madrid. El actor mexicano Gael García Bernal, protagonista de No, la primera cinta chilena que aspira a un Oscar, asegura que después de ver la película "dan muchas ganas" de que lo sucedido en Chile en 1988 "fuera parte de la historia de tu país". "Es un 'no más'. La película es una campaña no sólo contra Pinochet, sino contra la realidad que vivimos ahora. En todos lados donde estrenamos hay una sensación directa de que ojalá hubiera un 'no más', 'no más impunidad', 'no más corrupción'", señaló ayer durante la presentación de la cinta en España junto a su director, Pablo Larraín.

En No, distribuida por Golem, se cuentan las bambalinas de la campaña por el no en el plesbiscito que cuestionaba la continuidad de Pinochet en el poder. "El mundo entero anda como en esa adolescencia de la democracia, que criticamos porque ha sido muy pervertida y porque el objetivo se ha vuelto ganar elecciones y no el intercambio de ideas: importa más cómo se vende, y ahí es donde No tiene esa conexión, porque se siente que habla de lo que sucede en cada país hoy", reflexiona el actor. Según el director, esa esperanza y esa alegría que cuenta la película "es un fragmento muy arbitrario y muy subjetivo de cómo un país se organizó para derrotar a un dictador, y sí, es posible; cuando la gente se organiza y realmente lucha por algo, se puede producir. Pero...". Para Larraín hay varios peros. El primero, el "saborcito amargo" de que el general se fuera "dos años después, sin ser juzgado ni encarcelado y dejando su Constitución, hoy vigente, y su modelo económico". Y el segundo, su sensación de que "cada día es más difícil" que las cosas hoy se puedan arreglar de manera positiva. "Los países hoy son propiedad de algunos empresarios y los ciudadanos somos gente que trabajamos para ellos".

Basada en la obra de teatro El plebiscito, de Antonio Skármeta, Larraín apostó por el rodaje en U-matic en parte para que el espectador no distinguiera entre las partes documentales y de ficción y "como humilde protesta contra el HD". "Reivindico las diferencias, las texturas (...) Esta obsesión por la calidad de la imagen me parece que está llegando a extremos peligrosos", dijo.

Larraín asegura que "siempre" estuvo García Bernal en el reparto, "tiene un misterio en cámara que me parece esencial, y mucha potencia". En la película, el actor interpreta a un publicista exiliado que regresa a Chile para participar en una campaña que unos veían amañada y que para otros podía legitimar al dictador. "No sé cómo hubiera reaccionado de haber estado allí, pero te aseguro que me emocioné cuando rodamos; todos nos creímos que la alegría llegaba ese día", reveló García Bernal.