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Iván Giménez y Javier Etayo ‘Tasio’ trasladan ‘El corralito foral’ a viñetas

El cómic, que sale ahora en euskera y se publicará en castellano el año que viene, pretende llegar a más lectores, los más jóvenes entre ellos

Iván Giménez y Javier Etayo ‘Tasio’ trasladan ‘El corralito foral’ a viñetas

pamplona - En abril de 2015, veía la luz El corralito foral (Las tripas del navarrismo: un ecosistema al servicio del capital), del periodista pamplonés Iván Giménez. Año y medio después, ya suma seis ediciones. Todo un éxito del autor y de la editorial Pamiela que ahora inicia una segunda etapa en formato de cómic y en euskera. Korralito Forala, que en unos días estará en las librerías, ofrece una nueva lectura de la mano de una síntesis de los textos originales y de las viñetas de Javier Etayo Tasio.

Fue al dibujante de Sesma al que se le ocurrió la idea. “El año pasado me llevé El corralito foral de vacaciones y a medida que lo iba leyendo me iba poniendo de una mala leche...”, cuenta. “Siempre digo que este libro debería ser obligatorio en la escuela, pero me daba pena que el hecho de ser bastante grueso y con mucho texto dificultara que a la gente joven le entrara por los ojos, así que contacté con Iván y le sugerí que podíamos hacerlo en viñetas”. Aquella llamada fue, de algún modo, un reencuentro, ya que, poco tiempo atrás, había sido Giménez el que llamó a Tasio “para pedirle permiso para usar una de sus viñetas en el libro”. El periodista aceptó la propuesta con una sola condición, “que la primera edición fuera en euskera”. Y es que, inicialmente le hubiera gustado publicar el ensayo original en euskera, “pero el tono irreverente no me sale como en castellano”. Esta es una conclusión a la que ha llegado a medida que ha ido ofreciendo charlas “y la gente me preguntaba por qué no lo había escrito en euskera directamente”. Además, con esta nueva publicación, el periodista también quiere reivindicar el bilingüismo de una forma natural, sin encasillarse en un idioma o en otro. Lo que tiene claro, eso sí, es que Korralito Forala “ha sido un reto” y también “una oportunidad que me permite llegar a otro público”.

humor, ironía, sarcasmo Precisamente, ese es el afán de Tasio. “Todos creemos, y las personas jóvenes más aun, que la historia empieza cuando nacemos, que antes no hubo nada y que por debajo de donde pisamos tampoco hay nada, y esta es una buena manera de hacerles ver que existen cosas en nuestra tierra que son así por una razón y que hay personajes que las han manejado a su antojo durante años”, comenta. En su opinión, las mejores herramientas para contar un relato son el humor, la ironía y el sarcasmo. “Y si a eso le añades la viñeta, ya es el modo más directo de llegar a la gente”. En este caso, el tono empleado en el texto de Giménez ya iba en esa línea, así que el trabajo fue más sencillo, aunque también ha sido “un desafío” para el historietista. “Nunca había hecho algo así, normalmente escribo los guiones yo mismo, pero mi oficio está lleno de retos que te hacen crecer y disfrutar a la vez”.

8 píldoras por capítulo Otras de las barreras que ambos autores han tenido que superar para acometer el proyecto ha sido la de la distancia. Giménez vive en Pamplona y Tasio en Gernika, pero, como dice este último, “afortunadamente, el teléfono y el correo electrónico facilitan bastante las cosas”. “No hemos estado físicamente juntos muchas veces, pero sí en permanente contacto, y lo mismo con la editorial”, agrega.

En cuanto al método de trabajo, el cómic se divide en los mismos 18 capítulos que el libro, pero en versión breve, claro. “Lo difícil ha sido reducir cada capítulo a ocho mensajes o píldoras, que equivalen a otras tantas viñetas, y, a la vez, conseguir que cuando la gente lea el cómic entero se quede con la misma sensación de unidad, de coherencia en el relato y también de asunción de conceptos que con el texto original”. El autor sabe que libro y cómic son dos productos distintos, sin embargo, cree que a este nuevo formato han logrado darle “el mismo empaque por la cantidad de cosas que se cuentan, datos, episodios, reflexión...”

Cada capítulo tiene, pues, ocho textos y ocho viñetas con personajes de todo tipo. “La mayoría son gente anónima, de la calle, pero también hay caricaturas de algunos políticos”, apunta Tasio. Y subraya que los dos volúmenes “son complementarios”. “En Durango los veía como el padre y el hijo, agarradicos de la mano; al que tiene el libro le gustará leer el cómic y el que empiece por el cómic puede dar el salto al libro”, dice.

para todos los públicos Iván Giménez coincide en que las viñetas podrían servir de reclamo y que quienes deseen saber más de los acontecimientos que han sucedido en Navarra en el último siglo bajo el mismo esquema de poder quizá se animen a adentrarse en el libro. “Yo soy lector porque de pequeño leía un montón de tebeos y de ahí di el salto a los libros”. Además, no comparte eso que se dice de que cada vez leemos menos porque nos falta tiempo y que por eso hay que escribir textos cortos y llamativos. “Los días tienen 24 horas, como siempre, y cada uno decide en qué emplea su tiempo libre, yo lo hago en leer”. A todo esto hay que añadirle que con El corralito ha comprobado que, pese a tener 300 páginas y no ser una ficción, “si pones sobre la mesa un texto atractivo y divulgativo y consigues que se lea mucho, alguna teclas habrás tocado”. “Cuando a la gente le das cosas que le interesan, las lee, y esto se puede extrapolar a la prensa y a otros formatos”, afirma. Eso sí, advierte de que con esto no quiere decir que el cómic sea facilón. Nada de eso. “Los textos no son sencillos, ni siquiera las viñetas lo son, ya que tienen dobles sentidos, hay que tener el contexto y el contenido requiere su tiempo”, señala el periodista, que alaba el trabajo que ha realizado Tasio. “Aunque hace años que vive en Bizkaia, es de Sesma y sabe qué es el corralito; ha pescado con sus trazos característicos muchas cosas que estaban en el aire y que nadie había plasmado hasta ahora de esa manera”.

En cualquier caso, el público es soberano y juzgará. Korralito Forala estará en unos días en las librerías y escritor y dibujante coinciden en que tanto este libro como su antecesor “hablan de lo que no queremos para Navarra”.

“esta historia la escribí para mí”

Una demanda social latente. El corralito foral ha sido un éxito. Y eso que, según confiesa Iván Giménez, “lo escribí para mí y soy el que más he aprendido porque me ha servido para ordenar mis ideas políticas”. “Empecé a escribirlo con una tesis y acabé con otra, y eso es bueno, porque si acabas con la del principio, quiere decir que tus prejuicios se han impuesto”. Luego, que haya gustado tanto “ha sido una sorpresa muy grande” que demuestra que existía una demanda social latente. “Mucha gente me decía que tenía esas cosas en la cabeza, que había algo de eso en el aire”, y le alegra haber sabido detectarlo y ponerlo en negro sobre blanco.