El último libro de Gonzalo Suárez se desarrolla en “el inquietante marco de la guerra de Argel”
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madrid - El escritor y cineasta Gonzalo Suárez (Oviedo, 1934) sigue pensando en “resucitar” dos guiones de cine que guarda desde hace años en un cajón. Escribir, “estar sentado”, dice, le cansa. “Lo que me gusta del cine es que te mueves, pero la ventaja de la literatura es que puedes hacer lo que quieras”, resume al hablar de su nueva creación literaria, Con el cielo a cuestas, su novela número 19 y cuyo título hace referencia a un verso de Claudio Rodríguez.
El asturiano, de 80 años, explica que su última obra tiene su origen en un “mamotreto” que escribió cuando era joven y quería hacer “una obra maestra”. Ahora, aquella novela de 500 páginas que quiso “quemar, asesinar y tirar por un acantilado”, le ha servido como “paisaje” de esta nueva. Así nace esta historia que ocurre en París, pero no en el luminoso y culto, sino en el subterráneo y oscuro escenario que ocultaba “el inquietante marco de la guerra de Argel”.
De aquel “mamotreto” sobreviven los personajes de Rida, un gigante argelino que existió, y Gegé, un neonazi que también pasó por la vida de Suárez. Se trata de una novela salpicada de sexo desde la primera escena: un joven, refugiado español de la Guerra Civil en Francia, presencia atónito cómo una bellísima mujer que nada en una playa se desnuda entre unas rocas dejando a la vista unos genitales de hombre. Es Frederica, cruel y despiadada y, a la vez, tremendamente atractiva y seductora.
“No quiero que se molesten los travestis, pero este personaje surgió así; pasa que, en el fondo, los personajes malos son más interesantes que los buenos (...). Quería hacer un personaje más próximo a Lady Macbeth y salió así, era ella la que hacía desmanes; no me hubiera gustado conocerla”.
Premio Nacional de Cinematografía y Goya a la mejor dirección por Remando al viento (1988), Súarez se remonta a los años en los que se “autoexilió” en París, en 1957, huyendo de “los sórdidos tiempos del franquismo” y se dedicó al periodismo y a escribir “mucho teatro”, a la vez que se adentraba en los guiones de cine. Aunque primero escribió novelas, a finales de los 60 se volcó en la dirección y empezó a dar cuerpo fílmico a algunos de aquellos relatos.
Y es que su vida de escritor ha ido paralela a la de cineasta, incluso fundida con ella, dando lugar sus obras a películas propias y ajenas, como es el caso de Doble Dos, sobre un supuesto intento de atentado contra Franco y Eisenhower durante la visita a España del presidente de Estados Unidos, que escribió con Sam Peckinpah.
Con respecto a la actualidad política, el asturiano -que no por casualidad destaca en su biografía haber nacido en plena revolución minera- confiesa que aún siente “el estupor y la frustración de cómo hemos podido dar una mayoría absoluta al Partido Popular”. “Yo hubiera preferido el voto con la pinza en la nariz, como hicieron los franceses cuando iba a salir Jean Marie Le Pen, bien entendido que Rajoy no es Le Pen, pero de verdad ha sido un coste muy duro, en cultura, en sanidad (...) y mientras no se una la izquierda, que estará siempre dividida -opina-, este país seguirá siendo básicamente de derechas”.
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