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A golpe de corazón y de canciones Concierto de Mikel Erentxun

Intérpretes: Mikel Erentxun, a la guitarra, a la batería, a la armónica y a la voz, acompañado por Joseba Irazoki, a las guitarras, al steel guitar, al banjo y a los coros. Fecha: viernes, 3 de mayo. Lugar: Subsuelo, Iruñea. Incidencias: presentación de 24 Golpes, 8º CD del artista. Más de hora y media de duración, bises incluidos. Invitaciones agotadas, público desigualmente participativo, preferentemente cuarentón y con importante presencia femenina.

mikel Erentxun destapó a lo songwritter el tarro de sus más personales esencias, protagonizando un concierto de intención acústica marcado por los derroches de arte musical y de proximidad denotados: el primero de ellos, sin ánimo de restarle méritos al referencial músico donostiarra, consecuencia directa de que compareciera con quien lo hizo, respaldado por el orfebre de las 6 cuerdas Joseba Irazoki, bregadísimo todoterreno sobre los escenarios (qué complicidad y compenetración la exhibida por los dos), y el segundo, del marco elegido para la actuación.

Celebrando por un lado su regreso a las tablas, y por otro, tal y como apuntó, "que la Real esté en Champions"; poniendo el que fuese la mitad de Duncan Dhu todo el corazón en el asador, la velada arrancó suavemente mecida por los aires de country rock de 24 Golpes, incrementándose la intensidad de los mismos a una con el siguiente tema en sonar, el tema igualmente de estreno El futuro. Llevando ambos jinetes las riendas del concierto con solvente diligencia, a continuación, tras desenfundar una nueva composición de estreno, llegó el momento de Detalles del miedo, primera antigua en hacer acto de presencia en el setlist y primera canción en toparse con una de las constantes de la noche: como si mediase cierto divorcio entre parte de los espectadores y cuanto estaba aconteciendo sobre el escenario, con sus bullangueras voces. Con las conversaciones en voz indisimuladamente alta de los situados de la mitad de la sala para atrás -preferentemente-, representando en distintos momentos tan lamentable proceder todo un daño colateral para quienes sí deseaban seguir el concierto: los situados de mitad para delante. ¡Si incluso el mismísimo Erentxun llegó a decir durante la interpretación del último tema citado lo siguiente: "¡no oigo nada; se os oye más a vosotros que a nosotros!" Y es que, ¿a qué fueron algunos de los presentes? ¿A ver al famoso, al artista de los años ochenta, en vez de al actual Mikel Erentxun? Profundizando en nuestras reflexiones, abordemos desde otro ángulo la cuestión; ¿a qué se acude a los conciertos, que tal vez deberíamos preguntarnos? ¿A disfrutar, con desenfado pero con cierto respeto? ¿A tomar copas conversando efusivamente bajo la música en directo? Y es que vaya que si el vocerío de fondo estuvo presente, marcando principalmente el devenir de las canciones de tempos más lentos y, por tanto, de latidos más intimistas. Pero con ello le tocó lidiar a la pareja y, profesionalidad mediante, con ello lo hicieron. Finalmente, camino de la hora de actuación, la cosa pareció cambiar, inclinándose la mayor parte del público por cantar; por hacerlo, cómo no, en temas como Mañana, auténtico punto de inflexión de la velada; A un minuto de ti o en Cartas de amor (cuando no hay amor), legendarios ases de Mikel en solitario que precedieron a Señorita Soledad, último en sonar antes de los bises y prácticamente inaudible nuevamente. Último antes de una primera tanda que, cerrada en auténtico loor de multitudes por los hits de Duncan Dhu Esos ojos negros y Jardín de rosas, le obligó a retomar nuevamente el escenario, cerrando definitivamente la velada con la más que rockerita Esta luz nunca se apagará, con él aporreando con fuerza la pequeña batería. Aportando corazón y vida a cada golpe, al igual que, micrófono y guitarras mediante, hizo en todo momento hasta entonces en la totalidad de las canciones. Tras el percance de salud recientemente padecido, después de su convalecencia, le vimos bien a Erentxun en esta, su esperada comparecencia en la ciudad.