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Jazar: creación en activo

Más de 70 creadores navarros de muy diversas disciplinas impulsan un centro de intercambio de cultura y conocimiento en el edificio de la antigua ikastola Jaso

Jazar: creación en activoOskar Montero

Desde el año 1999, el edificio de la antigua Jaso ikastola, en el barrio de Etxabakoitz, estaba inutilizado. Abandonadas, las instalaciones han sido en este tiempo foco de vandalismo. Pero hoy se renuevan con un proyecto ilusionante que ya está transformando su interior.

Jazar (de Jaso Zaharra) da nombre a esta iniciativa, impulsada por más de 70 profesionales y amateurs del ámbito artístico-cultural navarro que trabajan desde el pasado mes de mayo con el objetivo de convertir el edificio en un centro de intercambio cultural y de conocimiento.

Un lugar vivo que dinamizaría el barrio y por extensión la ciudad de Pamplona, pero que, lejos de contar con el apoyo institucional, está encontrando trabas administrativas que le impiden arrancar con su actividad. En concreto, a los socios impulsores de Jazar les falta obtener la licencia de obra -y la consiguiente licencia de actividad-, para la que hasta el momento el área de Urbanismo del Ayuntamiento de Pamplona les exige unos requisitos relativos a accesibilidad y seguridad que no están al alcance de sus posibilidades; son demasiado costosos para un proyecto con fecha de caducidad, ya que el contrato por el que han alquilado el edificio a la cooperativa de padres y madres de la ikastola Jaso es para tres años: hasta mayo de 2016 -a partir de entonces se prevé demoler la infraestructura, contemplada en el PSIS de la estación del TAV Parque Residencial Camino de Santiago-. "Estamos con el alquiler desde el pasado mes de mayo y todavía no hemos podido inaugurar la actividad porque no tenemos la licencia, y el tiempo va pasando...", explican varios de los socios-impulsores de Jazar. "Solo pedimos a las administraciones un poco de flexibilidad a la hora de poder legalizar esta actividad", apuntan los creadores, que se han constituido en asociación y pagan el alquiler - "a un precio simbólico, asequible"- y los gastos del edificio a través de sus cuotas de socios (25 euros mensuales).

En la actualidad, el proyecto está en fase de redacción, y esperan poder presentarlo en marzo a Urbanismo y, a partir de ahí, confiar en que la administración sea "comprensiva" y "flexible" y no se lo ponga más difícil. "Este proyecto beneficia a la ciudad; por supuesto, a Etxabakoitz, uno de los barrios más degradados de Pamplona, pero también a Iruña, a la que queremos enriquecer con la actividad creativa, a la vez que la ciudad puede reportarnos", comenta Uxua Domblás, una de las seis arquitectas que forman parte de Jazar. Los impulsores del proyecto se encontraron con el edificio que hoy ya regeneran "en muy malas condiciones, muy dejado, sin cristales, lleno de grafitis, con fogatas en el interior...". Ellos han colocado de nuevo cristales en las ventanas, han limpiado y renovado hasta donde sus recursos se lo han permitido. Una vez tengan la licencia de obra, podrán hacer más por "adecuar el centro a las necesidades creativas".

un centro vivo y necesario Jazar es un proyecto vivo, en constante transformación a partir del intercambio de conocimiento de creadores de ámbitos tan diversos como la arquitectura, el diseño textil, la música, la danza, el teatro, la informática aplicada a la creatividad, el circo, la fotografía, las artes plásticas, la restauración, etc. Los socios tienen entre 25 y 48 años de edad, y les une la inquietud por la creación. "En épocas de crisis la cultura no suele ser una prioridad, sin embargo, este proyecto nace de la convicción de promover la cultura y la creación de una manera activa", explican en el proyecto que están redactando, donde dejan constancia de que Jazar se está gestando "desde una perspectiva de sostenibilidad, teniendo en cuenta la rehabilitación de espacios y el reaprovechamiento de recursos existentes, así como las ventajas del trabajo en equipo". Los impulsores de Jazar, entre los que hay miembros de otros colectivos artísticos y culturales como Dormitalería 54, Zabaldi, La Nave, Arkitiriteros, Vearte o Teknotrakitana, se inspiran en ejemplos de experiencias similares a nivel estatal y europeo, viables y, en la mayoría de los casos, además, apoyadas o potenciadas por las instituciones. Entre ellas, Zorrozaurre Art Working Progress (Bilbao), Berreibar (Eibar), Fábricas de Creación (Barcelona) o RadialSystem (Berlín). "Siempre hemos visto iniciativas, muchas de ellas cerca, y pensamos: ¿por qué no se hace esto en Pamplona? Esta ciudad necesita de una participación cultural activa y que se impulse desde los propios ciudadanos", opina Oier Bravo. En este caso, los creadores navarros no piden infraestructura ni dinero, únicamente que no se les obstaculice el proyecto con trabas administrativas que no tienen mucha lógica. Aunque la queja no va con ellos, y prefieren mantener la ilusión mirando hacia adelante: "Queremos construir un espacio donde crear, aprender y compartir; un laboratorio de trabajos, ideas y sueños. De sinergias a partir de la confluencia de mentes inquietas", sostienen.