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Boulevard Jazz. Fábrica de músicos

Durante más de 30 años, este distinguido establecimiento del barrio pamplonés de Iturrama ha visto nacer a varios grupos musicales. Más que un bar de copas donde el cliente es el protagonista de cada ambiente

Boulevard Jazz. Fábrica de músicos

Si en Pamplona hay un lugar emblemático donde escuchar música en vivo y disfrutar de un buen espectáculo en compañía de amigos y familiares, ese es el Boulevard Jazz, del barrio pamplones Iturrama. Con más de tres décadas a sus espaldas puede presumir de ser un lugar de referencia donde muchos grupos del panorama musical navarro se han forjado bajo su techo.

En su escenario, cualquier persona interesada puede subirse y mostrar al público asistente su talento “simplemente para pasar un buen rato”, explica Imelda Condón, gerente del local. “Ponemos a disposición de los grupos y de la gente los instrumentos necesarios como la batería, teclado o bajo”, añade Condón. Un lugar donde el cliente es el protagonista y de los pocos espacios que han sobrevivido a este tipo de concepto musical. En las tardes y noches de Boulevard Jazz se puede escuchar cualquier registro, desde un tributo a Elvis Presley hasta versiones pop de los años 80 y 90, pasando por el rock maduro. De esta manera, este establecimiento se convierte en un lugar único y divertido para pasar un rato entretenido y de tertulia y tomarse una copa en un ambiente original y tranquilo, sobre todo, “las noches del fin de semana”.

En buena compañía Boulevard Jazz abre sus puertas todos los días a las seis de la tarde y se adentra en la madrugada, ofreciendo una rica gastronomía de pinchos en frío acompañados de una copa o de un cava Freixenet. Las elaboraciones se desarrollan con producto de la huerta navarra, principalmente con tomate, pimiento, espárrago, etc. Además, “en horario vespertino con cada consumición el pincho es gratis”, anuncia la gerente de Boulevard Jazz. En el caso de la noche, el picoteo se basa en patatas, frutos secos, encurtidos, etc. para acompañar, por ejemplo, una copa de cava Brut Barroco de Freixenet; un reserva producido en botella especial, caracterizado por su color amarillo limón, limpio y brillante y la elegancia de su fina burbuja y con una buena estructura en boca.

Por su parte, Condón señala que la gran gama de productos Freixenet le permite “tener un gran abanico de cavas de calidad a un precio muy bueno”. Además, Imelda confiesa que es un producto que “cada vez está más presente en los ‘poteos’ y en las reuniones nocturnas”, por su frescor y dulzura y su capacidad de congeniar con cualquier ambiente.