La cotidianidad de Pello Azketa
El artista pamplonés inaugura hoy, a las 12.00 horas en la galería ormolú, la muestra ‘tránsitos y ausencias’
Sus manos y los recuerdos que mantiene fervientemente en la memoria han sido los dos instrumentos claves de su nueva muestra. Pello Azketa vuelve a exponer en la Galería Ormolú, esta vez en formato pequeño y con más arquitectura que paisaje, con unas obras donde los momentos cotidianos están muy presentes y en las que el tiempo es un elemento completamente móvil. Bajo el nombre de Tránsitos y ausencias, la muestra se inaugura hoy, a las 12.00 horas.
“Son momentos sin ningún significado ni trascendencia que vaya más allá, son escenas cotidianas y momentos en los que no reparamos en el día a día pero que yo he vivido, como pasear por una calle tranquila o ver una moto circular por una carretera vieja”, cuenta Pello Azketa, quien ha dado un paso más allá en su creación, ahora más escultórica. “Este trabajo es el resultado del abandono forzado de la pintura de caballete; he tenido que adaptarlo por mi falta de visión y quería ver qué pasaría al jugar con el tacto y el espacio”, agrega el artista, quien afirma que ha resultado todo un reto. “Había veces en las que me enfadaba y pensaba que no podría llevarlo a cabo, pero pensaba cómo quería hacerlo y qué posibilidades tenía, y al final el trabajo viene, te da vida y te mantiene”, añade.
El tiempo es un elemento sobre el que Azketa reflexiona en su exposición. “El tiempo es totalmente móvil; hoy es igual que ayer. Por ejemplo, en uno de los cuadros se ve a la hilandera sentada con un pastor y hay una especie de altar, lo cual puede remitir a una historia de nacimiento o de lo que sea. Si en ese mismo escenario cambiamos la hilandera por una persona de hoy en día que está en un puesto para turistas y ponemos también a un grupo de seis personas, no habría cambiado nada el escenario por mucho que cambien las figuras de alrededor”, ejemplifica el artista, y agrega: “Nosotros andamos por calles en las que no ha cambiado nada durante años; los únicos que cambiamos somos nosotros mismos”.
Materiales
“Se me han multiplicado las herramientas”
En cuanto a los materiales utilizados, el artista destaca algunos como la madera, la pasta de papel o el polvo de mármol, entre otros, aunque afirma que utiliza “los elementos cotidianos que te encuentras en el día a día, por casa o por cualquier lado”. “Se me han multiplicado muchísimo las herramientas con las que puedo trabajar ahora, porque ya no son únicamente colores -agrega-. No tengo límite y eso es algo muy agradable”.
Asimismo, subraya que trabajar con estos materiales no le causaba “ningún temor”, puesto que eran elementos que ya conocía. “Las sensaciones que me transmiten los materiales me atraen mucho, los toco y los veo en mi cabeza”, cuenta Azketa, quien ha jugado con ellos para crear cuadros muy arquitectónicos, en los que cada centímetro cuenta. “Si separo un centímetro más un material de otro, y después añado un fondo que le dé más profundidad, el espacio cambia”, señala.
Por otro lado, el artista asegura que los espacios creados “podrían ser muchas ciudades o no podría ser ninguna”. “Sí que es cierto que hay momentos concretos representados, no hay nada inventado, hay siempre reflejadas vivencias, recuerdos, atmósferas o incluso olores; no hay nada copiado, pero sí sitúo estos recuerdos en una escena”, añade.
El tamaño de los cuadros, por otro lado, es más pequeño, un cambio únicamente por comodidad. Eso sí, sus proporciones están bien calculadas. “Utilizo las referencias de las personas, las farolas o los coches para dar una escala determinada al cuadro, y con eso queda todo bien cuadriculado”, subraya Azketa.
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