“Muchachito es un colgao, y a mucha honra; los locos son necesarios”
La sala Zentral de Pamplona acogerá esta noche el concierto de Muchachito, que actuará en solitario a partir de las 21.30 horas. Las entradas cuestan 15 euros
pamplona - Muchachito ya no se apellida Bombo Infierno, aunque sigue con su guitarra a cuestas. “Aquello se convirtió ya no solo en una banda sino en un equipo, con 18 personas entre oficina, técnico y músicos... Y eso es muy esclavo porque al final lo que menos haces es tocar, cuando esa es la parte más importante”. Y como lo que le gusta es tocar, se ha lanzado de nuevo a girar en solitario.
Para ser Muchachito un tipo corriente, la realidad es que nos encontramos ante un torrente de luz que se aleja del corsé que parece imponer la industria discográfica y regalará su nueva maqueta en los conciertos.
-Hay mucha gente que está pensando, igual que yo, en hacer cosas diferentes. Lo importante es pensar en cómo hacer llegar tu trabajo al público con todos los cambios que se han producido en este oficio. Para mí, personalmente, la parte de los discos es la más difícil, el escenario es más sencillo, lo tienes más al alcance. El disco supone toda una infraestructura, incluso en su misma distribución. De esta forma, esta maqueta le quita todo ese hierro.
Regalar las cinco nuevas canciones que has grabado, además de una buena estrategia de promoción, ¿es una actitud que viene motivada porque Muchachito ya no se aguantaba más en casa sin sacar temas nuevos y no podía esperar a la edición del compacto completo?
-Noooo, que va, si esto de sacar la maqueta ha sido más por insistencia de mis compañeros. Como el espectáculo que hago tiene un punto muy flow y muy festivo, yo no he dejado de tocar ni una semana. Cerré el estudio y avisé a mis compadres de que me bajaba del carro con mucho tiempo de antelación, e incluso intenté encaminar varias historias para que ellos continuaran sin la necesidad de que estuviera yo ahí. Lo que necesitaba era tocar y eso es lo que he estado haciendo: me he ido para Brasil, Colombia... Y la gente sigue viniendo a los conciertos porque quiere pasar un buen rato, al margen de que, evidentemente, como llevas muchos años, ya tienes repertorio para tocar varias horas. Y para eso me cuido mucho, aunque no lo parece, porque lo que hago es muy físico, ya que cada concierto son, mínimo, dos horas y media.
Para su espectáculo, Muchachito ha evolucionado todavía más su concepto de hombre orquesta, dando forma incluso a una guitarra-bajo, por ejemplo. Con tantas cosas que tocar, ¿te queda tiempo para disfrutar en los conciertos?
-Pues fíjate, en lugar de pensar en eso, en lo que pienso es en cómo mejorar todavía más el espectáculo... Porque lo que toco son inventos míos. Por ejemplo, al principio del concierto toco una batería que pesa poquísimo pero que tiene un bombo que suena muchísimo. Y en la segunda parte, el punto del bajo es complicado, porque tienes que arriesgar mucho con las frecuencias para que esté presente. Está todo al límite, pero la clave a la hora de tocar es bailarlo más que pensarlo. Además, también combino el pie izquierdo con el derecho: el izquierdo lo utilizo para los ritmos más funkies o más rockeros, pero para la rumba necesito el derecho.
Muchachito está marcado a fuego por la rumba, pero en esta Maqueta el abanico se abre incluso a ritmos brit.
-Es que soy incapaz de hacer un estilo determinado. No lo había pensado hasta ahora, pero estas canciones creo que son como todo lo que había hecho hasta este momento, solo que en lugar de tener el acento hacia la rumba, lo tienen hacia lo anglosajón. Eso sí, en la construcción y en el lenguaje son muy parecidas, quizá esta vez son más serias... De hecho, tengo más temas preparados que no hemos incluido porque tienen un carácter más social... A mí me gusta hacer canciones de amor, pero es que en este tipo de composiciones también se dicen muchas cosas, y se pueden esconder muchas metáforas.
Jairo promete, y cumple, un show que nunca suele bajar de las dos horas y media, pero, ¿qué se va a encontrar el público en el concierto, en cuanto a repertorio?
-Yo creo que el concierto de Pamplona serán más de dos horas y media porque al día siguiente me voy a Buenos Aires, y no me gustan mucho los aviones, así que tocaré todo el rato que me dejen (risas). Lo mínimo son dos horas y media, y para los niños dos. Lo que hago es presentar los temas nuevos, pero la gente viene a pasar un buen rato, así que, entre tema y tema, me tiro el cachondeo como si estuviéramos grabando los temas...
Precisamente, las canciones de La maqueta se presentan de esa forma, incluso se escuchan las voces que gritan “dale al rec”.
-Es que muchas están grabadas por pistas pero sin añadir apenas cosas que luego no suenan en directo. Por ejemplo, en esta maqueta, la batería está tocada con los pies, como en el directo, aunque luego he añadido algún break y algún charles, que todavía estoy pensando como sumarlos a las actuaciones. Pero, en directo, además, hago temas antiguos y, llegado el momento, le digo a la gente que si quiere escuchar alguno en concreto, que lo pidan, y yo lo toco. Como siempre, en los conciertos tengo una cosa muy clara, la primera canción y la última, lo del medio ya... (risas).
Estas canciones que ahora tienen forma de maqueta, ¿las incluirá en el disco que verá la luz el año que viene?
-Sí, lo que sucede es que igual aparecen y no tiene nada que ver... Del disco tengo mucha parte metida en vereda, con amigos que siempre están cerca y con los que pienso contar para el año que viene. Lo tengo todo encaminado, pero este ejercicio de ahora, es decir, la gira en solitario, es muy importante porque me permite darle vuelta a las canciones y preparar un espectáculo completamente distinto. Por ejemplo, la canción Me perdí (incluida en La maqueta) es con la que más estoy investigando y, de hecho, cada día la toco con un ritmo distinto, a ver con cuál puede quedar mejor, y voy mirando a la peña; es decir, si me meto en un embolao, veo que la gente no baila y que se para a escuchar la letra, meto dos golpes con el otro pie y vuelvo al patrón del día anterior. Realmente, en esto está mi disfrute. Es un privilegio y una suerte enorme poder vivir así de esta profesión, sobre todo con la que está cayendo. Es algo que tengo muy presente y me lleva, por ejemplo, a no rayarme si un día el concierto no sale como a mí me gustaría...
Parafraseando al propio Muchachito de La maqueta, ¿sabe a dónde hay que ir para encontrar la ilusión?
-Hay que ir, simplemente hay que ir... Porque cuando uno llega, ya tiene que ir para otro lado, o ya se ha marchado (risas). La ilusión es tener ganas de ir, que ya es mucho, con eso ya activas el mecanismo.
Para terminar, ¿Jairo ya ha descubierto quién es Muchachito?
-Entre otras cosas, un colgao. Y a mucha honra, los locos son necesarios. Por otro lado tengo una parte muy cuerda, que se llama Jairo. Muchachito y Mister Hyde (risas).