Fermin Muguruza aterriza de nuevo en Pamplona, en esta ocasión de la mano de Black is Beltza, una novela gráfica que va mucho más allá de la mera publicación, ya que ha generado en torno a ella una exposición multidisciplinar de la que una pequeña parte, la correspondiente al primer capítulo, se puede ver en el VI Salón del Cómic de Navarra.

Esta tarde, a partir de las 19.30 horas, la Sala de Armas de la Ciudadela acogerá un charla en la que el propio Muguruza, junto al también guionista de la obra, Harkaitz Cano, relatarán el arduo proceso de esta aventura, que tiene su siguiente paso en Barcelona (2016), a donde viajará la exposición al completo durante dos meses, y en Argelia, donde Black is Beltza ha sido seleccionado para la sección de mejor cómic internacional. Además, ambos estarán acompañados por Ángel Larumbe, miembro de la comparsa de gigantes de Pamplona en 1965, año en el cual arranca la novela gráfica Black is Beltza, con el desfile de los Gigantes de Pamplona por Nueva York, donde por motivos raciales no pudieron desfilar los reyes negros. Por cuestiones de presupuesto, según apunta Fermin Muguruza, no se ha podido contar en Pamplona con la presencia de Jorge Alderete, ilustrador de la obra, ni con toda la exposición al completo, “pero creo que lo que enseñamos en la Ciudadela es muy digno y está centrado en el primer capítulo, que es en el que los gigantes de Pamplona tienen un mayor protagonismo. Y por ello hemos traído cosas inéditas que no figuraron en la exposición general, en la que nos centramos en la contextualización de la novela gráfica. De esta forma, en Iruña lo que se puede ver es el capítulo uno entero, tanto a lápiz, la mitad, como en tinta, la otra mitad. Además, también hemos incluido varios carteles que hacen referencia a Iruña, como los del Aberri Eguna del 67, tanto el de Pamplona como el de Nueva York”.

En cualquier caso, partiendo de la base de la novela gráfica, Black is beltza se ha convertido en un auténtico movimiento social, cultural e histórico. “Esa era la idea principal: contar una historia pero que ésta tenga diferentes narrativas que, a su vez, provoquen reflexión o incluso discusión, así como diferentes expresiones artísticas que giren alrededor del núcleo principal, que es la novela gráfica”, apunta Muguruza.

la historia “Nosotros arrancamos la historia en el 65, aunque se desarrolla, principalmente, en el 67, pero los temas que se tocan tienen mucha relación con todo lo que yo he ido trabajando a lo largo de mi carrera: la identidad, la solidaridad, el racismo, la libertad personal, el valor de la comunidad... Y, por supuesto, la aventura y la música, esencial”, explica el que fuera cantante de Kortatu, quien también se retrotrae a la libertad de expresión como simbólico arranque de Black is Beltza. “Que se prohiba a los gigantes negros de Iruña bailar en Nueva York es una anécdota increíble, que se sitúa en el 65, año en el también ser celebró la marcha de Martin Luther King, desde Montgomery hasta Alabama, y en el que meses antes había acontecido la muerte de Malcom X. Es un arranque muy potente, real, que poca gente conocía, y que luego se mezcla con otra historia, también real, que fue la implicación de militantes cubanos en la ayuda a distintas organizaciones revolucionarias, entre ellas los Panteras Negras, dentro de los mismos Estados Unidos. De hecho, todavía sigue habiendo black panthers en busca y captura, como Assata Shakur, que sigue refugiada en Cuba. Toda esta documentación, y toda esta historia, que a nosotros nos apasionó, es la que se refleja en el libro”.

Aunque para algunos pueda resultar sorprendente, ya que la historia casi tiene más tintes cinematográficos que comiqueros, cualquiera que haya seguido un poco la trayectoria musical de Muguruza verá como algo normal su salto a la novela gráfica, ya que desde aquel Don Vito y la revuelta en el frenopática, de Kortatu, que nació del cómic de Montesol, al trabajo de Asisko Urmeneta con Negu Gorriak, con el famoso Napartheid, sus apuestas musicales han estado especialmente ligadas al mundo de la viñeta. “La primera idea fue precisamente un guión cinematográfico, para una película de animación, que posteriormente se trasladó al cómic. Y es ahora precisamente cuando estamos buscando financiación y coproducciones en distintas partes del mundo para ver si podemos lanzarnos a hacer la película, hasta el punto de que igual el año que viene podemos dar la noticia de que ya estamos en marcha”.

Contra el racismo y la ignorancia “Leer un libro y que te provoque la necesidad de ir a Google para buscar quién son los que salen ahí, me parece muy interesante y sé que muchos lo están haciendo, en el sentido de que ha provocado querer saber más, saber qué pasaba en el mundo en aquella época, tanto cultural, artística o políticamente. Ese era el objetivo, esa idea educativa de provocar querer saber más”. Una formación histórica que enlaza con el presente ya que, con esta obra, Fermin Muguruza ha estrechado todavía más los lazos con Boots Riley, cantante del grupo estadounidense The Coup que pasó por estas mismas páginas al grito de “o soy patriota, no pertenezco al team América, formo parte del equipo de la humanidad”. Una humanidad sobre la que al fin y al cabo gira Black is Beltza y a la que Muguruza apostilla con el tema de la identidad. “En este libro precisamente hablo de la identidad nacional, como es el caso del nacionalismo negro, que está muy presente, y de hecho, The Coup están considerados como los nuevos black panthers de la música. Una nacionalismo negro marcado por el orgullo de clase, en el caso de Boots Riley, porque es un rojazo y así lo reivindica. A lo largo de todo el libro se da una gran discusión con el protagonista, Manex Unanue, sobre el derecho de pertenencia, ya que es hijo de refugiados que se considera internacionalista pero defiende su raíz en el País Vasco”.

Guiño a Iruña. Fermin Muruguza estuvo vinculado durante unos cuantos años al barrio de la Txantrea, “donde casi vivía hasta que, posteriormente, fue mi compañera la que se trasladó a Irun. En el libro hay un guiño a su familia, ya que el protagonista, Manex, se apellida Unanue, y ellos eran los Unanua de la Txantrea”.

Cheikha Remitti. “Mucha gente no conocía a la madrina del raï, una cantante importantísima en el Magreb, más allá de la cultura mainstream, una persona que invitaba a las mujeres a perdieran la virginidad, a que fueran dueñas de su propio cuerpo. Mucha gente no la conocía y el libro ha provocado que se interesen por ella”.

Ángel Larumbe. Fermin Muguruza se mostraba ayer especialmente ilusionado con la presencia de en la charla de Ángel Larumbe, “la única persona que queda viva, aunque él no fue a Nueva York, de todas las que formaban parte de la comparsa de Gigantes en 1965; es todo un acontecimiento su participación”.

La muestra. AlhóndigaBilbao presentó a finales de 2014 Black is Beltza, un proyecto expositivo de Fermin Muguruza, en torno a la novela gráfica del mismo nombre creada junto al escritor Harkaitz Cano y el ilustrador Jorge Aldarete, que tiene como punto de arranque el desfile de los gigantes de Pamplona en la Exposición Universal de Nueva York de 1965, y la prohibición de participación en el mismo a los gigantes negros debido a la discriminación racial. A partir de este hecho histórico, construirán el relato de Manex Unanue, uno de los mozos que debía portar a uno de los gigantes negros y que decide no volver a casa. La narración cuenta desde la mirada de este joven, abocado a un largo viaje, los acontecimientos que marcaron la convulsa sociedad de mediados de los sesenta. Esta exposición muestra una parte de aquella exhibición, concretamente la dedicada al primer capítulo.