Dicen que el dinero lo compra todo y que sin él pocas puertas se abren. Y seguramente es así en muchas ocasiones, pero, a veces, el azar esconde gratas sorpresas. El azar e Internet, esa gran biblioteca desordenada que detecta una botella con mensaje en medio del océano. En este caso, algo más grande: un órgano de 1878 de 6 toneladas en excelente estado que a principios de octubre llegó a la parroquia de El Salvador del barrio de la Rochapea de Pamplona procedente de la ciudad inglesa de Plymouth. Un instrumento de la época victoriana que se encuentra en fase de montaje y que los feligreses y todos los aficionados a la música podrán escuchar en todo su esplendor a partir del la fiestas de Semana Santa de 2013. Y lo más curioso es que ha sido un regalo de un templo anglicano que solo ponía una condición: encontrar un buen hogar para la pieza. Y ya lo tiene.

La aventura empezó de la manera más corriente. Raúl del Toro, organista profesional y profesor de los dos conservatorios, llevaba un tiempo pensando en que El Salvador, donde toca desde hace cinco años, "necesitaba otro órgano". "Esta parroquia es humilde y no tuvo órgano hasta que en los años 50 un señor donó uno, que era pequeño para el tamaño de la iglesia, pero era algo". Sin embargo, ya en el siglo XXI, "nos hacía falta otro y empecé a mirar por Internet a ver si encontrábamos alguno de segunda mano en buen estado", explica Del Toro, que en abril vio un anuncio de una iglesia de Plymouth, ciudad portuaria del sur de Inglaterra, "y decidí mandar un mail, pero sin muchas esperanzas, porque seguro que era muy costoso". Al día siguiente no cabía en su asombro, "me contestaron diciéndome que iban a hacer reformas y no podían conservar el órgano, para el que solo pedían que tuviera una buena casa". Parecía que no pedían dinero, pero por si no había entendido bien, el organista volvió a escribirles y se quedó "boquiabierto" cuando se lo confirmaron.

A partir de ese momento, Del Toro envió sus credenciales profesionales al templo anglicano y el vicario "me dijo que fuésemos a ver el instrumento cuando quisiéramos". El viaje fue en mayo y junto al músico acudió Rubén Pérez, organero del Taller diocesano de Santo Domingo de la Calzada. "Nos atendieron muy bien, examinamos el órgano durante tres horas y vimos que se encontraba en muy buen estado", así que se iniciaron los trámites de cesión, que han sido bastante "laboriosos". "Querían asegurarse de que el organero era competente, tuvimos que enviar fotos y datos sobre las condiciones del espacio donde se iba a ubicar..." Y en Plymouth, el comité de la iglesia y los feligreses tuvieron que dar su aprobación. Superado este proceso, "fuimos a por él en septiembre", Pérez y otras tres personas lo desmontaron en diez días y a comienzos de octubre llegaba al Salvador un traíler cargado con seis toneladas, entre secretos, fuelles, soportes y más de 1.700 tubos, algunos de casi seis metros de altura y otros, los que irán en el frontal, ricamente decorados con pan de oro y otros pigmentos al estilo de victoriano.

"Es uno de los mejores ejemplares de su época", cuenta Del Toro. Además, cree que en el Estado solo hay otro similar en Canarias. Sin duda, para la parroquia "ha sido una alegría tremenda" y "le vamos a dar un gran uso" tanto en los actos litúrgicos como en numerosos conciertos a lo largo del año. "Cuando lo toqué en Plymouth sonaba precioso", indica el organista, que destaca que el ancho de los tubos, superior al habitual y "con un fuelle muy profundo", genera un sonido "robusto, pero dulce".

una joya Rubén Pérez y sus compañeros comenzaron a montar el órgano hace una semana, después de acondicionar el suelo del entrepiso de la iglesia. De momento, solo lo limpiarán y sanearán, porque, como dice Del Toro, "ahora no hay dinero para restaurarlo", lo que a medio plazo estaría bien, ya que se trata de una pieza artística de primer orden. "Un órgano nuevo de este tamaño costaría hoy entre 600.000 y 700.000 euros y el trabajo de ocho personas durante un año", añade el organero. El montaje será intenso, "trabajamos con aire, así que todo tiene que estar perfecto", agrega Pérez, que subraya que este órgano se hizo con "técnicas punteras" y con materiales extraordinarios como caoba, pino de Oregón, roble, cedro, piel de cordero, estaño, zinc, marfil... "Este órgano es un reto muy importante", confiesa ilusionado, y espera hacerlo sonar en enero para ajustarlo poco a poco hasta su presentación, en Pascua. Eso sí, "aun le quedarán un año o dos para aclimatarse", ya que vino de una ciudad marinera a una más seca y a 449 metros de altitud. Su nuevo hogar.