pamplona - Hijos de la tierra, de los directores Axel O’Mill y Patxi Uriz, se alzó el sábado con el Goya al mejor cortometraje documental.

Con los premios todavía muy presentes, el director de Puente la Reina, Patxi Uriz, declaró ayer a este periódico que Hijos de la tierra ha supuesto un cambio en su forma de ver las cosas y “un aprendizaje en todos los aspectos”. “Me ha servido para entender la sabiduría que existe en la Tierra”, contó.

Por su parte, el codirector del cortometraje Axel O’Mill, argentino que lleva 13 años viviendo en Pamplona, también definió la experiencia como un gran aprendizaje. Hijos de la Tierra le ha demostrado que la felicidad sí existe. O’Mill afirmó ayer que uno de los mayores recuerdos que guarda de los días de rodaje, la historia se grabó entre Navarra y el Amazonas, es “la sonrisa de la gente, eran personas que tenían paz”.

Con Hijos de la Tierra, Patxi Uriz, quiso hacer un pequeño homenaje al Camino de Santiago. “Soy de Puente la Reina, hijo de caminos, y he peregrinado a Santiago. El Camino me sirvió para buscar algunas localizaciones. Yo quería que estuviera presente porque era la antigua vía que recorrían los alquimistas y druidas de la Europa Celta para ir a Finisterre”, contó.

“El cortometraje”- declaró Axel O’Mill- “abre las puertas para que la gente se replantee las cosas. Busca mostrar la importancia de la Tierra. Hay que aprovecharla y hay que respetarla, como a una madre”. Este mensaje es la enseñaza que él quiso plasmar a la hora de realizar el montaje del documental: “Quise plantear los diferentes temas para que el espectador piense, se plantee cosas”.

Cuando acudió junto a su compañero a recoger el Goya, O’Mill se acordó de su madre, de la gente cercana y de todos aquellos que le metieron en la grabación de documentales, ya que lo suyo hasta entonces había sido el rodaje de ficción.

Patxi Uriz comparte las mismas sensaciones que O’Mill: “En esos momentos te acuerdas de mucha gente, de todos los que han estado contigo”. Pero más que verlo como un beneficio personal, lo ve como “una manera de que el mensaje de la Tierra y de preservar la naturaleza como una farmacia viva esté presente en la gente”. El puentesino compara el momento de oír su nombre para recoger el premio con el chupinazo: “Es como si estuvieras en la plaza del Ayuntamiento esperando el chupinazo”. Para él, la estatuilla es un reconocimiento al tiempo, a la ilusión, al esfuerzo y al trabajo bien hecho y meditado que les ha supuesto llevar a cabo Hijos de la Tierra.

Axel O’Mill también experimentó esta mezcla de sentimientos al ir a por la estatuilla : “Hasta ese momento tenía una serenidad de monje budista, pero cuando escuché nuestros nombres sentí como un abismo, se me vino todo encima. Es una sensación impresionante, te viene un acelerón”.

objetivo conseguido Hijos de la Tierra representa un objetivo conseguido, ya que sus dos directores buscaban que el documental “ayudara a la gente a cambiar”, en palabras de Uriz. “Ha sido una manera de dar voz a los hijos de la Tierra, a los que yo llamó los apóstoles de la naturaleza por toda la sabiduría que existe ahí”, declaró.

O’Mill siente las mismas percepciones que su compañero: “Yo mismo revaloricé los valores, valga la redundancia, que quizá tenemos un poco perdidos, como la manera en la que interactuamos con la Tierra y con nuestra propia salud”.

la salud no debería ser un negocio

La medicina tradicional. Este cortometraje, que recibió en 2012 una subvención de la Dirección General de Cultura de 30.000 euros en concepto de ayudas a la producción y desarrollo de obras audiovisuales, narra el testimonio de personas vinculadas con la naturaleza que abren su corazón para transmitir la sabiduría que atesora la Madre Tierra. A lo largo del documental druidas de Inglaterra y chamanes de la Amazonia brasileña y de México “muestran su enorme conocimiento de la medicina tradicional y advierten que la salud de la Tierra y de los seres humanos no debiera ser un negocio”.