pamplona - Los cines Saide Olite de Pamplona cerraron sus puertas para siempre el pasado lunes. La decisión se tomó el miércoles 5 de febrero y, aunque la exhibidora no ha realizado ninguna comunicación oficial, ni siquiera en la puerta del establecimiento, el hecho es que la capital navarra se ha quedado sin cuatro salas "porque no iba a nadie", según el gerente de la empresa, Alberto Zozaya.

Zozaya confirmó el cierre y explicó que en la actualidad "hay tanto cines que no todos son necesarios". Lo que no concretó es qué supone esta decisión en el aspecto laboral, pero este periódico ha podido saber que la clausura implica la salida de cuatro empleados. De este modo, la exhibidora en activo más antigua de Navarra se queda con un solo negocio, el multicine Carlos III, que, en palabras de Zozaya, "en principio no corre peligro". El cierre de los Olite se produce casi nueve años después del derribo de los Príncipe de Viana, en la calle García Castañón para sustituirlos por 16 apartamentos de lujo.

desde 1960 La Sociedad Anónima Inmobiliaria de Espectáculos existe desde los años 40 del pasado siglo. Como explica Alberto Cañada, coordinador de la Filmoteca de Navarra y experto en la historia de la cinematografía en la Comunidad Foral, después de que en los 50 se expandiera por los barrios de la Chantrea Rochapea (cine Amaya) y La Milagrosa (Guelbenzu), Saide decidió apostar por el 2º Ensanche de Pamplona, que entonces comenzaba a emerger desde el punto de vista comercial. Localizó una bajera doble en la calle Olite y la adquirió pagando a sus propietarios una parte en acciones. Así, el cine Olite se inauguró el 21 de diciembre de 1961 como sala única, "la más grande de ese momento en Navarra", apunta Cañada, que durante dos décadas ejerció de programador de la exhibidora. Los datos hablan por sí solos: 936 butacas, 12,5 metros de ancho de pantalla (cinemascope), sonido estéreo de cuatro pistas, etcétera. Todo lo último y lo mejor. En el primer pase se proyectó Viaje al fondo del mar, de Irwin Allen, y a las pocas semanas llegó todo un clásico, Centauros del desierto, de John Ford. Después llegarían La gata sobre el tejado de zinc, Espartaco, Los paraguas de Cherburgo, Zorba el Griego, La leyenda del indomable, Un domingo de resurrección, La semilla del diablo, El coloso en llamas, El exorcista y muchas más. Uno de los hitos en su historia fue el estreno, el 17 de diciembre de 1977, de La guerra de las galaxias; aunque, al año siguiente, su éxito de taquilla fue superado por Emanuelle. En adelante llegarían Superman, Alien el octavo pasajero o Apocalypse Now.

En 1980, "y después de que Saide investigara en otras ciudades", los Olite se convirtieron en el primer multicine de Navarra, con cuatro salas. Y en 1999, se acometieron reformas en el vestíbulo, la taquilla, la fachada y las salas, que mejoraron su estética y también su equipamiento, ya que se compraron pantallas nuevas y se renovó el sonido. Eso sí, se dejaron los proyectores de 35 milímetros, porque "funcionaban y eran muy buenos". En los años 90, el propio Alberto Cañada puso en marcha varios ciclos como El cine de la A a la Z, Cine y gastronomía, cine mudo con música de piano, etcétera. Todo, para "reactivar" un cine que decaía por la competencia de la misma Saide, "ya que las grandes distribuidoras exigían que sus títulos se estrenasen en Príncipe de Viana o en Carlos III", y porque, poco a poco, empezaban a surgir salas en la periferia de la ciudad. De este modo, Olite se transformaba en "un cine de continuidad", donde recalaban las películas ya proyectadas en sus espacios hermanos.

Así las cosas, llegamos a 2014, con siete u ocho años seguidos de descenso de público y con decisiones "como el mazazo del IVA", que han dejado temblando a todos los cines y más aun a estos, ya en franca decadencia. Tanto es así, que desde hacía tiempo cerraban los miércoles y jueves de cada semana. A esto hay que sumarle que Saide no había afrontado el reto de la digitalización de los Olite, lo que deja bastante claro que no apostaba por su continuidad.