Barcelona. Lo que funciona mejor no tocarlo. Esa parece ser la fórmula de los británicos Suede que, tras once años sin publicar un álbum, deslumbraron a sus sedientos fans con una ración de su inmortal brit pop y las nuevas composiciones de Bloodsports, su último trabajo, que presentaron este viernes en la primera jornada del festival Cruïlla Barcelona.

La banda del enérgico Brett Anderson fue uno de los platos principales de la noche, con permiso del cantautor neoyorquino Rufus Wainwright, que hizo disfrutar de lo lindo al combinar a la perfección sus temas más míticos con otros más recientes de su último trabajo, Out of the game.

Lejos de parecer el multitudinario ambiente que reina en el Primavera Sound, los cinco escenarios del Fórum de Barcelona vivieron un desfile de artistas del amplio abanico que ofrece tanto el pop internacional como nacional.

Suede, tres años después de la gira con la que rememoraron sus grandes éxitos, presentaron por primera vez en España algunos los temas de su nuevo trabajo. En pleno 2013, Anderson y compañía siguen con la misma poción de sus míticos álbumes Suede, Dog man Star y Coming up. Casi veinte años después, esa fórmula aún sirve para encandilar a los seguidores más incondicionales, mientras que también convencen a los paladares más exigentes.

El sonido inconfundible de las guitarras eléctricas, unido a la voz dramática de Anderson, se vistieron con las mejores galas con un inicio deslumbrante en el que desgranaron piezas míticas como Trash, Let go, Coming up o We are the pigs.

Ese recuerdo al pasado sirvió para enlazar con novedades como Snowblind o It starts and ends with you, ambos con un sonido más propio del 1994, año en el que saltaron mundialmente a la fama.

Mientras que Suede rebuscó en los más hondo de las esencias del pop-rock británico de los noventa, con el talentoso Rufus Wainwright se vivió una mágica balada que encandiló al numeroso público que llenaba el escenario principal. El cantautor tuvo suficiente con un piano y sus diez guitarras para cautivar, canción tras canción, a sus incondicionales.

Su formato acústico hizo brillar algunos de los temas de Out of the game, un trabajo en el que se percibe su faceta más hedonista. Así canciones como Rashida o Jericho fluyeron como el buen vino, sin olvidar su cara más manierista como Montauk o California, esta última tocada con una guitarra española con una pegatina de la protagonista de dibujos animados Hello Kitty.

El compositor de Poses y Release the starts no se olvidó de su mítica versión de Hallelujah, de Leonard Cohen, que acabó de convencer a un público que en todo momento se entregó al arte de Wainwright.