Concierto de duquende

Fecha: jueves, 21 de agosto. Lugar: Ciudadela, Iruñea. Intérpretes: Juan Rafael Cortés Santiago Duquende, al cante, acompañado por José Andrés Cortés, a la guitarra, y ocasionalmente por un cajonero y dos palmeros. Incidencias: tercer concierto del ciclo Sabikerando. Haciendo a Sabicas, organizado por el Ayuntamiento, enmarcado en la programación veraniega Ciudadelarte 2014. 50 minutos de duración. Lleno a rebosar. Público entregado.

Depositario para la crítica entendida de las esencias del inigualable Camarón de la Isla, haciendo bueno uno de los dichos más célebres de Baltasar Gracián (lo bueno, si breve dos veces bueno), Duquende puso fin con su actuación al ciclo Sabikerando. Haciendo a Sabicas: perfecto broche de oro la misma para la 3ª edición de dicho programa e igualmente, perfecto preámbulo para lo que en materia de flamenco se avecina: el Flamenco On Fire 2014, llamado a celebrarse en Iruñea la próxima semana. Y todo ello en loor de multitudes; frente a un público que para las 19.30 horas ya había ocupado prácticamente las sillas: cosa del azul del cielo (pese a que la tarde, como casi todas este mes, fuese finalmente de chaqueta) y de la expectación suscitada por la presencia del cantaor.

La actuación arrancó a 20.15 con la comparecencia del guitarrista, mago de la guitarra que prendió la mecha por soleares, templando pronto sus cuerdas y los espíritus de los presentes. Predisponiéndolos, y cómo, de cara al disfrute del inmortal aire andaluz.

Tras ser presentado como “un Dios del cante”, ya sobre el escenario, Duquende se arrancó por quejíos y totaneras, sonando pronto uno popularizado por Camarón, Si acaso muero; y a continuación, por seguiriyas, haciéndolo el Calabosito oscuro del de San Fernando. Entre ovaciones constantes de olé y vuelta al ruedo, la pareja artística lució a la misma altura todo el tiempo, mostrándose perfectamente empastada a la hora de jugar con los distintos palos del flamenco; haciéndolo con la destreza y soltura con que los más consumados jugadores de naipes lo hacen con los de la baraja: transformando en oro, en belleza sin concesiones, cuantas piezas tocaron, antes de despedirse por bulerías. De marcharse? Ante la sorpresa de los presentes: de un público que, si bien en un principio pareció resistirse a abandonar el recinto, esperando más (Duquende permaneció 45 minutos sobre el escenario), finalmente lo hizo sin objeción alguna ni disconformidad que mostrar.

Sabikerando en recuerdo del maestro. Del profusamente reivindicado y recordado de unos años a esta parte Agustín Castellón Campos, Sabicas. Aportando magia con el calor del flamenco al atardecer pamplonés, he aquí cómo pasó Duquende por Iruñea. Qué deparó su actuación, esencia y duende a raudales. Brillante y fugaz el pasado jueves. Como el hacer del sol.