, el mayor mérito de Sabicas fue darle entidad propia a la guitarra flamenca como instrumento solista, "ya que hasta él solo estaba en un plano de acompañamiento". "Y fue el primero en darla a conocer internacionalmente, separándola de la clásica", agrega.
Pero Sabicas también fue importante para el pueblo gitano. Así, Inés García, directora en Navarra de la Fundación Secretariado Gitano, cree que fue ejemplo de "interculturalidad tanto en su vida como en su música". "Casado con una mexicana, residió y triunfó durante 50 años en Nueva York y fusionó su música con la de otros grandes. Y todo ello sin dejar de ser ni de sentirse gitano y navarro". Por eso, desde el secretariado creen que su centenario es una oportunidad para darlo a conocer y otorgarle el lugar que merece en la historia musical de su tierra.