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Farruquito: “Un arte tan difícil como el flamenco solo se puede aprender siendo humilde”

Farrruquito y familia ofrecen este viernes un espectáculo en el Auditorio Baluarte a partir de las 21.30 horas

Farruquito: “Un arte tan difícil como el flamenco solo se puede aprender siendo humilde”Unai Beroiz

Pamplona - ¿En familia, toda sale y todo sabe mucho mejor pero también es necesario que sepan quién manda, en el buen sentido?

-Sabes qué pasa, que cada vez mando menos (risas). Creo que lo que manda siempre es el cariño con el que se hacen las cosas. Mi familia tiene claro que yo lo único que quiero es sacar lo mejor de ellos, como personas y como artistas. De esta forma, todos me escuchan cuando propongo ideas o detalles para mejorar y saben que lo hago desde el cariño; si lo hago con los músicos y con los artistas de mi compañía, mucho más con mi familia. Pero ellos también tienen cosas que decir y también todos escuchamos con el mismo cariño. Por eso digo que cada vez mando menos; quizá cuando todos eran más niños más que mandar recaía sobre mí las responsabilidad de decidir.

Además del respeto, ¿cuál es la principal premisa cuando uno se enfrenta a un espectáculo en el que se hace un repaso al legado familiar?

-Eso es lo más difícil, siempre. Lo más difícil es que la gente se dé cuenta de que yo cuando digo Farruquito y familia no significa que voy a montar un espectáculo en el que cuento tal cosa, no, simplemente cojo a mi familia para volver a bailar en el escenario, a vivir esos momentos de emoción y de verdad. La responsabilidad es profesional, pero nunca es personal, pero yo sé y ellos saben que a la hora de subirse a un escenario todos debemos ser profesionales pero sin dejar de ser una familia, eso es imposible de separar. Eso hace que vivas la responsabilidad de un modo más relajado.

Desde su estreno en 2001 en Nueva York, el espectáculo habrá cambiado, ¿de qué forma?

-Ahora hay gente que no está pero hay otros que no estaban y están. Antes estaba mi tía Pilar y ahora está su hija África, antes estaba mi madre y ahora ya no está. El Carpeta antes salía en el fin de fiesta porque era un niño y ahora es un hombre y baila, y a lo mejor el que sale en el fin de fiesta es mi niño, el Moreno. El espectáculo ha cambiado, pero eso es lo bonito, ver cómo después de tantos años hay una familia en el flamenco que se conserva sobre el escenario.

Repite en el Flamenco On Fire, pero lógicamente con un espectáculo muy diferente, ¿es necesario un festival como este en el norte?

-Por supuesto, el flamenco es necesario en cualquier rincón del mundo porque los mensajes que transmite son de hermandad, de familia, de recordar de dónde viene uno y no estar pendiente de dónde uno va a llegar individualmente, y qué es lo que los demás aportan en ti y qué es lo que uno puede aportar humildemente a los demás. Esos son los mensajes del flamenco.

¿Qué diría Farruquito que le falta, si es que le falta algo, al flamenco?

-Sí, siempre le falta algo de verdad, de compromiso... No de innovar como hoy en día se está innovando, que lo que hacen es mezclar con otras danzas. No, se trata de innovar desde dentro del flamenco. En el flamenco hay muchas cosas por descubrir. Eso que dice la gente que en el flamenco está todo inventado... pues yo pienso que no, en el flamenco hay muchas cosas por inventar, ya que lo que se te ocurre a ti, no se me ocurre a mí, por lo tanto ya es algo diferente. Pero si lo que se nos ocurre a los dos está dentro del lenguaje flamenco y se identifica con su historia... Falta afición, compromiso, falta mucha más programación, el tomar conciencia de que el flamenco es una música muy rica cultural, musical y rítmicamente que lleva por bandera España y va conquistando los corazones de las personas que tienen una buena experiencia con un buen espectáculo de flamenco en cualquier parte del mundo. El flamenco siempre ha sido embajador de su tierra, más que nada y más que nadie, hoy somos nosotros pero mañana serán otros, pero el flamenco siempre será el flamenco. Siempre hace falta mucha más dedicación y corazón en lo que se hace, no estar pendiente solo de cómo utilizamos el flamenco para nuestro beneficio propio sino cómo utilizamos nuestra persona para el beneficio del flamenco.

A la hora de crear, de imaginar, ¿hacia dónde viaja la mente de Farruquito o en qué se apoya para dar nuevo juego a un arte tan ancestral?

-Yo nunca me paro a pensar qué voy a hacer, nunca digo: ahora voy a montar un espectáculo en el que pase esto, no, todo lo contrario. Yo siento de una manera diferente según va pasando el tiempo, según las experiencias que uno va teniendo en la vida. Y, por ejemplo, si la Bienal de flamenco me dice que quieren contar conmigo y hacer un nuevo espectáculo; ahí es cuando yo digo, en este momento tengo un niño que va a cumplir cuatro años, que me ha aflorado los sentimientos de lo que podría sentir mi padre por mí... Todo el mundo conoce la influencia de mi madre y de Farruco, pero nadie conoce lo que hay en mí de la familia de mi padre, el Moreno. Y yo qué hago, pues contar lo que estoy viviendo, y entonces hago el baile Moreno, que es el nuevo espectáculo.

Miremos al futuro y dígame qué siente al ver sobre los escenarios a los más jóvenes de su familia, ¿qué valores tiene que no tenían las figuras consagradas y qué les falta, además de la experiencia?

-El Carpeta tiene ahora 19 años, cuando yo tenía su edad, no disponía de la información que él tiene ahora y no tenía ni la sabiduría ni la picardía, en el buen sentido, que puede tener él. Pero el Carpeta no ha tenido mis experiencias ni mis inicios con el maestro Farruco ni con los maestros de esa categoría que yo me he codeado de festival en festival. Creo que la juventud de hoy, de la edad de mi hermano, al que también meto en el saco, tiene muchísima información, tiene más facilidad, habilidad y unas cualidades que yo no las he tenido con esa edad. Pero es verdad que la afición, cómo se vivía antes el flamenco y la dedicación que teníamos entonces, no la tienen los jóvenes ahora. ¿Por qué? Porque igual lo tienen todo más fácil, igual que nosotros lo tuvimos más fácil que nuestros padres y abuelos. Es ley de vida, sí, pero no hay que olvidar que no se puede aprender a bailar flamenco viendo unos vídeos en YouTube, y a las cuatro actuaciones ya tenemos mánager y empezamos a actuar por todo el mundo y nos preocupamos más del corte de pelo o de la camisa que vamos a llevar sobre el escenario; y no nos acordamos de ir a buscar al maestro, de vivir con él, y con esto no me refiero a mí mismo, sino a los que tienen experiencia de verdad, porque en esto yo sigo siendo un recién nacido. Imagínate la generación que viene, todavía no tienen los ojos abiertos. Por lo tanto no podemos confundirnos y creernos que con cuatro festivales ya somos artistas y ya tenemos que empezar a subirnos el cuello de las camisas, en vez de subir el cuello de la camisa hay que bajar la cabeza porque es la única manera de la que se puede aprender un arte tan difícil, siendo humilde, siendo aficionado, teniendo dedicación y conexión con el artista de una manera cercana y no viendo cuatro vídeos en YouTube. Para mí el arte no tiene nada que ver con eso último.

-Recuerdo que me contaba una anécdota en la que Paco de Lucía le decía que Sabicas, ya fallecido, todavía le seguía enseñando porque tenía un filosofía muy clara y estaba muy seguro de todo lo que decía respecto a la guitarra. ¿Cuál es la filosofía de Farruquito?

-Mi filosofía es tener muy claro que el flamenco es un estilo de vida. El flamenco no es una profesión, aunque luego la profesionalidad que te lleva a hacer una profesión están dentro del flamenco. Pero ser flamenco no quiere decir ser un profesional. Yo conozco a muchos profesionales y a muchos flamencos que no son profesionales pero trato de identificar y distinguir a un flamenco simplemente por su forma de vida. Uno no puede ser bailaor flamenco solo cuando se viste y se pone las botas, uno es flamenco de sentimiento. Uno no se viste de hippie y vive los viernes en una caravana, uno es hippie o no lo es.

Decía Arcángel hace un par de días que el flamenco se tiene que normalizar, en el sentido de que cualquier persona se puede acercar al flamenco sin ser un entendido y sin que nadie le pida el carné de identidad de flamenco. ¿Esta es una de las batallas pendientes del flamenco?

-Sí, pero yo esa batalla la veo desde otro punto de vista. Estoy de acuerdo con mi compañero y amigo, pero cuando decimos que es una batalla pendiente el hecho de no pedir el carné a nadie, también hay que tener en cuenta que yo no soy nadie para juzgar si alguien es flamenco o no lo es, pero tampoco se puede ser falso y decir que todo el mundo vale. Y me explico. Hoy día, la gente se confunde, en el sentido de que por el hecho de llevar un tiempo aficionada al flamenco quiere que se respete esa opinión, pero yo voy más profundo. A ti te puede emocionar el flamenco de la misma forma que yo puedo ir a ver una película al cine y llorar, pero eso no quiere decir que yo entienda de cine. La gente cree que porque algo le ha gustado, es un flamenco que vale, no. Si usted profundiza a lo mejor le vuelve a gustar lo que está viendo o no, porque ahora tiene un criterio. La palabra criterio no se puede olvidar porque algo muy malo te puede emocionar si no tienes el criterio para decir qué estoy viendo. Si nunca he visto a un bailarín clásico, cualquiera me puede emocionar, pero un experto me puede decir que es de lo peor que ha visto. Que guste es una parte, pero que se sepa lo que se está viendo es otra muy importante que no hay que olvidar.