Fecha: sábado, 24 de noviembre. Lugar: auditorio de Barañáin. Intérpretes: Patricia Kraus, a la voz, acompañada por Manolo Lucena, a la batería; Gherardo Catanzaro, al piano y al sintetizador, y Enrico Bárbaro, al bajo. Incidencias: presentación de RetroCollection, nuevo trabajo de la artista. Hora y 20 minutos de duración, bises incluidos. Entrada discreta.

Pese a no ser su música pasto del gran público, Patricia Kraus no es una desconocida; hija del gran Alfredo Kraus, con reconocida y meritoria carrera musical a sus espaldas, tras representar al Estado español en el Festival de Eurovisión en 1987 y participar a finales de los 90 en un proyecto de música electrónica, en 1999 fundó Wax Beat, grupo de impactante directo que llegó a publicar dos discos; posteriormente, en 2006, participó como profesora en la edición de O.T. de dicho año, publicando en 2007 su primer disco en solitario. El sábado de la semana pasada, cinco años y medio después de su última visita a Nafarroa; tras un intenso año de gira presentando Retrocollection, su tercer álbum en solitario, Patricia recaló en Barañáin, sellando desde el escenario del auditorio dicho tour.

Todo un paseo por la música negra de raíces, articulada sobre una exquisita selección de temas clásicos del gusto de la cantante, la velada arrancó con la citada mostrando sus dotes a capella a modo de saludo, afrontando acto seguido perfectamente arropada por sus músicos, a ritmo de blues'n' soul, el primer tema en sonar, Feeling good. A continuación, entre coloristas armonías, vistosos juegos vocales y espectaculares cambios de registros; jugando con todo ello al igual que cualquier estrella del balompié lo haría con un balón, la vocalista llevó perfectamente a su terreno Hound dog, tema de Big Mama popularizado por Elvis Presley, ofreciendo acto seguido una composición de Ray Charles -por lindes cercanas al slow-blues-, antes de ofrecer un primer tema de su propia factura, Qué va a ser de mí: una canción que, al igual que cuantas sonaron, se reveló arreglada totalmente al servicio de su voz. Y es que, evidentemente, dicha noche todo orbitó alrededor de sus cuerdas vocales, palabras mayores las mismas; digámoslo rotundamente: sí, tal y como gira la Tierra alrededor del Sol. ¿Más temas a destacar? Días de invierno (también de autoría propia), Moon River (recordada banda sonora de Desayuno con diamantes) o Fine millow, todo un clásico del swing firmado por Billie Holiday, luciendo siempre a la hora de cantarlos como fácil el a todas luces más difícil todavía y mostrándose conjugados a la perfección, los diferentes ritmos y los sugerentes rayos sonoros llamados a iluminar la noche.

Derrochando preciosismo del octanaje que se quiera, Patricia Kraus deleitó al respetable con su voz. Con su prodigiosa y portentosa voz, apoyándose en unas canciones que, interpretadas por ella, ganaron especiales nuevas dimensiones. Espectaculares en algunos casos, como en el de la interpretación de Je crois entendre encore, aria de Les percheurs de perles (Los pescadores de perlas) que inauguró los bises. Una propina tan solicitada como esperada que trajo temas como el popular Parole, parole, irradiando complicidad y dejando un magnífico sabor de boca a los presentes: a un público tan selecto como el repertorio ofrecido y que en todos y cada uno de los casos sabía a la perfección a quién había ido a ver. Así las cosas, muy bien.